Central eléctrica junto a aerogeneradores.

Central eléctrica junto a aerogeneradores. Lukasz Tucholski Istock

Historias Día Mundial de la Energía

Infraestructuras anticuadas o una tecnología prometedora: los retos y oportunidades de la transición energética

Tendencias en auge como la energía fotovoltaica, la biomasa o la trigeneración se enfrentan a barreras como una burocracia "lenta y compleja".

Más información: España se sitúa por primera vez por debajo de la media europea en avanzar en transición verde pese a la mejora de la economía

Publicada

"La obsolescencia de las infraestructuras energéticas es, sin duda, uno de los grandes retos que enfrenta esta transición". Así arranca Jon Macías, director comercial de Edison Next España, su conversación con ENCLAVE ODS. Y es que, pese a que nos encontramos en un momento de "creciente penetración de energías renovables", especialmente solar y eólica, de poco sirve si no va acompañado de una "modernización de las redes eléctricas". 

Aunque este, asegura, no es el único reto pendiente por afrontar. Señala, también, "la financiación y la rentabilidad de los proyectos de sostenibilidad", lo que hace que "muchas empresas aún enfrenten dificultades para afrontar las inversiones que esta transición requiere". Porque, añade, "la incertidumbre regulatoria y los cambios en los incentivos pueden frenar la adopción de soluciones sostenibles"

Además, Europa y, por supuesto, España, explica Macías, "siguen dependiendo en gran medida de la importación de materias primas y tecnologías clave para la transición, como baterías o módulos fotovoltaicos". Por ello, anima a que el foco cambie y se centre en "impulsar una industria propia de energías limpias y almacenamiento" con el objetivo de "reducir la vulnerabilidad del continente ante posibles crisis de suministro". 

Sin embargo, pese a los retos, en los últimos años la demanda de soluciones sostenibles ha experimentado, dice Macías, un "notable y constante incremento" impulsado, en gran parte, por la creciente conciencia ambiental, las políticas gubernamentales favorables y los avances tecnológicos. Algo que, asegura, se ve reflejado en "la adopción masiva de energías renovables y la implementación de medidas de eficiencia energética". 

En este camino hacia la mejora, destaca el sector industrial y el terciario como "los pioneros de la transición". Por un lado, el primero por, califica el director comercial de Edison Next España, "un afán por conseguir reducir su huella de carbono y optimizar sus costes operativos". Y el segundo, donde resalta el papel de los hoteles u hospitales, por su "instalación de sistemas de energía renovable". 

Pero si algo tiene claro Macías es que "debemos tomar medidas de electrificación de la demanda y no depender tanto de los combustibles fósiles tan volátiles y dar estabilidad de costes al sector". 

Camino a la transición

El autoconsumo está ganando peso en este proceso hacia lo sostenible, sin embargo, todavía debe superar ciertas barreras. La burocracia asociada a la tramitación de permisos y la conexión red sigue siendo "lenta y completa" y existen "limitaciones técnicas, como la capacidad de la red de absorber el excedente de energía generada". Y, como en tantas ocasiones, "la inversión inicial sigue siendo un obstáculo". 

Pese a las trabas, ha habido mejoras en la regulación. Ejemplo de ello, menciona Macías, es "el desarrollo del almacenamiento energético y el impulso de modelos como las comunidades energéticas o autoconsumidos compartidos". 

En este recorrido la eficiencia energética se ha convertido en un pilar fundamental a la hora de reducir el consumo y las emisiones. Porque, como dice el director comercial de Edison Next España, "la energía más barata es la que no se consume".

Herramientas como el Building Management Systems (BMS) permiten monitorizar y optimizar el uso energético en tiempo real, reduciendo el desperdicio y mejorando la eficiencia operativa. Y es que, gracias a que combina múltiples elementos —climatización, iluminación y ventilación— en una única plataforma, se facilita la automatización del proceso.

Dos personas realizando acciones de supervisión y reparación de un aerogenerador.

Dos personas realizando acciones de supervisión y reparación de un aerogenerador. Chai_pagchong Istock

Esto, explica Macías, permite "ajustes dinámicas según la ocupación del edificio, la temperatura exterior o la demanda energética en cada momento". Además, es capaz de detectar patrones de consumo, predecir necesidades energéticas y optimizar la operación de equipos, aumentando "aún más" la reducción en el gasto energético y las emisiones de CO₂. 

Otra ventaja, añade, es su contribución al mantenimiento predictivo, ya que "permite detectar fallos o ineficiencias en los equipos antes de que se conviertan en problemas mayores". Así, esta herramienta incentiva la descarbonización de edificios, industrias y ayuda a las empresas a cumplir con normativas "cada vez más exigentes" en materia de eficiencia energética". 

Compromiso 'verde'

El pasado 2024 el Gobierno impulsaba los Certificados de Ahorro Energético (CAEs) como acción en pro de la aceleración de las inversiones en sosteniblidad. Desde entonces, indica Jon Macías, ha habido "más de 1.2000 actuaciones de eficiencia energética", lo que se traduce en el consumo eléctrico mensual de la Comunidad de Madrid o el 1% de las emisiones industriales de CO₂. 

Se han convertido, asegura Macías, en "un incentivo económico directo". A la par, además, "facilitan la financiación de iniciativas", impulsando la descarbonización y el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones. En definitiva, están contribuyendo a la transformación del modelo energético de España, al conseguir un uso más responsable de los recursos. 

De nuevo, el sector industrial y el terciario son los principales beneficiarios de este sistema. Y es que, tras ver su alto consumo energético, ahora "son conscientes de sus amplias oportunidades de mejora en eficiencia". 

En el sector industrial, amplía Macías, están implementando medidas como "la modernización de procesos productivos o la recuperación de calor residual". Esto no solo está reduciendo sus costes operativos, sino que también está disminuyendo su consumo y, por tanto, minimizando sus emisiones de CO₂

Al mismo tiempo, soluciones renovables y de alta eficiencia experimentan una rápida evolución. La fotovoltaica incrementa el "aprovechamiento de la energía solar"; la biomasa se consolida como "una alternativa sostenible en la generación de calor y electricidad"; mientras que la trigeneración está permitiendo una "mayor eficiencia y un uso más flexible de la tecnología". 

De cara a los próximos años, Macías destaca el papel del autoconsumo renovable, la electrificación de la demanda, la aplicación de tecnologías como la captura y reutilización del carbono o el desarrollo de las smart cities. Todo ello, dice, con el propósito de mejorar la eficiencia. 

Sector protagonista

Los edificios, de acuerdo con el Parlamento Europeo, son responsables de aproximadamente el 40% del consumo eléctrico y el 36% de las emisiones de CO₂ en Europa. Y es que hablar de eficiencia cuando nos referimos al sector de la construcción es fundamental, ya que puede ser capaz de minimizar el uso de la electricidad, del gas y de otros recursos, reduciendo los costes operativos y el impacto ambiental. 

Avanzar en línea con este objetivo, explica Javier Martínez, vicepresidente ejecutivo del Grupo Lumon, ayuda a reducir la huella de carbono. Esto, dice, es posible gracias a la creación de edificios sostenibles, es decir, con mejor aislamiento, iluminación eficiente y sistemas de climatización optimizados. Así, se logra mantener temperaturas más estables, reducir los ruidos externos y mejorar la calidad del aire. 

Constructoras y empresas del sector, asegura Martínez, están respondiendo adecuadamente, "invirtiendo en materiales eficientes, tecnologías de aislamiento avanzado y certificaciones". Sin embargo, los obstáculos también existen en este contexto. Se trata de un proceso que requiere de una "inversión inicial alta", aunque a largo plazo se traduce en "ahorro energético". 

Motivo por el que destaca la importancia de la colaboración público-privada: "Solo así lograremos una construcción verdaderamente sostenible y alineada con los objetivos climáticos de la UE". Porque, añade, "la transición puede ser más rápida si el valor que aportan estas soluciones es mayor que el coste"

Hogar sostenible

Desde Lumon, empresa de acristalamiento a nivel mundial, entienden por edificio sostenible "aquel que minimiza su impacto ambiental a lo largo de todo su ciclo de vida". Esto, dicen, implica desde el diseño y la construcción hasta su uso y eventual reciclaje, porque "no se trata solo de reducir el consumo energético, sino de crear espacios eficientes, confortables y saludables para las personas". 

Para la compañía, explica Martínez, un edificio sostenible debe cumplir tres pilares fundamentales. Por un lado, ser eficientes a nivel energético, es decir, consumir la menor cantidad de energía posible. Esto, dice, podría conseguirse aplicando soluciones como aislamientos térmicos de alta calidad, sistemas de climatización eficientes o energías renovables. 

Placas fotovoltaicas sobre el tejado de una vivienda.

Placas fotovoltaicas sobre el tejado de una vivienda. Farifo Istock

Pero la sostenibilidad no es solo energía, sino que también está basada en los materiales utilizados en la construcción. De ahí que desde Lumon apuesten por el vidrio y el aluminio, dos elementos reciclables y duraderos. Por otro lado, consideran vital el bienestar de los habitantes, lo que se consigue a través del acceso a la luz natural, la reducción del ruido exterior y la calidad del aire interior. 

En este contexto, medidas como el acristalamiento, señala Martínez, "permite disminuir el uso de calefacción y, por tanto, reducir el consumo energético y las facturas" en las temporadas de frío. En los meses más calurosos, añade, "ayuda a bloquear el exceso de radiación solar, evitando que los hogares se recalienten y reduciendo la necesidad de aire acondicionado". 

Al mismo tiempo, los espacios acristalados permiten maximizar la entrada de luz natural, lo que reduce la necesidad de iluminación artificial durante el día y, en consecuencia, el consumo eléctrico. Aplicar este tipo de soluciones, asegura Martínez, puede disminuir el consumo de calefacción entre un 2% y un 20%, lo que se traduce en un ahorro medio de 300 kWh y hasta el 10-15% de la energía de una vivienda.

Como esta, son muchas otras las medidas que se pueden aplicar gracias a la tecnología. Ejemplo de ello son los sensores de temperatura y luz, que ajustan automáticamente la calefacción, la refrigeración y la iluminación.