Castilla-La Mancha es un "objetivo preferente" del PP. Desde que Alberto Núñez Feijóo se puso al frente de los 'populares', tanto él como su equipo se han tomado la región como una de las prioridades para recuperar poder regional y allanar su camino a la Moncloa. Para lograr esta meta, Fernando Garea explica en EL ESPAÑOL que la dirección nacional del PP ha puesto en marcha un plan de big data similar al que les llevó a la mayoría absoluta en Andalucía y con el que pretenden reconquistar Castilla-La Mancha y al menos dos comunidades más (Extremadura y Comunidad Valenciana) en las próximas elecciones autonómicas. El fin último sería llegar a los 150 escaños en el Congreso de los Diputados en los siguientes comicios nacionales y poder gobernar con cierto margen pese a no llegar a la mayoría absoluta.

Para materializar estos objetivos, el PP tiene una estrategia clara. Por una parte, consideran vital hacerse con el voto del centro político. Hasta hace poco, este espacio era el caladero de votos de Ciudadanos, pero los últimos comicios en Madrid, Castilla y León, y Andalucía han demostrado que el declive del partido naranja se ha traducido en un trasvase de votos hacia los populares. Señalándose como principal fuerza centrista y apelando al voto útil frente a la radicalización del PSOE de Sánchez, también buscan atraer a votantes socialistas desencantados con la gestión del presidente del Gobierno. Del otro lado, del espacio de la derecha, aspiran a pescar en el río revuelto de Vox, debilitado por las elecciones andaluzas y la salida de Macarena Olona.

Siguiendo este guion, en Castilla-La Mancha los números cuadrarían para el PP para hacerse de nuevo con la Presidencia de la Junta de Comunidades. En las generales de 2019, el PSOE superó a los populares en cinco puntos, pero la suma de PP, Ciudadanos y Vox alcanzó el 53 % de los votos. Mientras, en las autonómicas al PSOE le bastó con un 44,1 % de los votos para obtener la mayoría absoluta, mientras que la suma de los tres partidos de centro-derecha llegó al 47 %.

No obstante, siempre es complicado extrapolar resultados autonómicos al tablero nacional y viceversa... y en Castilla-La Mancha más. Aquí, el planteamiento de ocupar el centro político sería más difícil para los populares, que tendrían que luchar contra la figura de Emiliano García-Page, un político que sabe moverse muy bien en este espacio y que en los últimos tiempos se ha labrado una marca personal diferenciada de Pedro Sánchez y de su PSOE. No en vano, no ha rehuído la confrontación cuando ha tenido que llevar la contraria al presidente nacional y a sus políticas.