Con este calor, sin árboles en los que refugiarse en estas ciudades hipercementadas en las que vivimos y con tanta gente bramando eso de "¡cómo está el país!", y otras tantas gentes respondiendo "¿cómo está el país?", a mí lo que me apetece ya es un poquito de salseo.

Y salseos les contaré, pero tendrán que esperar una semana más a ver qué rasco. Les adelanto dos cositas que me han llamado la atención. La concejalía de Festejos de Toledo ha fichado a un zamorano para que cuente de forma desenfadada el Corpus. Oye, para que luego digan que los de Toledo somos cerrados, bordes y no queremos hablar con nadie.

Pues ahí lo tienen, uno de Zamora, Castilla pura, elegido para expandir la tradición de rancio abolengo de Toledo, también Castilla pura. Lo del tono "desenfadado" es lo que no tengo muy claro, porque el concepto de desenfadado es difuso. Veremos.

El otro salseo de la semana no se lo voy a contar, porque... tal y como apareció, desapareció. Sin embargo, les doy un consejo. Cuidado con las redes; a veces se nos calienta la cabeza o se nos suelta el dedo y "retuiteamos" cosas que pensamos, o no, pero que no podemos decir.

La protagonista de este "no salseo", si me lee, me entiende. Y ustedes quédense con el consejo: cuidado con los 'me gusta', los likes, los retuits o los "releches", que se pueden meter en algún que otro lío.

Y hablando de redes, tecnología, trámites online... Lo que no puede ser, de ninguna manera, es que hacer los trámites de manera digital en vez de facilitarnos la vida nos la complique. Esto está pasando. Es más difícil que nunca pedir una beca, hacer una matrícula universitaria, solicitar un campamento para tu hijo, cancelar un seguro, solicitar información a tu banco, mandar un currículum a ciertas empresas. Es como un maratón lleno de obstáculos por todos lados, algunos medio salvables, otros totalmente imposibles y sin nadie que te ayude a sortearlos. Cero atención personal.

Se equivocan si creen que esto solo afecta a las personas más mayores, que evidentemente son las principales perjudicadas, pero no las únicas. Gente muy joven se topa todos los días con decenas de problemas porque entre lo mal que funcionan algunas plataformas, lo poco intuitivos que son los sistemas, los miles de problemas para cuadrar una contraseña -que si números, mayúsculas, signos- y los miles de inconvenientes que te encuentras por el camino...

Lo comentaba el otro día con unos amigos. Con lo fácil que era todo cuando sólo tenías que ir a una administración y sellar el documento. Que sí, que sí. Que la tecnología te ahorra desplazamientos, pero hasta que pantalla a pantalla llegas a destino el nivel de estrés que te genera es, al menos para mí, peor que cualquier viaje. Me llamo Ángeles y estos son mis demonios.