El diario El Mundo ha publicado los whatsapps que Pedro Sánchez se intercambiaba con Ábalos en pandemia, no sabemos si desde el Parador de Teruel u otro sitio. Son unos mensajes cortos, sencillos, atrabiliarios, que reflejan cabalito el carácter de nuestro presidente. Ábalos se presenta como rompeolas de su ira, genio y mal carácter, probablemente entre Koldo, Jessica y alguna que otra comisión. Sánchez muerde el móvil y en sus diatribas se adivina la bilis que baja por el cuerpo cada vez que alguien no le dice lo guapo y bonito que es. Por eso ha puesto a Belén Esteban y María Patiño en la tele, no tanto para que lo exalten sino para que al menos no lo derruyan. Con Page y Lambán no podía y entraba en erupción. Se ha cargado ya al aragonés, pero con el nuestro no puede. Que no me compre ahora nadie la tesis o teoría de que todo está pactado entre Page y Sánchez dentro del Psoe. La animadversión viaja en móvil y las vísceras de Pedro se descomponen cuando Emiliano habla.
A Page le seguimos hace mucho y uno intuye ciertas cosas. Como dice un buen colega, algunos ya estamos en Quinto de Emiliano. Recuerdo cierta ocasión en que le pregunté por la repercusión de alguna de sus palabras críticas contra el Gobierno. Y me contestó con el silencio. "Nadie me dijo nada, no sonó el móvil…". Y así se ha ido construyendo la leyenda del verdadero resistente, el de un político que calla a los que hablan cuando abre la boca. El silencio es la respuesta más bella que puede obtenerse cuando se dice la verdad. Porque la mentira y el bulo ya circulan por otras terminales con tu nombre. Sánchez habla de "entrevista vomitiva de Page en La Razón"… Cena mal nuestro presidente y no le sientan bien ciertas digestiones. Como el "petardo de Vara", al que fundió y quemó como si de una hoguera valenciana se tratase. O el propio Puig… Han ido cayendo uno a uno, con una cadencia extrema… Y ya todo es Sánchez, salvo Page. Tiene para escribir un libro, aunque ahora se lo pasa bien yendo por el mundo a contar Castilla-La Mancha, como hizo la semana pasada en Japón. Los mensajes de Sánchez revelan que estamos ante un tipo rencoroso, que prima la adhesión y lealtad inquebrantables por encima del bien y la razón. No sé cómo seduce a la mitad de izquierdas de este país. Si yo tuviera un amigo así, me iría a vivir fuera o lo pasaportaría al Perú, a la diócesis del nuevo Papa. "O polarizamos o estamos muertos"… La eterna guerra civil de la izquierda de la que luego se hace víctima.
Los mensajes de Sánchez, en fin, nos cuentan que España se cubaniza a lo Fidel en adhesiones y delaciones, así como en trenes rotos o apagones inmensos como estanterías vacías. Jamás pensé ver mi país como está y la deriva que lleva… Pero esto es un poco culpa de todos. A Sánchez lo echaron de su partido y volvió con la masa… Que no lo olvide España, tanto que se habla de memoria. Los whatsapp del presidente revelan lo que hoy tenemos en Moncloa. Un hombre pendiente de sí mismo como Calígula de su caballo. Los oscuros recovecos de su mente desvelan que la hiedra no dejó resquicio alguno para la luz.