Mohamed Salah se duele durante un partido del Liverpool

Mohamed Salah se duele durante un partido del Liverpool Reuters

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Salah y su obsesión con el Real Madrid: el ídolo de África, el salvador de Nagrig y el azote de Israel

El delantero del Liverpool, que no ha superado lo sucedido en la final de la Champions en Kiev, esconde detrás de su figura una curiosa historia. 

28 mayo, 2022 02:29

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El sábado 28 de mayo a las 21:00 horas de la noche rodará el balón en el Stade France de París. En ese momento, Real Madrid y Liverpool comenzarán una increíble batalla por la conquista de la Champions, el título más preciado del mundo a nivel de clubes. Una pelea que promete ser una contienda épica, histórica y espectacular entre dos de los colosos más importantes de Europa. Sobre ese césped habrá 19 trofeos de la Liga de Campeones y dos magnánimas plantillas que rivalizarán por ver quién se queda la vigésima. 

Será un partido con protagonismo para los porteros sin duda alguna. Courtois y Alisson tendrán su momento para intervenir y ser decisivos. También será de entrenadores, ya que Carlo Ancelotti y Jürgen Klopp buscarán en la pizarra el plan perfecto. Y también de estrellas. Karim Benzema quiere encargar el Balón de Oro con La Decimocuarta y Mohamed Salah intentará impedirlo. 

El goleador del Liverpool será uno de los grandes atractivos del partido. No solo por su talento y por su facilidad para perforar la debilidad de los rivales, sino también por ser uno de los personajes más peculiares que estarán en el terreno de juego. Así se ha encargado él de dejarlo claro después de llevar varias semanas de acoso y derribo contra el Real Madrid. 

El nuevo ídolo de África no puede ni ver a los blancos. Tiene clavada la final de la Champions de Kiev del año 2018 y espera en París poder tener su vendetta particular. A pesar de que ganó en Madrid precisamente su primera Champions contra el Tottenham, no parará hasta consumar su plan de venganza contra el conjunto madridista. 

Mohamed Salah se retira lesionado de la final de la FA Cup contra el Chelsea

Mohamed Salah se retira lesionado de la final de la FA Cup contra el Chelsea Reuters

La obsesión de Salah

¿Ha hablado Mohamed Salah de algo que no sea el Real Madrid en los últimos días? Seguramente no. El delantero egipcio del Liverpool está obsesionado con el conjunto madridista. Vive, duerme y sueña con el equipo blanco. Come, piensa y descansa con los madridistas en mente. No tiene otra cosa en la cabeza que ganarles en la final de París. De hecho, más que la final del Liverpool, parece la suya únicamente. Y eso puede ir en contra de sus propios intereses. 

Su fijación con el rey de Europa viene desde la final de Kiev del año 2018. Aquel partido se quedó grabado para siempre en su memoria, en su corazón y, sobre todo, en su orgullo. Salah se tuvo que retirar en el minuto 25 de aquel encuentro por lesión. Tras una acción con Sergio Ramos, el delantero egipcio se hacía daño en el hombro por culpa de una mala caída propiciada por el forcejeo con el camero. Aunque lo intento, 'Mo' no pudo resistir el dolor y los médicos del Liverpool le obligaron a abandonar el terreno de juego. 

Tuvo que ver desde fuera como su equipo sucumbía gracias al doblete de Gareth Bale. Perder aquella final sin tan siquiera lucharla es algo que Salah no ha podido superar todavía. Siempre ha hablado de aquel partido y de aquella acción con inquina y odio. Sin embargo, desde que se supo que el Real Madrid sería el rival del Liverpool en la gran final, Salah se convirtió en uno de los grandes protagonistas por esa sed de venganza. 

Desde el mismo césped del Estadio de La Cerámica, después de eliminar al Villarreal, ya lanzaba su preferencia por medirse al Real Madrid para poder consumar su vendetta. Desde entonces ha estado repitiendo la misma canción sin parar. Una y otra vez. Y más que una venganza, ha terminado siendo una obsesión. 

En plena disputa de la Premier League, Salah no ha podido ser de gran ayuda para su Liverpool porque ha sufrido problemas musculares que han mermado y mucho su rendimiento. Ha jugado esta temporada 17 partidos más que Benzema, por ejemplo. A pesar de que estaban en una dura lucha contra el Manchester City, Salah sabía que no podía forzar si quería estar contra el Real Madrid. Dio el susto en la final de la FA Cup contra el Chelsea, pero finalmente ha llegado a tiempo. Y en solo unas horas saltará al terreno de juego para intentar consumar esa ansiada venganza que ha derivado en profunda obsesión. 

Mohamed Salah, en rueda de prensa de la Champions League

Mohamed Salah, en rueda de prensa de la Champions League Reuters

El nuevo ídolo de África

Quizás, esa fijación extrema que tiene con el Real Madrid y con volver a ganar la Champions le hacen excederse en sus funciones sobre el terreno de juego. Extralimitarse, querer hacerlo todo. Y eso puede convertirse en un perjuicio para los suyos. Pero lo cierto es que Salah está acostumbrado a ser siempre el centro de atención, el ídolo de masas, el icono más idolatrado. 

Así es como se siente ahora en Liverpool y así es como lleva siendo en Egipto, en casi toda África y en la comunidad musulmana durante los últimos años. De hecho, en Saint Denis, la zona de París en la que se encuentra el Stade de France, tendrá una legión de seguidores debido a que la mayoría de su población es árabe. Y Salah es su gran referente. 

El egipcio tiene la posibilidad de sumar su segunda Champions y recortar así diferencias con el jugador africano que más títulos ha ganado en la historia, Samuel Eto'o, que sumó cuatro conquistas. El mítico delantero de equipos como Real Madrid, Mallorca, FC Barcelona, Chelsea o Inter de Milán entre otros muchos fue durante años una auténtica referencia para todo el continente. Su mejor jugador. El más exitoso y el más mediático. Una figura que incluso pudo superar a otras como George Weah y que se compara también con otros grandes goleadores como Didier Drogba

Sin embargo, ahora esa referencia la marca un jugador que no es de raza negra y que tiene el Islam en el centro de su vida. Se trata de un Mohamed Salah que, desde Egipto, se ha convertido en la referencia del continente. Él y su compañero Sadio Mané, senegalés, se han convertido en las grandes estrellas que promocionan y llevan a África por todo el mundo. A sus 29 años, hacerse con este segundo entorchado sería muy importante para él porque además podría abrirle también las puertas del Balón de Oro, algo que lleva rondando varios años tras estar entre los jugadores más desequilibrantes del mundo. De ganarlo, igualaría el registro del liberiano Weah como único jugador africano en ganar este prestigioso galardón. 

Mohamed Salah, en un partido del Liverpool de la temporada 2021/2022

Mohamed Salah, en un partido del Liverpool de la temporada 2021/2022 Peter Byrne / PA Wire / dpa

De Nagrig a Israel

Además de por su carrera como futbolista, Mohamed Salah se ha convertido en una institución en Egipto y en toda África por su vocación de servicio público y por su gusto por ayudar a sus compatriotas en todas sus necesidades. La estrella del Liverpool se ha convertido en un personaje que trasciende lo deportivo. Es un icono de masas, un símbolo y un referente social para todos. 

Salah comenzó sus primeros pasos en Egipto y tras destacar voló hasta Europa, concretamente hasta Suiza. En el Basilea se empezó a hacer un nombre y a recibir la atención de los grandes. Después vinieron sus pasos por el Chelsea, la Fiorentina, la Roma y ahora el Liverpool, donde ha alcanzado la cima de su carrera. Del Mokawloon El-Arab Sporting Club a ganar la Champions y estar ahora en la pelea por una segunda en París, pero convertido ya en un ídolo mundial. 

Sin embargo, los éxitos de Salah fuera del terreno de juego son todavía mayores que los que consigue dentro. Está considerado como un filántropo empedernido por todas las acciones de ayuda social que ha promovido en su tierra. En Nagrig, su tierra, está considerado como un verdadero héroe. 

'Mo' nació en el seno de una familia modesta de clase media en la que sus padres eran funcionaron del gobierno de Egipto. Sin embargo, también tenían que recurrir a la venta una preciada flor blanca conocida como jasmine para intentar sacar algo más de dinero. Ahora que Salah lo tiene todo y que su vida es muy diferente a cuando daba patadas a un balón viejo en las afueras de su barrio, sigue queriendo compartir lo que tiene con sus vecinos. Por eso, sus historias de filantropía son interminables. 

Desde comprar la primera ambulancia que llegaba hasta su región para el traslado de enfermos hasta costosos equipos médicos. Ahora está financiando la construcción de un centro juvenil, una escuela para niñas y un centro médico mientras lleva a cabo diferentes trabajos con su fundación, la cual se sustenta gracias a las ganancias deportivas que tiene el futbolista. 

Una de sus historias más celebres fue cuando recibió una bonificación económica por parte de Mamdouh Abbas, expresidente del Zamalek, un club de El Cairo, por su contribución a la clasificación de Egipto para el Mundial de Rusia 2018. En lugar de coger dicho dinero, Salah le pidió a Abbas redirigir su bonificación para comprar suministros médicos para su ciudad natal.

Salah jugando con un niño sin piernas en un acto de la Fundación de la UEFA

Salah jugando con un niño sin piernas en un acto de la Fundación de la UEFA

Egipto consiguió aquella clasificación después de que Salah anotara un penalti decisivo contra el Congo. Aquel día, la casa de sus padres fue asaltada por un ladrón que poco después fue capturado. Como símbolo de perdón, Salah quiso ayudar económicamente al propio ladrón para que superara su bache y no tuviera que cometer más delitos. 

Sin embargo, no todas las historias que ha protagonizado Salah han estado relacionadas con la paz. En el lado contrario a la filantropía, se encuentra en su balanza su relación con el pueblo de Israel. Su rechazo a esta región es público y en una ocasión incluso protagonizó una escena desagradable.

En un partido entre el Maccabi Tel Aviv y el Basilea de Champions, tanto Salah como su compañero Mohamed Elneny declararon que no viajarían a Israel, pues sentían que sellar su pasaporte en el aeropuerto Ben Gurion era como dar legitimidad al estado israelí. Finalmente sí terminaron viajando, pero se negó a saludar a los jugadores rivales. En la vuelta, además de vetar a la prensa israelí, también rechazó saludar con un apretón de manos a sus rivales y lo hizo solo ofreciéndoles el puño, cuando al colectivo arbitral sí les había saludado de manera normal. Esas son las diferentes caras de Mohamed Salah, quien ahora intentará dar un paso más en su historia saciando su sed de venganza contra el Real Madrid en la final de París. 

[Más información: La reválida de Courtois en París: de víctima en Lisboa a ser el mejor portero del mundo en el Real Madrid]