La España de la superstición y las castañetas, la España del oscurantismo y la pandereta, la España de la leyenda negra y la sombría Inquisición, se han ido diluyendo gracias al turismo y la globalización. Las redes sociales y más de 70 millones de visitantes cada año han fracturado viejas imágenes tendenciosas o sectarias para consolidar la verdadera España del siglo XXI, liberal, abierta, acogedora, volcada en el mundo de la cultura.

José Varela Ortega, Fernando Lafuente y Andrea Donofrío han tenido el acierto de poner en marcha un libro coral sobre la imagen de España, ayer y hoy. Una veintena de escritores discurren desde su especialidad sobre la mirada del otro, sobre cómo han visto y cómo ven los extranjeros a España.

De especial interés el ensayo de José Pazó: La imagen de España en China y Japón. El autor subraya la relación de españoles y portugueses con el inaccesible Japón durante el período de 1543 a 1633. Los nipones nos llamaban los nanban, que significa “los bárbaros del sur”. Desde la española Manila y el lusitano Macao (que fue 80 años español) la presencia ibérica se hizo permanente en Extremo Oriente, a pesar de la dispersión de culturas e ideas. En la primera cita que en Japón se hace del nombre cimero de la literatura española, explica Pazó, se dice que Don Quixot “es una novela obra del escritor francés Cervantes”.

Excelente también el trabajo de María de los Santos García-Felguera sobre la pintura y la imagen de España en Europa. Nadie duda que las obras maestras de la pintura española se emparejan en calidad con las italianas y flamencas.

José Luis García Delgado se instala en la actualidad y ofrece al lector una lección magistral sobre el triángulo virtuoso para la economía en democracia: apertura, estabilidad y negociación. No se puede condensar de forma más certera la realidad actual de la economía española en Europa y en el mundo. “Estamos -escribe el autor- ante un nuevo tiempo político en el que la cultura de pactos y de cooperación política va a ser asignatura obligatoria, no optativa”.

Churchill es el gran primer ministro británico del siglo XX; Disraeli, del siglo XIX. José Varela Ortega, que contribuye al libro La mirada del otro con dos sagaces ensayos, se refiere al viaje que en 1830 realizó el premier a España, esa “España maravillosa llena de Murillos”, que le devolvió el entusiasmo y la alegría de vivir. “¡Mire lo que es un gran artista -le insistía el futuro premier británico a un amigo- Murillo, Murillo, Murillo”.

Varela Ortega no se queda, por supuesto, en la anécdota. Respaldado por un formidable equipaje cultural de documentación, analiza hasta el fondo la imagen de España en los principales países del mundo. Los testimonios de Voltaire, de Blanco White, de Gautier y de tantos otros sobre el hechizo de España se multiplican porque los robos napoleónicos contribuyeron a difundir la calidad del arte español. Se quebraba así el estereotipo con que se emborronaba a nuestra nación en los siglos XVI y XVII. Para Varela Ortega, si Grecia representa la cultura clásica; Italia, la del Renacimiento; Francia, la de la Ilustración; Inglaterra, la del optimismo científico industrial; y Estados Unidos, la de las masas, España “forma parte de esa nómina restringida”, alzándose con la representación del Barroco.

José Varela Ortega demuestra un conocimiento tan profundo y plural de la imagen de nuestra nación en el mundo que debería escribir un libro sobre cuestión tan sugerente, aunque tuviera que marginar algunas de sus actividades y responsabilidades actuales. Sería su gran obra.

Estamos, en fin, ante un libro fundamental para entender la imagen de España en el mundo, ayer y hoy. Se incluyen una docena de ensayos excelentes, cinco o seis pasables y algunos menores. En su conjunto, sin embargo, la aportación de La mirada del otro es sobresaliente y no perderá el tiempo el lector que se adentre en las 400 páginas de este libro singular.