"Ya no tenemos ni media hora para actuar. Sólo hay páramo" se lee en uno de los poemas de este tercer libro de poesía de David Mayor (Zaragoza, 1972) y, dado que el título es "Nacionalidad", queda clara una visión poco optimista, que prolonga el "me hago extranjero / hasta de lo que no soy" que se declaraba ya en su primer libro, En otra parte (2005): sujeto sin tiempo ni espacio. Una misma tonalidad empaña la consideración que del lenguaje tiene el poeta: "no olvides que/las palabras […] Demasiado usadas/pierden siempre exactitud". Pese a todo, pese al deterioro de la herramienta, aquí están estos nuevos poemas que vienen a corroborar la intensidad de la palabra de Mayor, una intensidad que en buena parte se funda en el uso de la elipsis que desemboca en la insinuación más que en la dicción explícita. La ley, entonces, es la de limitarse a decir lo esencial.

Abundan en este libro las alusiones al escribir o a lecturas -en ocasión al servicio de la crítica: "Casi nadie se atreve a escribir/más que agudas apostillas / o eruditos comentarios"-o se transcribe lo que alguien dijo. En la palabra de otro tiene lugar la búsqueda que es en definitiva la de uno mismo. Así, queda expuesta la duda sobre la verdad, como "ese fantasma/ que es aventura vieja, una lejana/ suma de historias", una verdad que es uno de los límites de la escritura; el otro, el error: en el cauce que marcan fluye el poema. "Mi trabajo es la aproximación" declarado en el poema inicial, establece uno de los principios de esta poética. Otro: que hay realidad detrás de la apariencia, realidad de la que estos poemas algo nos desvelan.