Alejandro Palomas. Foto: Montse Álvarez

Con varias novelas publicadas, Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) se da a conocer ahora como poeta con un libro que reclama toda la atención. Se trata de un todo unitario, dividido en poemas, en el que se da cuenta de una trayectoria de vida, de un discurrir en busca de conocimiento, de la explicación de la existencia.

Desde las confusiones de joven que pretende "descifrar / la urdimbre que entreteje / de razones lo real entre el ruido y la vida", el personaje de quien se habla avanza de confusión en confusión hasta acceder a las creencias, con las que ya maduro pasó a la etapa del conflicto, apareciendo entonces todo doble, ofreciéndose a la elección de lo uno o lo otro. Entre manzana y serpiente, en reconstrucción del pasaje bíblico y que habla de la imposibilidad de un Paraíso, se presenta la cuestión del amor, el personaje emprende ese camino, lo vive, lo estudia y el resultado no será esperanzador: "el anciano encontró / un silencio nuevo".

Ante una nueva aparición de la serpiente el personaje declarará "Quiero saber", a lo que ella le dictará un decálogo de verdades en el que desvela todos los errores de la búsqueda del sentido, todo locura, un juego, donde se gana, donde se pierde, como se dice en la cita de Jeanette Winterson que precede al libro. En su indagación el joven-maduro-viejo ha perdido, distraído en lo que no es esencial, en una partida en la que no se vuelven a repartir cartas.

Así, este libro es toda una reflexión sobre un vivir en el que, entretenido en comprender, por un equívoco radical, se ha renunciado a la vida. Con un lenguaje y una estructura muy personales, Alejandro Palomas se presenta entre los poetas como una voz propia. Y eso es mucho.