Sirvan las primeras líneas para celebrar el nacimiento de un nuevo sello. Baladí -el empeño de Nacho Lastra y David Vicente- se da a conocer con dos colecciones de narrativa: la primera centrada en autores españoles y la otra, "Cruzando el charco", en latinoamericanos cuya obra merece amplia difusión. En esa línea, la elección de esta novela de Andrea Jeftanovic (Santiago de Chile, 1970) no podía ser más acertada tarjeta de presentación.

Esta primera novela nos descubre a una sólida narradora y nos adentra en una desolada historia de reconstrucción de la memoria. Un asunto universal, que se vuelve aquí crítica reflexión sobre cómo los grandes acontecimientos afectan a las diminutas vidas de los anónimos ciudadanos. Tamara, la protagonista y narradora, se enfrenta a los fantasmas de un pasado muy presente. La guerra que sufrió su padre -emigrante de la ex Yugoslavia-, una tortuosa vida familiar, los escenarios perdidos, los hermanos alejados o -lo más terrible- el emocionante personaje de la madre, que a raíz de sufrir una enfermedad pierde la parte de la memoria que incluye a su hija. Lo que no se retiene se olvida. Lo que se olvida, no nos libera. Eso parece decirnos Jeftanovic en esta estupenda novela que, por suerte, también podremos disfrutar los lectores de esta otra orilla.