Gumersindo de Azcárate

A caballo entre los siglos XIX y XX, la vida de Gumersindo de Azcárate y Menéndez (1840-1917) merece el homenaje que este hermoso libro le rinde. Nacido en León, su llegada a Madrid para estudiar leyes se produce en 1858. Ya en su juventud creyó que los males de España se curaban a base de educación. De ahí su vinculación a la Institución Libre de Enseñanza (ILE), un loable proyecto destinado a modernizar la calidad de la enseñanza de arriba a abajo.

Tanto él como sus jóvenes amigos krausistas viven la revolución de 1868 y la Constitución de 1869 con esperanza. En 1873 gana por oposición la cátedra de legislación comparada de la Universidad Central. Son años brillantes para el krausismo de los Sanz del Río, Fernando de Castro, Salmerón, Giner de los Ríos o el mismo Azcárate. En el marco de la Restauración monárquica en la figura de Alfonso XII, el ministro de instrucción pública, el marqués de Orovio, exigió que la libertad de cátedra se ajustase a los límites de la monarquía y la religión católica. La rebelión universitaria, liderada por el núcleo krausista, no se hizo esperar. En consecuencia, Salmerón, Giner y Azcárate fueron detenidos y confinados varios meses en Lugo, Cádiz y Cáceres.

En 1875 comienza a escribirse Minuta de un testamento y un año mas tarde pone el punto final mientras sigue prestando atención pública a los problemas de la vida política española. Republicano liberal, fue el alma de la Comisión de Reformas Sociales y, desde 1903, presidió el Instituto de Reformas Sociales. En los últimos años de su vida minimiza sus escrúpulos formales respecto de la monarquía -ingresa en el partido reformista de Melquíades Álvarez- y Alfonso XIII se lo gana con su proverbial simpatía.

Aunque publicada con pseudónimo, pronto se supo la autoría de Minuta de un testamento. Azcárate monta el texto, profundamente autobiográfico, sobre la ficción de un médico padre de familia que, cercano a la muerte, deja un testamento dirigido a la esposa y a los tres hijos. En los catorce apartados que componen esta obra se desenvuelve una autobiografía ficcionada que discute los problemas de la España de entonces. Problemas que en buena medida hoy siguen vigentes y añaden valor a este volumen.

Aunque estamos ante un texto cuya principal preocupación va dirigida a la llamada "cuestión religiosa", el esfuerzo crítico y moralizante de Azcárate es de enorme amplitud. Empuja los límites de la libertad en todos los ámbitos: personales, políticos y sociales. Quiere ser libre en todo, incluso en la capacidad para otorgar testamento y transmitir sus bienes a quien considere. Escribe contra la obligación de limitar a través del sistema de legítimas la capacidad de elegir herederos.

Esta primorosa edición de Minuta de un testamento viene acompañada de una minuciosa y extensa presentación -un libro en sí mismo- de Gonzalo Capellán, autor también de la revisión y los apéndices. El apoyo de la ILE, las fundaciones Sierra-Pambley, Juan Entrecanales de Azcárate y el Colegio de Registradores de España han contribuido a la publicación de esta joya editorial.