Ayer no quiso pronunciarse cuando presentó su estatua del capitán Alatriste, pero hoy se ha despachado a gusto en la red social X. El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte por fin ha dado su opinión sobre la sonadísima y sorprendente guerra abierta por el escritor y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, contra el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado.
Mientras que ayer se limitó a decir que "las guerras son malas" y que no estaba muy al tanto de la polémica, hoy Pérez-Reverte ha afirmado que el Ministerio de Exteriores, a través de "su mediocre y paniaguado" director del Instituto Cervantes, Luis García-Montero, pretende "meter mano" y "colonizar" la Real Academia Española (RAE) para "ponerla a su servicio y contaminarla".
García Montero criticó la semana pasada que la RAE no esté en manos de un filólogo, sino de un catedrático en Derecho Administrativo, "experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias", palabras que han desatado una polémica que ha continuado estos días en el Congreso de la Lengua Española que se celebra en Arequipa (Perú), donde se han acentuado las diferencias entre ambas instituciones.
"Es sencillo de explicar: la incompetencia de los sucesivos ministros de Exteriores, en especial del último, nos ha hecho perder la América hispana. El único vínculo de prestigio diplomático que aún se mantiene con ella, gracias a la RAE, es la lengua española", sostiene Pérez-Reverte.
Añade que "Exteriores, a través de su mediocre y paniaguado director del Cervantes (criatura de Albares) pretende meter mano ahí también; colonizar el ámbito natural de la RAE abriéndose paso a codazos para protagonizar la fotografía. Y a ser posible, de cara al futuro próximo, prepararse para controlar también la Academia, si se le permite hacerlo".
Tensión entre García Montero y Muñoz Machado en el Congreso de la Lengua en Arequipa
Y ello, explica Pérez-Reverte, para "ponerla a su servicio y contaminarla como han hecho con todas las instituciones españolas. Lo que se traduce, en el caso que nos ocupa, en una siniestra mezcla de egos revueltos y mala fe".
