Escena de la versión teatral de 'Tiempo de silencio'. La abadía, 2019. Foto: Sergio Parra.

Escena de la versión teatral de 'Tiempo de silencio'. La abadía, 2019. Foto: Sergio Parra.

Letras

Luis Martín-Santos, un narrador revolucionario más allá de 'Tiempo de silencio'

Epicteto Díaz Navarro, editor del tomo III de las Obras completas de Martín-Santos, que incluye dos novelas inéditas, recorre la figura del escritor que, a pesar de su temprana muerte, fue mucho más que autor de un solo libro. 

18 marzo, 2024 01:18

Hasta ahora, Luis Martín-Santos, cuyo centenario celebramos, es uno de los escritores contemporáneos que son conocidos casi por una sola obra. Durante muchos años solo vieron la luz un volumen de versos, Grana gris (1945), que procuró guardar en un cajón para siempre; una serie de artículos y ensayos, relacionados con su profesión de psiquiatra, sobre las relaciones entre filosofía y psicología, y sobre la enfermedad mental; y Tiempo de silencio.

La publicación de esta en 1962, por la editorial Barral, supone un éxito inesperado: tiene excelentes críticas, lectores entusiasmados y se firman contratos para su traducción a otras lenguas, pero pocos meses después, en 1964, la muerte del escritor en accidente de coche, cuando contaba treinta y nueve años, trunca la que prometía ser una extraordinaria trayectoria.

Muchos manuales de historia literaria señalan que Tiempo de silencio “terminaba con el monocorde realismo de los años 50”, lo cual solo sería parcialmente cierto. Sin duda, la crítica, los lectores y los narradores de la época ven en ella una obra singular pero no se trataba de un texto ajeno a la crítica social y política y las páginas que eliminó la censura eran una muestra parcial de ello.

[El año de Luis Martín-Santos, en El Cultural]

Se diferenciaba en su estructura, en el montaje de secuencias que subrayaba la fragmentariedad del relato y en una diversidad de registros lingüísticos que tenía pocos precedentes. No se trataba de entretenidos juegos de palabras, sino de variaciones que mediante la ironía y la parodia mostraban la compleja relación entre las palabras y las cosas, un cuestionamiento de la tarea de narrar y de las expectativas del lector.

Creo que más que subrayar semejanzas entre el monólogo de Martín-Santos y el de otros escritores, contemporáneos o posteriores, o la semilla de la crítica de la “España eterna” que luego ampliaron otros, la influencia de Tiempo de silencio se debe a que era ejemplo de una novela distinta y que se escribía en un español deslumbrante.

No cabe duda de que también tenía maestros, James Joyce y Marcel Proust, quizá el “Nouveau roman”, pero en su caso el experimentalismo no llegaba a construir un texto hermético o de imposible lectura.

['El júbilo de la casa de fieras', un relato inédito de Luis Martín-Santos]

Llamaba la atención el reflejo del mundo marginal en las chabolas que rodeaban Madrid, que el narrador denomina “soberbios alcázares de la miseria”, y su yuxtaposición con el de la alta burguesía, entretenida por una conferencia de Ortega y Gasset. La misma distancia emocional aleja al lector de ambos mundos. La valoración de la forma y la composición minuciosa fueron quizá su gran legado.

Lo que viene después explicaría por qué ha sido considerado como autor de una única novela. Otros textos inéditos fueron apareciendo, pero a la distancia temporal que los separa se sumaron distintos problemas. En 1970 la editorial Barral publicó un volumen de Apólogos, no demasiado cuidados, y en el que se incluía el prólogo de Tiempo de destrucción que no apareció en la primera edición de la novela en enero de 1975.

Su editor, José-Carlos Mainer, uno de los grandes especialistas en la literatura contemporánea, presentó un texto riguroso, venciendo numerosas dificultades (distintas versiones de algún capítulo, notas, comentarios), pero contenía múltiples notas al pie de página y apéndices que dificultan la lectura fluida, y esto solo se corrige en la reedición de 2022, de Mauricio Jalón y en la que colabora Luis Martín-Santos, hijo.

La influencia de 'Tiempo de silencio' se debe a que era ejemplo de una novela distinta, escrita en un español deslumbrante

Hay que recordar que a su redacción el escritor dedicó los dos últimos años de su vida y que, en las más de cuatrocientas cincuenta páginas de la primera edición, constituye una peculiar novela de aprendizaje en la que el protagonista, llamado Agustín, llega a ser juez, tras una trayectoria que refleja un mundo represivo y en la que destaca el uso de las voces, del monólogo interior, la combinación de tramas y una crítica incisiva de la “España eterna”.

Después se publicó una novela corta, Condenada belleza del mundo (2004), que se origina en un viaje junto al cineasta Antón Eceiza, amigo del escritor, para seguir el rodaje de un filme que se titulará El último verano, y cuyo contenido se recoge en un curioso juego de espejos.

Su último inédito publicado, en 2020, corresponde a los relatos que escribe junto a su amigo Juan Benet, y que se titula El amanecer podrido. Se trata de textos redactados entre 1948 y 1951.

El conjunto se ha conservado en dos copias semejantes, que guardaban las dos familias, y sabemos que cuando en 1964 los examinó Juan Benet pudo determinar que diez los había escrito él, cuarenta y uno procedían de la mano de Martín-Santos y otros dieciséis tienen un origen inseguro, lo que mostraría la proximidad de ambas escrituras en ese momento. Ambos rechazan el costumbrismo, la tradición realista, mostrando una tendencia imaginativa y una temática muy diversa.

[Luis Martín Santos, el psiquiatra con el que 'enloqueció' la literatura española]

Finalmente, debe destacarse la meritoria labor que han emprendido los hijos del escritor, Luis y Rocío Martín-Santos Laffon, Joan Tarrida y el sello Galaxia Gutenberg, al impulsar la publicación de las Obras Completas del escritor, que incluyen un buen número de inéditos.

En una semana aparecerá el primer volumen, a cargo del coordinador del proyecto, Domingo Ródenas de Moya, Narrativa breve, en el que se incluirán todos los cuentos y apólogos.

En otro volumen edito dos novelas de distinta extensión, tituladas El vientre hinchado (hacia 1950) y El saco (1955), que se alejan de la línea narrativa que enlaza Tiempo de silencio y Tiempo de destrucción y también de la poética realista. Constituyen otra vía de indagación, tienen un aire de fábula y argumentos peculiares: El vientre hinchado presenta tres personajes en un espacio rural, en el que las relaciones amo-criado muestran un mundo primitivo.

El saco tiene como título el apodo del director de una prisión, de difícil localización en el tiempo y en el espacio, y en ella veremos la lucha de unos presidiarios sin futuro y sin esperanza. De Tiempo de silencio se ocupará un equipo de especialistas y se completarán con los volúmenes dedicados a ensayo, teatro y poesía, también en buena parte inéditos.