Image: José-Carlos Mainer

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El Cultural

José-Carlos Mainer

"A pesar de ser literatura de baja estofa, en España se lee más que nunca"

5 mayo, 2010 02:00

El catedrático de Literatura José-Carlos Mainer. Foto: Javi Martinez

Presenta hoy en la Biblioteca Nacional la colección Historia de la Literatura Española (Crítica), que él dirige

Marta Caballero
José-Carlos Mainer pertenece a una época en la que algunos catedráticos de Literatura quisieron renovar los estudios filológicos despojándolos del polvo de tres décadas de franquismo. Y lo hicieron. Considerado por muchos escritores como uno de los grandes intelectuales del país, el aragonés no se quedó con los años dentro de las paredes de su despacho en la Universidad de Zaragoza. Inquieto y abierto a las nuevas formas de estudiar el pasado de nuestras letras, presenta ahora Historia de la Literatura Española, una colección de Crítica que él dirige y en la que firma el volumen Modernidad y Nacionalismo (1900 - 1939).

PREGUNTA.- ¿En qué momento se hace necesaria una nueva Historia de la Literatura Española?
RESPUESTA.- Lo cierto es que últimamente los proyectos han menguado. Este es un trabajo de síntesis que conviene actualizar, porque la sensibilidad y los gustos varían.

P.- ¿Puede identificar las aportaciones?
R.- Es una aportación doble: por un lado, son unos libros concebidos desde lo que se llama Nueva Historia Literaria, en el que la literatura se concibe desde diferentes procedimientos de análisis: como forma, como tradición, como cambio... que se enlazan coherentemente. Y, por otro, en el sentido de ir más allá del manual, apostando por unos libros menos plagados de nombres y menos ensayísticos que, siendo más narrativos, no dejan de ser útiles, no sólo para el investigador sino también para el lector.

P.- ¿Hasta qué punto hallan coherencia entre unas etapas y otras?
R.- El de literatura, el de historia y el de española son conceptos variables, pero mantienen un elemento tradicional, la lengua, que es lo que nos ha regido a la hora de escribir estos libros, pero también la pertenencia común a una tradición literaria. Es algo que hemos tenido muy claro. La línea la marcan cosas como que Lope es algo completamente nuestro, aunque represente cosas distintas en cada época.

P.- Ahora hay una nueva generación que rompe con la tradición aproximándose a la cultura anglosajona. ¿Los ve en una futura historia de la literatura española?
R.- Los nombres que acaban estando en esta historia se organizan y sedimentan por sí mismos. Me parece muy bien que se acerquen a otras tradiciones, no es incompatible con la nuestra, estoy seguro de que muchos poetas leen tanta poesía anglosajona como del 27. Por suerte hoy no existe ese coto cerrado en el que vivió la literatura de posguerra, por ejemplo. Un escritor como Cela es absolutamente hispánico.

P.- ¿Incluiría a los Ruiz Zafón o las Julia Navarro en sus libros?
R.- Llegará un momento en el que estarán, porque una historia de la literatura está para historiar lo que es literatura en cada momento. Esta literatura de consumo tiene su papel y lo cumple inteligentemente. Pero se les dará el espacio apropiado. Quiero decir, que yo cito la comedia ligera de los años 20 y 30 en España pero no me lleva muchas líneas.

P.- ¿Han hecho justicia con algún escritor o periodo olvidados o menos tratados?
R.- Sí, por ejemplo, con el XVII. Hay en nuestra obra una renovación de conceptos tradicionales, como la idea del Barroco y la formación de la novela como género. No hemos vuelto a descubrir El Quijote pero hay una llamada de atención sobre cuestiones que habían pasado inadvertidas.

P.- ¿Será peor la historia de la literatura de los próximos 50 años? ¿Y sus lectores?
R.- En realidad creo que hoy lee más gente, porque la lectura se ha integrado en la escuela, pero hay una excesiva comercialización de lo literario. No hay una crítica de referencia en España y sí mucha literatura de baja estofa que, sin embargo, es muy leída.

P.- Su tomo aborda el periodo de 1900 a 1939. ¿Se ha sorprendido al repasarlo?
R.- He tenido alguna sorpresa de reencontrarme con Gabriel Miró, que es un grandísimo escritor, o con los brillantes artículos de Eugenio D'Ors o el teatro de Rafael Dieste. En general el nivel es muy alto, cosa que yo ya sabía, pero es una agradable confirmación. Es una literatura en permanente diálogo consigo misma, muy abierta, con sensibilidades muy diversas. Me lo reservé porque había escrito un libro de síntesis sobre el periodo, pero ahora ha cambiado la metodología.

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