Que Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970) firma libros perturbadores no es algo que descubra el conjunto de cuentos que componen Avidez. Ya pudimos percibirlo en novelas como Sangre en el ojo (2012) o Sistema nervioso (2018). La autora, asimismo, escribe desde un feminismo que supera lo militante para convertirse en estructural porque constituye su forma de estar en el mundo. Su reivindicación resulta tan natural que se convierte en incontestable, como demuestra Contra los hijos (2014).

Avidez

Lina Meruane

Páginas de Espuma, 2023. 120 páginas. 16 €

En Avidez, además, hay una mirada permanente sobre el cuerpo de las mujeres, convertido en elemento ideológico desde el que se contempla la vida. Porque los narradores de estas historias se detienen en las diferentes partes y orificios que lo conforman, pero también en el vello y la necesidad o no de depilarlo, una cuestión hamletiana (y política) en la actualidad.

Esos cuerpos se entienden, incluso, como objetos susceptibles de excitar o de ser excitados, de modo que también pueden ser horadados y vulnerados, aunque igualmente se presentan como organismos capaces de expulsar fluidos –leche, sangre, excrementos.

Simultáneamente, las historias de Avidez suceden en ambientes inmundos, en el que abundan los colchones mugrientos y las ropas cochambrosas. En esa atmósfera irrespirable aparece el hambre que asuela a personas y animales en un sistema que los mezcla y los confunde.

[Lina Meruane: "Vivir es convivir con la enfermedad, aun cuando no lo sepamos"]

Meruane describe un mundo en descomposición, fronterizo entre la realidad y la ficción, y traduce los ingredientes de la discordia por medio de distopías atemporales que, en ocasiones, resuelve desde lo fantástico. Cualquier elemento le sirve para alimentar la poética de la desintegración, la destrucción y el vacío.

Meruane expresa la desolación de una época en la que las nociones de lo humano y lo no humano se desdibujan

Así, en “La huesera” coexisten el mundo de los vivos y el de los muertos; en “Función triple” asistimos a un triple parto al revés; “Doble cuerpo” trata sobre la separación de dos siamesas, una de las cuales será completamente biónica; “Reptil” se detiene en la crueldad que se ceba con el diferente; “Dientes de leche” es una deconstrucción sórdida de la historia de don Quijote, mientras en “Lo profundo” la autora avanza ciega sobre la miseria moral, entendida desde una abyección abrumadora que paraliza al lector.

Meruane se sirve de esta fórmula para expresar la desolación y la disgregación de una época en la que las nociones de lo humano y lo no humano se desdibujan, dando lugar al monstruo. Porque vivimos tiempos precarios e insólitos; tiempos disruptivos y contradictorios en los que campa la posverdad; tiempos de caos, perplejidad y desvalimiento.