¡Buenos días!

Han estado muy cerca de ganar estos poemas:

Blanche
Quise clavar mis raíces en el aire / mas fue la intemperie deshojando mi carne de magnolia desolada / y aterricé entre escombros.

Esa apreciación inicial hace que el sujeto poético entre de lleno en la lectura, con fuerza y convicción, antes de desvelarnos la fragilidad que todavía la acompaña, tan bien representada por esa sugerente “carne de magnolia desolada”, antes del espléndido final.

Bruno
Cómo ruge la lluvia / en esta vastedad de sombras / donde se agrieta la flor de Jamaica.

La casi fiereza descriptiva del primer verso nos hace entrar con fuerza en la lectura, antes de que esa “vastedad de sombras” de lugar a lo que parece un milagro: la fractura como belleza, la caída como símbolo del bien perdido, en el muy hermoso tercer verso.

Laneto
El río es un sueño de agua/ una agonía de arena/ una oración de lluvia antigua.

Con la serenidad de una definición que va ampliando las ondas concéntricas de su propio simbolismo, ese “sueño de agua” va creciendo también hacia esa “agonía de arena” tan evocadora, antes de la recuperación del pasado, en un buen verso de cierre.

[El aguacero: finalistas]

Pero el ganador es:

Gastón
Y va el llanto morado de la tarde / alumbrando pájaros dormidos / en el esqueleto del abedul.

La calidad plástica de este poema se aprecia ya en el primer verso, con ese evocador “llanto morado de la tarde”, con sus tintes románticos, antes de la potente imagen del segundo, que anticipa la intensidad metafórica del muy creativo verso de cierre. La aparición de la primavera aparece sutil en este poema musical, de elegante factura.

Tema de la semana: Pasiones humanas. Pienso en la novela de Frank Yerby antes de que la pasión divina nos ocupe, en todo ese muestrario de cuerpos y de almas abismados en su acabamiento, mientras quieren tocar su último placer. Escribamos de esto: de pasiones nocturnas y diurnas, divinas y mortales, pero esencialmente humanas. Escribamos en 3 versos y no más de 140 caracteres de todo lo que amamos, de lo que deseamos, de esas grietas abiertas entre la realidad para enseñar el magma del placer.