La casa de Vicente Aleixandre en el número 3 de la calle Wellingtonia, hoy nombrada como el poeta

La casa de Vicente Aleixandre en el número 3 de la calle Wellingtonia, hoy nombrada como el poeta

Letras

La eterna disputa por Velintonia, la casa abandonada de Vicente Aleixandre

Una orden judicial de subasta y la declaración como Bien de Interés Patrimonial son los últimos capítulos de un desacuerdo que implica desde hace décadas a los herederos, a la asociación de amigos del poeta y a las administraciones públicas

6 febrero, 2022 03:08

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Durante décadas, Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-Madrid, 1984) recibió en su casa de Madrid a casi todos los poetas importantes, desde su generación, la del 27, hasta la de los Novísimos. Fue un foco cultural y de intercambio de ideas, una burbuja de libertad en medio del franquismo, y el lugar donde el autor galardonado con el Nobel vivió su exilio interior y compuso casi toda su obra. Aleixandre falleció en 1984 y dos años más tarde lo hizo su hermana Conchita. Desde entonces la casa está vacía y deshabitada, con el consiguiente deterioro fruto del paso del tiempo.

La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre lleva 27 años reclamando que la casa, ubicada en el número 3 de la antigua calle Wellingtonia (que el poeta castellanizó como Velintonia y hoy lleva su nombre) sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC), adquirida por las administraciones públicas y convertida en “lo que siempre fue: una Casa de la Poesía abierta a todo el mundo”, como señala a El Cultural y ha expresado en numerosas ocasiones el filólogo Alejandro Sanz Romero, presidente de la asociación y especialista en la obra del autor.

El inmueble es propiedad de los herederos de Aleixandre. Su sobrina segunda, Amaya Aleixandre, posee el 60 % y el resto corresponde a cuatro familiares de la otra rama de la familia del poeta, los Merlo. En 2007, el Ministerio de Cultura, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital negociaron con los herederos de Aleixandre, sin éxito, la compra del inmueble y en 2018 el consistorio también se llegó a plantear su expropiación, como señala ABC en una cronología del caso. Ante la falta de acuerdo de los propietarios para su venta, un juez ordenó en mayo de 2021 que la casa sea subastada públicamente. No obstante, actualmente el inmueble aparece a la venta en el portal Idealista por un precio de 4,7 millones de euros.

Bien de Interés Patrimonial

Por otra parte, el pasado 13 diciembre la Comunidad de Madrid inició los trámites para declararla Bien de Interés Patrimonial (BIP), pero lo que podría parecer una buena noticia es considerada por la asociación como todo lo contrario, ya que el nivel de protección que garantiza la categoría BIP es inferior a la de BIC. Según la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, de 2013, “toda intervención sobre bienes muebles declarados de Interés Patrimonial deberá respetar sus valores históricos, artísticos y culturales y, en todo caso, requerirá autorización previa de la Consejería competente en materia de patrimonio histórico”.

Si prospera la declaración BIP, esta obligaría a mantener su aspecto exterior, como la carpintería de madera, la cubierta de teja árabe o las rejas de forja en terrazas y ventanas, así como la disposición de algunos espacios interiores —que no incluyen el dormitorio de Aleixandre, donde solía escribir—. Pero según el presidente de la asociación de amigos del poeta, que la casa sea BIP “no sirve absolutamente para nada” porque no obliga a darle ningún uso cultural al inmueble. “Velintonia solo puede ser la Casa de la Poesía, no un restaurante ni una vivienda particular”, protesta Sanz.

Velintonia por dentro

Velintonia por dentro

La citada ley contempla la clasificación de Bien de Interés Patrimonial para “los bienes que, formando parte del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid, sin tener valor excepcional, posean una especial significación histórica o artística”. Según la asociación, Velintonia sí posee “una naturaleza excepcional, porque es única”, y por eso reclama que se le otorgue el grado máximo de protección declarándola Bien de Interés Cultural, dentro de la categoría de Sitio Histórico, reservada para “el lugar vinculado a acontecimientos del pasado que tengan una especial relevancia histórica”.

La resolución de la Comunidad de Madrid firmada por la directora general de Patrimonio Cultural, Elena Hernando, señala que la consideración de Velintonia como BIP se basa en que es “uno de los escasos elementos conservados” de la antigua Colonia Metropolitana, construida en los años 20, y en “el valor simbólico de la casa por haber sido escenario de la vida y lugar de la producción literaria del Premio Nobel”. “Todo ello —añade el texto— convierte a la casa de la calle Velintonia en un inmueble significativo de la historia de la literatura española del siglo XX, pero también de la literatura universal”. 

La iniciativa de la Comunidad de Madrid parte de un informe de apenas dos páginas que le remitió el pasado 30 de junio el Ministerio de Cultura y Deporte. En este escrito, la entonces directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez-Blanco, recomendaba que la casa fuera declarada Bien de Interés Patrimonial. Según Sanz, la consejera de Cultura de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, ha usado esta recomendación “como tabla a la que agarrarse” para desechar la opción del BIC. No obstante, hay que recordar que la casa no contiene mobiliario ni el valioso archivo documental de Aleixandre, que está en manos de la viuda del poeta Carlos Bousoño y es fruto de otra batalla judicial desde 2007. Este es otro de los motivos por el que la Comunidad de Madrid descarta la declaración de BIC.

Una vez incoado el expediente para la declaración de BIP, la Comunidad de Madrid solicitó sendos informes a la Academia de Bellas Artes de San Fernando y a la Real Academia de la Historia para que valorasen la pertinencia de la medida. Según fuentes de la Comunidad de Madrid, dentro del plazo de un mes estipulado han recibido solo el de la Real Academia de la Historia, que es favorable, según avanza a El Cultural el poeta y miembro de la academia Luis Alberto de Cuenca. “Los límites de nuestra actuación como informantes son muy estrictos, solo podemos responder a lo que nos consulta la Comunidad de Madrid, que es su declaración como BIP”, explica de Cuenca, aunque reconoce que “el BIC era la idea que teníamos todos los amigos de Aleixandre”. 

Dispuestos a ir a los tribunales

El presidente de la asociación de amigos del poeta asegura que están dispuestos a “recurrir esta medida ante el Tribunal Constitucional”, porque a su juicio se está incumpliendo el artículo 46 de la Constitución: “Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”. En su escrito de alegaciones contra la resolución de la Comunidad de Madrid, la asociación, además de señalar numerosos errores históricos en los que incurre el texto, opina que “difícilmente se garantizaría la conservación de un bien histórico y cultural, si se permite, con una protección insuficiente, la destrucción o alteración, aunque sea parcial, de ese bien”.

“Dentro de lo malo”, señala Sanz, “lo único bueno de que la declaren BIP es que desmotiva a posibles inversores”, ya que esta protección impide que pueda ser demolida o alterada sustancialmente. Por otra parte, la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, ha mostrado su interés en negociar la compra de la casa si se suman la Comunidad y el Ministerio de Cultura, y con la condición de que se adquiriese también el legado documental y la biblioteca de Aleixandre.

“A título personal me gustaría que el Estado adquiriese Velintonia, pero hay que recordar que es una propiedad privada y si el Estado quiere hacer una Casa del Poesía tiene que pagar lo que los herederos pidan”, opina Luis Alberto de Cuenca. “Me parecería propio de una dictadura que se confiscara un bien solo porque haya vivido en él un Premio Nobel. Al menos el hecho de que se declare Bien de Interés Patrimonial impide que se cambie la estructura del edificio. Y siempre nos quedará la esperanza de que un último heredero en el futuro decida legar la casa a los madrileños. Eso sin duda sería estupendo”.