Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, hemos reunido a cinco mujeres inspiradoras en sus distintas áreas de la creación y la investigación. Con ellas intentamos responder a preguntas que todavía hoy tenemos que hacernos. ¿Sigue ahí el techo de cristal? ¿Son necesarias las cuotas? ¿Cómo hemos cambiado? ¿Qué o quién amenaza las conquistas logradas? La escritora Marta Sanz, la artista Dora García, la dramaturga Yolanda García Serrano, la cineasta Arantxa Echevarría y la científica y especialista en robótica Concha Monje nos transmiten sus impresiones y sus ideas para un futuro igualitario.

¿Por qué no ellas?

Dora García: Recomiendo la lectura del famoso texto de 1971 de Linda Nochlin, "¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?". Los museos y galerías son parte del mundo y el mundo ha sido hecho por hombres (podríamos especificar, blancos). Esta forma del mundo hace que las mujeres sean invisibles, o que se las trate con paternalismo, con condescendencia. Desde el punto de vista de las mujeres artistas, el camino para construir el reconocimiento profesional está tan lleno de escollos personales y profesionales, tanto que, a veces, harta, dices, que os zurzan; y te desentiendes de ese mundo o de esas estructuras.



Marta Sanz: La cultura no se mantiene al margen de lo que sucede en el resto de la sociedad y en ella se reproducen las mismas discriminaciones que convierten nuestras diferencias en desventajas.



¿Cómo se construye ese "objetivo" criterio de calidad? En base a discursos construidos por hombres". Dora García

Arantxa Echevarría: En el cine, por ejemplo, seguimos siendo excepcionales en número. En los Goya o los Óscar se sigue viendo el terrible escalón de la diferencia en número de nominaciones. Las artes son un reflejo de lo que ocurre en la sociedad y allí solo el 2 % de las personas de los órganos directivos de las grandes empresas son mujeres. Eso tiene que cambiar. ¿Por qué no podemos ser directoras financieras o CEO? Para estar ahí tenemos que trabajar el doble y cobrar la mitad.



Yolanda García Serrano: Si tenemos en cuenta datos y estadísticas sobre los puestos de dirección que ocupan las mujeres dedicadas al mundo de la cultura, se confirma lo mismo que en otros ámbitos. Además, la cuota de representación masculina es muchísimo mayor que la representación femenina. Conclusión: aunque pudiera parecer a priori que en el mundo de la cultura las cosas están mejor, lo cierto es que están igual.



Un parón en la actividad científica supone perder la oportunidad de seguir a la cabeza de las investigaciones". Concha Monje


Concha Monje: Aunque hay un número importante de mujeres científicas que en estas últimas décadas despuntan de forma brillante, seguimos en minoría. Los problemas de la ciencia en España los sufrimos tanto hombres como mujeres, pero hay factores que influyen más negativamente en el caso de la mujer. Somos menos, por lo que nuestro porcentaje se ve especialmente afectado ante crisis y recortes. La conciliación familiar afecta mucho a la actividad investigadora: un parón en la actividad científica puede suponer perder la oportunidad de seguir a la cabeza de las investigaciones y de conseguir proyectos que permitan financiarla. Y esto lo sufre la mujer durante los periodos de gestación y baja maternal.



Cuotas necesarias

A. Echevarría: Me temo que sí. Ojalá desaparezcan por innecesarias en un futuro cercano. Pero por ahora permite dar voz a aquellas que no teníamos. Por ejemplo, la política de cuotas o puntos del ICAA permitió que hubiera tres de cuatro películas nominadas a mejor dirección novel dirigidas por una mujer. Las escuelas de cine están llenas de mujeres. Pero al dar el salto al largo se quedan por el camino. Hablamos de un arte que implica mucho dinero, 1 o 2 millones de euros, y los productores prefieren invertir en otros hombres.



No queremos mejores sueldos. Solo la misma posición en la línea de salida. Y necesitamos la ayuda de los hombres". Arantxa Echevarría

D. García: No hay otra manera de desinvisibilizar a las mujeres ante aquellos que, por múltiples razones, no las ven. Y frente a la manida cantinela de "solo hay que elegir en función de la calidad, no del género...", yo digo, ¿y en base a qué se construye ese pretendidamente "objetivo" criterio de calidad? Pues en base a parámetros de los que han estado ausentes las mujeres y otras minorías sexuales, en base a discursos construidos por hombres (podríamos añadir: blancos, e incluso: heterosexuales). Hay artistas mujeres excepcionales y si no las encuentran, habrá que motivarles, combatir su ceguera.



M. Sanz: Hoy, tanto cualitativa como cuantitativamente, hay mujeres que están escribiendo libros magníficos. A veces sus propuestas se instalan en la centralidad del canon heredado; otras buscan soluciones en los márgenes generando discursos autobiográficos, corporales y obscenos que no siempre resultan complacientes para el público y necesitan del apoyo de estructuras culturales intrépidas.



C. Monje: Para paliar situaciones de injusticia y desequilibrio social, hay veces que no queda otra que recurrir a medidas que, en determinadas ocasiones, pueden resultar igualmente discriminatorias. No existe una solución ideal que resuelva el problema de una manera eficaz y equilibrada. Pero lo cierto es que estas medidas están ayudando a que la mujer tenga la visibilidad y oportunidades que se merece. Cuanto más se equilibre la balanza, menos necesario será aplicarlas, y ojalá llegue el momento de dejar de hablar de discriminación en todas sus vertientes.



Y. García Serrano: Me gustaría que no fuera necesaria, pero vistos los porcentajes de mujeres creadoras frente a los de los hombres, es imprescindible para el perfecto equilibrio de la convivencia.



Cambios

C. Monje: Queda mucho por hacer y son muchos los factores que influyen en que la situación actual no sea la deseada. Por un lado, desde la infancia se nos educa con expectativas distintas a niños y a niñas. Por otro lado, la percepción de que los hombres son más brillantes e inteligentes que las mujeres y, por tanto, más adecuados para desempeñar carreras ‘para listos', sigue prevaleciendo y es interiorizada por las niñas a una edad tan temprana como los seis años. Todo esto condiciona a las mujeres y limita su libertad de elección. Así, es muy complicado llegar a una igualdad real de oportunidades.



Y. García Serrano: Las autoras empiezan a encontrar hueco en las programaciones, pero sobre todo en locales pequeños y alternativos. Las grandes salas se nos resisten, con algunas excepciones. Quienes mandan suelen ser hombres y prefieren apostar por poner el dinero en manos de otros hombres, les inspiran más confianza.



Hay quienes temen perder el sitio y generan mecanismos de defensa de una agresividad inconcebible". Marta Sanz


D. García: Por supuesto, la situación ha cambiado desde el siglo XIX. Pero no es el resultado de una verdadera voluntad de cambio por parte de la "cúpula" cultural, del establishment artístico. La situación de la mujer ha cambiado en todos los ámbitos, gracias -exclusivamente- a la lucha y a la resistencia de las propias mujeres. Los circuitos culturales no han tenido otro remedio que aceptar esos cambios e incorporarlos; pero estamos muy lejos de una situación satisfactoria.



M. Sanz: Hay quienes temen perder el sitio y generan mecanismos de defensa de una agresividad inconcebible. Cuando una mujer habla en público y se equivoca, se equivocan todas las mujeres. Eso lo cuenta mi compañera Pilar Adón. Desde el punto de vista positivo, hemos creado fuertes vínculos de sororidad en la escritura. Yo me siento muy identificada y arropada por compañeras como Pilar, Edurne Portela o Sara Mesa.



A. Echevarría: Por supuesto que la situación ha mejorado pero aún queda tanto... Creo que lo que pide la sociedad del siglo XXI (no solo las mujeres) es plena igualdad. No queremos mejores sueldos, ni mejores condiciones. Queremos igualdad de oportunidades. Partir de la misma posición en la línea de salida. Y para ello necesitamos la ayuda de los hombres. Es un viaje que tenemos que hacer juntos.



Amenazas

M. Sanz: La crisis económica deviene en retracción de la moral pública y esto afecta a los derechos de las mujeres que quedan relegadas al espacio doméstico. La maternidad y los cuidados se convierten en la única expectativa biológica que debe cumplirse para no generar frustración y mantener el sistema económico. Volvemos a discursos esencialistas contra los que supuestamente no se puede reaccionar de un modo político. Hay que poner en tela de juicio esos mandatos y subrayar el hecho de que una mujer ha de decidir sobre su cuerpo, su sexualidad, su deseo de tener descendencia y de cuidar o no de su casa.



Las autoras empiezan a encontrar hueco en las programaciones. Pero las grandes salas se nos resisten". Yolanda García Serrano

A. Echevarría: La política y la falta de cultura. Este ramalazo ultraconservador que quiere anidar en nuestra sociedad me asusta. Los logros conseguidos peligran, la democracia es frágil. Creemos que por ser europeos lo que sucedió en Persia no nos puede pasar. Creo que la pereza del ciudadano hacia la política produce estas nuevas corrientes ultraderechistas. Todos tenemos que ir a votar. No apoltronarnos en el sofá y en la desidia. La falta de financiación de la cultura produce personas con falta de interés en lo que sucede alrededor. Hace a un país pobre.



C. Monje: Por desgracia las amenazas del pasado siguen siendo las que imperan en la actualidad, no hemos evolucionado tanto. La educación juega un papel fundamental en la concepción del papel de la mujer en la sociedad, y queda mucho por hacer para romper estereotipos y deshacernos del machismo que sigue imperando en el mundo.



Y. García Serrano: Las amenazas vienen de quienes se sienten amenazados por las mujeres que empiezan a tomar decisiones. Pero no estamos aquí para quitarle el sillón a nadie, deberíamos ser colaboradores y copartícipes de los avances en materia de género. A ver si les entra en la cabeza a aquellos que se echan a temblar cuando oyen la palabra MUJER. Nuestros políticos también deberían tomar nota.



D. García: Es una estructura clásica, en una institución de arte, el que el papel de dirección recaiga en un hombre y todos los cuadros medios o bajos, que trabajan hasta la extenuación, sean mujeres. Se debe a que a menudo los cargos ejecutivos son políticos, y, las mujeres son invisibilizadas, etc…O, de no ser político, el cargo requiere de un lobbismo y networking que no están, por factores múltiples, al alcance de muchas mujeres.



Abusos

Y. García Serrano: Me cuesta pensar que alguna mujer no haya sufrido o sido testigo de ese tipo de situaciones de abuso. Muchas veces son discriminaciones sutiles que solo nota la interesada, porque están aceptadas en las relaciones laborales hombre-mujer. Coqueteos, falsos supuestos, paternalismo, están a la orden del día. Y es evidente que es más fácil que programen a un hombre que a una mujer. Los datos hablan de nuevo.



Ahora estamos resignificando palabras, haciendo autocrítica respecto a nuestro propio machismo". Marta Sanz


M. Sanz: Yo me percaté tarde. Ahora estamos resignificando palabras desde nuestro trabajo, haciendo autocrítica respecto a nuestro propio machismo, reformulando el concepto de lo que es natural, universal y lógico. Y desde esa revisión de las propias biografías nos damos cuenta de que hemos comulgado con ruedas de molino: cuando una escritora tiene éxito a menudo recaen sobre ella sospechas sobre la rentabilización de su capital "erótico". A veces el resentimiento cristaliza en insultos sobre el aspecto físico, porque parece que nuestro aspecto es todo lo que tenemos.



D. García: En la escuela de arte era evidente ese ambiente de condescendencia hacia las estudiantes chicas; se daba por hecho que no llegaríamos a ninguna parte como artistas. Los profesores, un 99 % hombres, nos definían en relación a ellos como musas, esposas entregadas o groupies. Aparte de los desagradables episodios de acoso, abuso o baboseo. Después, en mi vida profesional no he vivido discriminaciones (o no muy evidentes), quiero pensar que al irme fuera me salvé de lo peor. Sí he sabido de episodios bastante vergonzosos de compañeras artistas que han sido abusadas, maltratadas, o ninguneadas.



C. Monje: Yo he sido testigo de discriminación en el caso de algunas compañeras que por el hecho de ser madres se han visto minusvaloradas. Sigue habiendo mucha gente que considera la maternidad como un problema para desarrollar una carrera profesional brillante y que prefiere seleccionar a un hombre antes que a una mujer en igualdad de condiciones. Y el sistema tampoco nos lo pone fácil y favorece este tipo de actuaciones.



A. Echevarría: Supongo que hemos asumido que un productor te llame "bonita". El trato condescendiente es algo que me indigna. No creo que nadie se atreva a llamar cariño o bonito a Rodrigo Sorogoyen.



Futuro igualitario

C. Monje: Tenemos que trabajar en tres acciones para poder aumentar el número de mujeres tanto en las aulas como en las profesiones relacionadas con la ingeniería. En primer lugar la visibilidad, es muy importante tener referentes femeninos y romper tabúes. En segundo lugar, hay que potenciar las destrezas y las pasiones tanto de niñas como de niños. No hay que pensar en trabajos para mujeres y trabajos para hombres, sino en trabajos para quienes tengan las habilidades y las ganas. Y por último, empoderamiento: de nada sirve lo anterior si no empoderamos a las mujeres y logramos establecer las herramientas que garanticen que accedan a cualquier puesto de trabajo.



La situación de la mujer ha cambiado gracias a la lucha y a la resistencia de las propias mujeres". Dora García

M. Sanz: Todas las ideas para mejorar la situación de la mujer pasan por la educación y el desarrollo de un sentido crítico en el que todos los textos, sin censura y sin mordazas, sean susceptibles de una lectura contextualizada -desde el El Corbacho hasta el reguetón pasando por Lolita-. Hay que valorar en qué medida somos el resultado de una educación machista. Por otro lado, la desigualdad salarial y la mayor vulnerabilidad de la población femenina ante pobreza, paro y temporalidad, se traducen en una devaluación de nuestro cuerpo que, en el espacio doméstico, se maltrata y se sobreexplota. La discriminación cultural y la económica no se pueden abordar aisladamente.



A. Echevarría: Cultura desde la infancia en igualdad. Si los niños no vieran diferencias de roles en el futuro no las aplicarían. Y mucha concienciación positiva en el tema con ayuda de los hombres.



D. García: Hay que cambiar el mundo de arriba abajo. Es posible, estamos trabajando. Una parte fundamental: la educación, en la escuela y en casa. Otra: leyes que nos protejan. Y otra: que no gobiernen partidos filonazis, obsérvense las primeras medidas de Bolsonaro en Brasil.



Y. García Serrano: Que se implanten políticas de igualdad y se cumplan. Que se fomente la creación desde la enseñanza básica. Que haya siempre representantes mujeres en concursos, homenajes, festivales, premios... Que se consulte a los colectivos de mujeres acerca de sus reivindicaciones. Etc. etc. etc.