Javier Sierra y Cristina López Barrios en la gala del Premio Plantea

El escritor Javier Sierra ha obtenido el galardón por El fuego invisible, una novela de misterio con base histórica que cuenta la aventura de un profesor que busca el significado de una palabra que aparece en una novela inacabada. Cristina López Barrio, por su parte, ha sido el finalista con Niebla en Tánger.

En el año más convulso del Premio Planeta, con la incertidumbre sobre el devenir de los acontecimientos en Cataluña que ha provocado el traslado de la sede social del Grupo Planeta a Madrid, Javier Sierra (Teruel, 1971) ha sido proclamado ganador del premio, dotado con 601.000 euros, por la novela El fuego invisible, que ha presentado como La montaña artificial bajo el seudónimo de Victoria Goodman. Juan Eslava Galán, miembro del jurado, ha destacado que la obra de Sierra es "una novela sinfónica que te arrastra con un equilibrio perfecto entre acción y reflexión. Nos aporta guiños a la literatura, al tipo de literatura que a todos nos gusta leer y escribir".



Los rumores sobre posibles candidatos, entre los que se mencionaron en redes sociales a Máxim Huerta, Mónica Carrillo y al propio galardonado, Javier Sierra, se sucedieron durante las horas previas de la entrega, pero finalmente es Cristina López Barrio quién ha quedado finalista del Planeta por su manuscrito La nueva vida de Penélope, que llevará como título final Niebla en Tánger, un reconocimiento que viene acompañado de 150.250 euros.



"Lo que más me agrada de esta noche es ver a tantos escritores aquí porque esta novela está dedicada a ellos. Algo que he descubierto durante todos estos años escribiendo es que es en la palabra donde reside la fuerza creativa de nuestra civilización y debemos cuidarla". El fuego invisible cuenta la historia de David Salas, un joven profesor de Filología en el Trinity College de Dublín que se ve obligado a viajar a Madrid. "Una vez en la ciudad tropieza con una vieja amiga de su abuelo, un abuelo al que siendo niño le hizo la pregunta troncal de la que parte libro: ¿De dónde vienen las ideas?", ha explicado el escritor en la recepción del premio.



Jugar con la fascinación que ejerce lo que se ignora es una de las bazas con las que mejor defiende su posición narrativa el escritor turolense. Prueba de ellos son títulos como La Dama Azul (1998), La cena secreta (2004), El ángel perdido (2011), El maestro del Prado (2013) o La pirámide inmortal (2014), que le han situado en un destacado lugar al que acuden cientos de lectores en busca de la fórmula que garantiza una lectura amena y entretenida: trasfondos históricos rigurosamente documentados, enigmas por descifrar, lo sobrenatural impregnando el relato, una importante dosis de acción y cierto desafío intelectual. A estos ingredientes hay que sumar sus dotes de buen comunicador y una gran pasión por la Historia; todo aderezado con el fin de entretener al gran público con tramas asombrosas.



"El fuego invisible es algo que tenemos dentro para usarlo tanto para hacer el bien como el mal. La novela es un viaje en el que David Salas, Victoria Goodman y una chica que se cruza en sus vidas tienen que resolver el significado de una palabra escrita en una novela inacabada del siglo XII. Esa palabra es grial", ha confesado el escritor para añadir después que es ahí donde radica el misterio de la novela.



Javier Sierra, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, es además el único autor español contemporáneo que ha logrado situar una de sus novelas en el top ten de los libros más vendidos en los Estados Unidos. Lo logró con La última cena, que se publicó en 42 países y que le convirtió en el escritor española más traducido tras Carlos Ruiz Zafón.



Por su parte, la escritora Cristina López Barrio (Madrid, 1970) ha quedado finalista del Premio Planeta en su 66 edición con el manuscrito titulado La nueva vida de Penélope. La novela, que llevará como título final Niebla en Tánger, narra la vida de una mujer atrapada en la mediocridad. La búsqueda de un hombre misterioso la lleva a una ciudad exótica, al encuentro de la autora del libro cuyo protagonista se llama igual que él. Allí descubrirá que la ficción y la realidad van cogidas de la mano.



"Hoy es una de las noches que no se olvidan fácilmente. Niebla en Tánger es una historia muy cercana a mi historia emocional, una alimaña, como decía Cortázar, que te posee y hasta que no la escribes no te suelta, no te deja descansar. Es una novela que ha sido fuego y la primera que ambiento en la época actual", ha comentado la escritora al subir a por el galardón.



"La historia empieza en diciembre de 2015 cuando una mujer de 40 años despierta desnuda en un hotel de la Gran Vía. Flora Gascón necesita tiempo para saber quién es el hombre desnudo que está a su lado. Se levanta y sabe que tiene que marcharse, lo hace despacio para que no vea que se va. Y cuando va a recoger el bolso ve que en el escritorio hay un libro que se llama Niebla en Tánger. Así empieza la historia", ha explicado.



Y López Barrios se pregunta: "¿Qué pasaría si os ocurriera esto? Además, cuando empieza a leer la novela se da cuenta de que el personaje masculino de la novela es el mismo que el amante, tiene el mismo físico, el mismo anillo, la misma foto antigua. Pero el 24 de diciembre de 1951 este hombre desapareció en el puerto de Tánger y nunca más se supo de él. Flora Gascón es la heroína de esta historia y va en busca de la escritora. El libro habla de la literatura como trampa, como locura, como fuente de sanación. Es un viaje a Tánger pero también al interior de la escritora Flora Linard, una mujer en crisis que se busca a sí misma".



Cristina López Barrio estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y se especializó en Propiedad Intelectual. Su primera obra, El hombre que se mareaba con la rotación de la Tierra ganó el II Premio Villa de Pozuelo de Alarcón de Novela Juvenil, de la editorial Everest (2009). Con su primer libro para adultos, La casa de los amores imposibles (Plaza & Janés, 2010), se dio a conocer al gran público, siendo traducida a más de 15 idiomas y publicada en veinte países, entre ellos Estados Unidos, Italia, Argentina, Suecia, Israel y Serbia. Obtuvo el premio a la escritora revelación que concede el conocido blog literario Llegir en cas d'incendi, en 2013 publicó su segunda novela, El cielo en un infierno cabe (Plaza & Janés, 2013) y en 2015 publicó Tierra de brumas (Plaza & Janés).



El jurado del Premio Planeta, compuesto en esta 66ª edición por Alberto Blecua, Fernando Delgado,Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Emili Rosales, ha dado a conocer su fallo en los postres de la tradicional cena de gala en el Palacio de Congresos de Cataluña. Muchas figuras del mundo de la empresa y las letras han acudido a la cita, que sin embargo ha sufrido la ausencia de Puigdemont ante la intervención de mañana para responder al requerimiento del gobierno sobre su declaración de independencia. Sí estuvieron presentes por parte de la Generalitat el consejeros Santi Vila y por parte del gobierno la presidenta del Congreso Ana Pastor, además de Inés Arrimadas y Miquel Iceta. Entre los escritores que han asistido se ha podido ver a Boris Izaguirre, Dolores Redondo, Máxim Huerta, Sánchez Dragó, Marta Rivera de la Cruz, Alicia Giménez-Bartlett y el periodista Luis del Olmo.



Esta edición del Premio Planeta, el segundo galardón del mundo en dotación económica tras los 900.000 euros del Nobel, ha contado con una participación récord de 634 novelas presentadas, siendo la primera vez que se supera la barrera de los 600 manuscritos. La procedencia de las mismos ha sido muy diversa con 127 obras de América del Sur, 71 de América del Norte, 19 de América Central, 1 de Australia, 1 de Asia y 343 de Europa, de las cuáles 337 procedieron de España.



Una decisión definitiva

En la rueda de prensa del sábado el presidente del grupo, Josep Creuheras, quiso poner el acento en el libro, presentando los datos mencionados en el párrafo precedente y afirmando que Planeta ocupa la séptima posición entre los grupos editoriales de todo el mundo, sin embargo, fue inevitable que repasara la actualidad política y el cambio de sede. "Con nuestro esfuerzo a lo largo de los años hemos convertido a Barcelona en capital de la edición en España y estamos muy orgullosos de pertenecer a Cataluña, pero Planeta requiere reglas del juego claras para poder preservar los intereses de los accionistas y por esa razón hemos decidido trasladar el domicilio social a Madrid, cosa que ha ocurrido hace dos días. Ha sido una decisión dolorosa, pero intentaremos que los puestos de trabajo permanezcan donde están hoy, incluidos los de Barcelona".



"Vivimos en una sociedad democrática, madura, con una democracia fuerte que es la base para resolver este conflicto desde un diálogo con respeto a la ley. Se ha abierto una vía impensable hace unos meses con la posible reforma de la Constitución, que nos puede llevar a la resolución del conflicto", afirmaba Creuheras, que ha asegurado que la idea es que el Premio Planeta se siga celebrando en Barcelona "aunque nunca se sabe lo que puede pasar" y que el cambio de la sede social es "definitivo".



@JavierYusteTosi