Ilustración de portada de Viñetas de plata (detalle)

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El universo poético de Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) cobra una nueva dimensión en Viñetas de plata, un nuevo libro de "poesía gráfica" o "poémic" de Laura Pérez Vernetti (Barcelona, 1958). Así denomina la dibujante, una de las autoras de cómic adulto más veteranas del panorama español, a las adaptaciones de poesía que realiza desde hace varios años. Esta nueva entrega reúne 15 poemas del autor galardonado con el Premio Nacional de Poesía en 2015, y dice Pérez Vernetti que ha sido el poeta más fácil de versionar con viñetas porque es también el más narrativo.



El libro, editado por Reino de Cordelia, se presenta este jueves en la sala Glups! de Barcelona tras su presentación en Madrid hace unos días, y surge de Ocho poemas, un libro anterior en el que la dibujante llevó a su terreno los versos de ocho poetas españoles contemporáneos. Entre ellos estaba el poema Isabel, de Luis Alberto de Cuenca, que quedó fascinado con el resultado hasta el punto de pedirle a Pérez Vernetti que hiciese un libro entero con adaptaciones de sus poemas. Gran aficionado al cómic, confiesa a El Cultural que ver sus poemas en viñetas era una de las grandes ilusiones de su vida, y convertirse él mismo en personaje de tebeo, un "desiderátum inalcanzable". De hecho, considera que su poesía tiene mucho que ver con la narración secuencial propia del cómic o del videoclip.



Viñeta del poema Isabel

Pérez Vernetti descubrió esta nueva vía en su trabajo gracias a Fernando Pessoa. La autora ya había adaptado a otros escritores como Maupassant, Kafka o Joyce, y durante mucho tiempo la autora tuvo en mente contar en viñetas la vida del escritor portugués, así como las claves de su obra más importante, el Libro del desasosiego, formado por fragmentos de diario, aforismos y reflexiones filosóficas de su heterónimo Bernardo Soares. Pero a medida que la dibujante avanzaba en el proyecto, se coló también en él la obra poética de Pessoa. "Descubrí entonces que las metáforas también podían tener su traslación al cómic, cambiando la lectura secuencial por un lenguaje propio, más autónomo y libre", explica Pérez Vernetti. Así vio la luz en 2012 Pessoa & Cía en la editorial Luces de Gálibo. Luego fue el turno de Maiakovski (El caso Maiakovski, 2014), el contemporáneo Ferran Fernández (Poémic, 2015) y Rilke (Yo, Rilke, 2016), todos ellos editados también por Luces de Gálibo.



Poemas de línea clara

Pérez Vernetti adapta siempre su estilo gráfico para amoldarlo a la personalidad de cada poeta versionado. "La mayoría de los autores desarrollan el mismo estilo toda su vida. Me parece bien, pero yo necesito cambiar de estilo según el guion y el tema de cada trabajo", explica. Para los poemas de Luis Alberto de Cuenca, la autora ha elegido el blanco y negro y la "línea clara", expresión del noveno arte que también ha empleado el propio poeta para definir su obra, de lenguaje accesible y referentes culturales que combinan alegremente lo erudito y lo popular. "Pero al mismo tiempo tiene un lado underground, un rasgo que también tiene mi poesía, aunque en menor medida", señala el escritor. De hecho, Pérez Vernetti se hizo conocida en el mundillo de la historieta gracias a su participación en la revista El víbora, que durante los 80 fue el vehículo de expresión de los autores de la "línea chunga".



Dice la dibujante que seleccionó los poemas de Luis Alberto de Cuenca según su gusto personal y su facilidad para ser traducidos en viñetas, pero también tomó como criterio la actualidad de sus temas. Por eso, en una época en la que el acoso escolar se ha convertido en un problema social de primer orden, el volumen incluye el poema Todos fuimos pequeños, donde el poeta desmiente el tópico de que la infancia sea un paraíso: "Piensa en tu infancia ahora. [...] / En las sórdidas aulas / del colegio, sembradas / de crueldad doméstica, / torpemente regidas / por mediocres psicópatas / expertos en maldades".



Viñeta del poema El libro de Monelle

También figura en Viñetas de plata el poema La mujer sin cabeza (perteneciente a La vida en llamas, 2006), que plantea un caso extremo de violencia de género en el que la voz poética toma el punto de vista del asesino. Un enfoque arriesgado sobre una las lacras más preocupantes de la sociedad contemporánea, ya que bordea los límites que la corrección política trata de imponer a las artes. "Yo me atrevo a todo porque ya me han llamado de todo y me da lo mismo. Estamos en un momento en el que no puede decirse nada", afirma el poeta, académico de la RAE y presidente del patronato de la Biblioteca Nacional de España.



Lactancia entre tebeos

El poeta es un gran aficionado a los cómics desde que tiene memoria. "Mientras mi madre me amamantaba yo leía tebeos", señala a El Cultural, y se considera "un auténtico paladín de la causa tebeística" que posee una tebeoteca con miles de ejemplares. Se crio leyendo las series españolas de los 50 y 60: El guerrero del antifaz, El Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrín o El cosaco verde, aunque después desarrolló un gusto de experto especializado en los clásicos americanos de los años 10 a 40, con autores como Winsor McCay (Little Nemo in Slumberland), George McManus (Bringing Up Father), Alex Raymond (Flash Gordon), Harold Foster (Príncipe Valiente), Milton Caniff (Steve Canyon) o Frank Robbins (Johnny Hazard).



Luis Alberto de Cuenca aparece pocas veces como protagonista de los poemas en Viñetas de plata, a veces ni siquiera como narrador. Al poeta le parece un enfoque acertado por parte de la autora del libro: "Los poetas representamos a la colectividad y por eso nuestra voz puede interpretar a un santo, a un monstruo o a un asesino. O un licántropo, ese es el papel en el que mejor me ha dibujado Laura. Mejor no encontrarse conmigo en noches de luna llena".



Viñeta del poema Homo homini lupus

@FDQuijano

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