Toni Munné, Fernando Trueba y Miriam Gómez durante la presentación de El cronista del cine. Foto: elcultural.com



Contaba esta mañana de martes su viuda, Miriam Gómez, que Guillermo Cabrera Infante decidió hacerse crítico de cine porque aquel primer oficio le acercaba a la literatura. Pero, más que un crítico, a él le divertía considerarse un "cronista". Y tanto que lo era: lo fue en los años de una Habana en ebullición, la de los cincuenta, de un mundo de cambios constantes, que quedaron retratados a través de sus críticas, reportajes y entrevistas, que trascendían con mucho lo puramente cinematográfico y en las que se forjó el Cabrera Infante escritor. Todo ese material poco conocido o inédito del cubano ve ahora la luz gracias al primer tomo de los ocho que contemplarán sus Obras completas, que publicará Galaxia Gutenberg Círculo de Lectores.



En la emotiva presentación del amplio volumen han acompañado a Miriam Gómez el editor Joan Tarrida, el coordinador de la edición, Toni Munné (responsable también de las obras completas de Vargas Llosa, Francisco Ayala y Goytisolo) y el cineasta Fernando Trueba. Tarrida, que ha sido el primero en tomar la palabra, ha reconocido que el presente es uno de los proyectos que más ilusión le ha hecho publicar como editor. Hace cinco años que trabajan en la publicación de toda la obra de Cabrera Infante, "una de las columnas vertebrales de esta editorial", en un proceso durante el que se han topado con incontables materiales inéditos, entre ellos las novelas La ninfa inconstante y Cuerpos divinos, ya publicadas por este sello.



Tras él ha hablado Munné, feliz de de acometer este proyecto por ser Cabrera Infante una de sus grandes pasiones: "No tuve la oportunidad de conocerlo mucho, apenas una docena de veces, pero tengo la suerte de ser amigo de su comunidad de amigos, de la gente que supo reconocer su inmenso potencial literario", ha comenzado exponiendo Munné, quien también ha recordado cómo la viuda del escritor le abrió las puertas de su casa, de la biblioteca de Cabrera Infante y de "la enorme cantidad de papeles" que allí habitaban. "Prácticamente la mitad de su obra es desconocida para el público. Y esto es un work in progress, porque aún no he logrado terminar de leer todo lo que escribió Guillermo", ha reconocido antes de adelantar su plan de edición, que tras este primer volumen dedicado a la ensayística cinematográfica, se adentrará en los libros publicados mientras el escritor vivía, la narrativa póstuma, los ensayos políticos e históricos, los literarios y, finalmente, dos misceláneas: Lenguaje, viajes, ciudades, y Música, humo, variedades.



De vuelta al joven Cabrera Infante, se ha detenido Munné en el origen de esa pasión suya por el cine, que le viene de la infancia, cuando su madre le llevaba a ver películas en La Habana (¿cine o sardina?). "Yo nací con una pantalla de plata en los ojos", solía decir él, según ha recordado su viuda. Tras cursar los estudios de Periodismo, el escritor pasó a hacer crítica de cine en la mítica revista Carteles, ha repasado Munné, la segunda de mayor tirada entonces y de gran calidad, y en la que firmaba sus críticas bajo el seudónimo de G. Caín. Con la revolución, y forjadas ya las bases de su escritura, cerró aquella revista y pronto las esperanzas depositadas en el cambio se le desvanecieron. Es en aquellos momentos cuando se hizo la fotografía del joven Cabrera que ilustra el libro, cuando, desempleado, comienza a compilar sus escritos y empieza a pensar en la publicación de un libro. Es el germen de Un oficio del siglo XX, según Munné, título que recoge "el verdadero nacimiento del escritor que todos conocemos".



Junto a ese trabajo, el tomo incorpora otras críticas y reportajes que son, a su juicio, precursores del nuevo periodismo y que "aportan una imagen muy interesante del Guillermo creador y del Guillermo cinéfilo". Como deferencia con los lectores, a estas críticas de películas se les ha añadido un índice con los títulos con los que se estrenaron en español. En ellas, ha proseguido Munné, "podemos ver su fascinación por directores y actores, los cambios de criterio que fue experimentando con el tiempo y, además, un muestrario de los años cincuenta, un momento de cambios en el cine, también en el aspecto técnico".



Se reúnen también todas las entrevistas que realizó durante esos años, con un elenco de personajes que va de Marlon Brando a Luis Buñuel y, en la última sección, las crónicas y reportajes que fueron objeto de su pluma. Sobre esas entrevistas ha hablado Fernando Trueba, quien entre risas ha comentado que su odio histórico hacia Marlon Brando y todo lo que representa se le ha curado gracias a la lectura de la divertida entrevista que le hizo Cabrera Infante. Precisamente este autor está en el origen de la devoción del cineasta por La Habana, una pasión que le llevó a firmar la película Chico y Rita, que recientemente ha estado nominada a un Oscar:



- "Llegué a él cuando estaba en la universidad, con Tres tristes tigres, que me descubrió aquella Cuba literaria y mágica que yo nunca llegué a conocer. Para los que estudiábamos cine, Un oficio del siglo XX era un libro de cabecera que te llevabas siempre de paseo, porque entonces los libros se paseaban y te los llevaba a tomar un café".



Trueba ha hablado de él como un crítico formidable y un adelantado a su tiempo, como pudo ser Truffaut en Francia, pero en cuyo trabajo, sobre todo, se percibe que es un escritor. "Él es el primero que se pone en cuestión, que deja de leer crítica de cine", ha continuado Trueba, que ha aprovechado para condenar el mal que padece el crítico de cine, que hoy por hoy "o no se toma en serio su trabajo o se toma demasiado en serio a sí mismo". En este sentido, ha insistido, "Cabrera Infante elevaba la crítica cinematográfica, poca gente sabía ver las películas como las veía él, que era un gran espectador y con gran capacidad de autocrítica, de la que todos deberíamos aprender". Trueba ha celebrado reencontrarse con el Guillermo de las crónicas y las entrevistas, muchas de las cuales, ha sugerido, se podrían rodar: "Me encantaría leer artículos como estos todos los días. Siempre hay algo que ocurre en medio, te hace ver, tocar a los personajes".



El director ha dado paso a la viuda del escritor, Miriam Gómez, que ha cerrado el acto y a quien ha definido como "lo opuesto a los tópicos de las viudas de los escritores", añadiendo que con Cabrera Infante formaba "una santísima dualidad". Ella, muy emocionada, ha reconocido que la publicación de estas Obras completas nunca fue el sueño de su marido, "que era muy modesto", sino el suyo, y ha agradecido que el inicio de los trabajos para la compilación de textos, que arrancó durante una cena en la casa de Vargas Llosa en Londres, le ayudara a salir de la depresión en la que se encontraba tras la muerte de su marido en febrero de 2005:



- "En aquella cena estaba Toni Munné. Mi vida cambió ese día. Él me ha descubierto cosas maravillosas que yo ni sabía que existían".



Tras estas afirmaciones Gómez se ha perdido en un sinfín de anécdotas sobre Cabrera Infante -de su carácter varonil pero, a la vez, "muy abierto", al estudio que ella le mandó construir, "su primer estudio, con el que estaba tan feliz", tras perder él su trabajo- para acabar coincidiendo con el resto de ponentes en que sí, de su pasión por el cine vino luego todo lo demás.