Dada la frecuencia y crecimiento de las galas de entrega de premios, estas tienen visos de estar convirtiéndose en un nuevo género teatral. Pero es un género difícil de conducir, más todavía si se retransmite por televisión, ya que exige una planificación ágil y conductores con chispa.

En la noche de ayer pudimos volver a comprobarlo en el Teatro Español de Madrid, con motivo de la primera edición de los Premios Talía organizados por la Academia de las Arte Escénicas de España, que fue retransmitida por La 2 de TVE. Conducida por Cayetana Guillén Cuervo, transcurrió ágil y amena en su primera media hora, con invitados de relumbrón, pero los 33 premios que se repartieron dilataron en exceso la velada, que se prolongó a lo largo de dos horas y media.

Desde el punto de vista político, mediático, organizativo y económico, esta primera edición de los Talía han sido un éxito para la Academia de las Artes Escénicas de España que preside la célebre presentadora de televisión, Guillén Cuervo, y en la que es evidente que se ha implicado mucho personalmente.

Reunió a políticos y otros padrinos con los actores y profesionales de las artes escénicas. Socialistas y populares arroparon el acto empezando por la vicepresidenta Nadia Calviño, el ministro Miguel Iceta, la consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid Marta Rivera de la Cruz y el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida.

Y entre la nómina de artistas primeros espadas del cine y del teatro, con Antonio Banderas, Javier Gutiérrez, Nacho Cano, José Sacristán, Aitana Sánchez-Gijón, Carmelo Gómez, Maribel Verdú, Antonio Resines, Miguel del Arco, Rocío Molina, Blanca Portillo, Marta Poveda, María Pagés, Israel Elejalde…

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La presidenta de la Academia ya había declarado que los Talía nacían como los Goya del teatro y, efectivamente, tuvieron apariencia más de acontecimiento cinematográfico que teatral. Su celebración no se limitó al interior del teatro, sino que fue precedida de un programa de festejos que aprovechó para extenderlos a la plaza Santa Ana, donde se encuentra el Teatro Español, y que fue cortada al tráfico debido al dispositivo escénico instalado.

Desde las seis de la tarde se programó teatro de calle en un escenario al aire libre, con un títere gigante que recorrió los aledaños; continuó con un desfile de estrellas e invitados vestidos de etiqueta por una larga alfombra roja desplegada desde la entrada, en el hotel Me Madrid Reina Victoria, hasta alcanzar la puerta del teatro, justo enfrente, y previo paso por el photocall, un desfile que le dio un toque popular ya que congregó al público de a pie; siguió con la entrega de premios ya en el interior del coliseo; y culminó con fiesta de madrugada para invitados vip en el citado hotel.

La Academia no ha informado del presupuesto de la gala, pero ha recibido el apoyo de todas las administraciones públicas y ha logrado importantes mecenas, como la ONCE, Iberia y CaixaBank. Según pudo saber El Cultural: el Ayuntamiento de Madrid ha aportado 200.000 €, la Comunidad 100.000 € y el Ministerio de Cultura una subvención nominativa de 200.000 € para actividades varias entre las que se contempla también la organización de estos galardones.

Banderas, tres galardones

Las galas se caracterizan por cumplir con uno de los objetivos místicos del teatro, el de la comunión de los actores con el público. En las galas los premiados son actores que también hacen de espectadores, traspasan la cuarta pared y establecen con el patio de butacas una comunicación constante. En las galas los actores son público y a la inversa, aunque no todos, claro.

En los Talía, por ejemplo, Guillén-Cuervo supo intercalar un momento emotivo: bajó a abrazar a su madre, la actriz Gemma Cuervo, y ese abrazo fue recibido con calurosos aplausos. Luego se entregaron raudos y veloces los premios a los espectáculos musicales: la producción Company de Antonio Banderas se llevó tres, entre ellos la de mejor intérprete musical masculino, y Mireia Portas, maravillosa y divertida en Cantando bajo la lluvia, ganó merecidamente la mejor interpretación musical femenina.

La danza quedó repartida entre María Pagés, Rocío Molina, Antonio Ruz e Israel Galván. En lírica brilló el Teatro Real con dos de sus producciones: Nabucco, ya que Saioa Hernández se llevó la mejor voz femenina, y El ángel de fuego al mejor espectáculo lírico.

En una gala se dan cita, además de los premiados y los que entregan los galardones, una suerte de variedades escénicas que van intercalándose entre galardón y galardón. No fueron muy afortunadas en mi opinión, con la excepción de la actuación de India Martínez, estupenda y joven voz flamenca. Seis intérpretes leyeron a Lorca, momento único en el que pudimos oír un texto teatral, pero la inclusión de un bailarín como Chevy Muraday sobrevolando a cada actor resultó ridículo.

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La gala fue muy blanca desde el punto de vista ideológico, no hubo reivindicaciones ni llamamientos revolucionarios. El momento más descacharrante lo protagonizó el tenor José Manuel Zapata, cuando pidió a los productores y artistas de comedias musicales que les prestaran espectadores, porque los de la lírica peinan canas y les queda poco tiempo. Y respecto al trofeo, no parece ser tan afortunado como la preciosa manzana de los Max, original de Joan Brossa; aquí se trata de una representación de la diosa Talía, que se adivinaba difícilmente y que pesa un quintal, al decir de los galardonados.

Como se sabe, una gala dura bastante, como espectador hay que estar predispuesto a aplaudir mucho, y los ganadores tienen que llevar algo preparado por si les toca agradecer el premio. En esto destacaron Goizalde Núñez (Mejor Actriz de Reparto) que estuvo muy graciosa y emotiva a la vez, y los Ron Lalá (se llevaron Mejor Música Original, Mejor Espectáculo de Compañía y Mejor Productora Privada), y por sus agradecimientos en verso que cantaron a coro supimos que Talía les trataba mal, habían tenido que reducirse las nóminas recientemente por falta de trabajo.

Juan Mayorga recibe el Premio a la Mejor Autoría de Teatro por "El Golem", durante la gala de la I edición de los Premios Talía. EFE/JuanJo Martín

Los premios a mejores actor y actriz, mejor autor de teatro y espectáculo se hicieron esperar y se los llevaron: Carmelo Gómez, que confesó que era la primera vez que recibía un premio, Blanca Portillo, Juan Mayorga y Los santos inocentes, respectivamente.