En uno de los 100 capítulos de la serie de TVE Rito y geografía del cante, rodada por Mario Gómez, Pedro Turbica y yo, titulado Perrate de Utrera, y que fue emitido el 1 de enero de 1973, aparece constantemente la figura de un niño de 6 o 7 años. Con ojos muy abiertos, inteligentes, lo absorbe todo, no se le escapa nada: el cante de su padre, los toques mágicos de la guitarra de Diego del Gastor, el compás implacable de los nudillos sobre la mesa, las palabras de su progenitor en la entrevista que le hago: "Soy José Fernández Granados, me llaman El Perrate..., en la época que conocí me parece que se cantaba mejor que ahora...".
La mirada del niño trasciende, va más allá de lo que está ocurriendo y penetra en espacios aparentemente insustanciales. Es una imagen premonitoria. "En ese momento comenzó todo. Fue el germen, el principio", dice Tomás Fernández Soto (Utrera, 1967), Tomás de Perrate, o solo Perrate, como ha decidido desde hace poco.
Ahora la escena cambia radicalmente y el término "Jolifanto" ocupa un lugar destacado. Es la palabra que inicia el poema Karawane, integrado por fonemas e interjecciones compuesto en 1916 por el poeta alemán Hugo Ball, fundador del movimiento dadaísta. ¿Esa, digamos, actitud dadaísta, de ruptura y rechazo a las normas artísticas tradicionales, es lo que motivó el acercamiento de Perrate a un poema de esas características?
"Al principio pensé que Pedro G. Romero, que fue quien me lo propuso para que lo musicara, estaba loco. Pero después de analizarlo en profundidad lo trasladé a la toná flamenca y con ello tuve la suerte de participar en el espectáculo de Israel Galván Lo Real, que estrenamos en 2012 en el Teatro Real de Madrid, donde se hablaba del holocausto nazi en contra de los gitanos".
Además de Israel, Perrate compartió escenario con Belén Maya, Isabel Bayón, Chicuelo, David Lagos... "Una serie de artistas que me enseñaron que la lógica no siempre es infalible, que había algunos términos asociados a la vanguardia que me llamaron la atención y con los que me sentía identificado".
Tomás de Perrate y Za! durante un concierto. Foto: Vera Marmelo
Integrante de una extensa familia de músicos gitanos, nieto de Manuel Torres (Manuel Soto Loreto) –"A Manuel Torres, Niño de Jerez, que tiene tronco de faraón", la dedicatoria de García Lorca de "Viñetas flamencas"–, para Perrate Jolifanto ha adquirido una dimensión identitaria: "Con el tiempo se ha convertido en mi tema fetiche, porque me lo piden por muchos sitios y lo hago siempre en diversos formatos".
Los versos de Karawane –Jolifanto bambla o falli bambla– aparecen en una pieza de Tres golpes, el disco de Perrate de 2022, y en el disco Jolifanto, de 2024 (Mejor Álbum Flamenco en los Premios de la Música Independiente –MIN–), con el conjunto Za!, multiinstrumentistas, amalgamando el flamenco con la electrónica, contundentes criterios percusivos, el post-rock, mezcla de géneros.
Perrate los vio en el ciclo Nocturama, del Teatro Central de Sevilla, quedó fascinado y alguien le sugirió un posible encuentro. "Estuvimos cinco días juntos y cuál no sería mi sorpresa al observar que dominaban a la perfección el compás de amalgama de 12 tiempos, que combina el ritmo binario con el ternario, siendo esta la base estructural de la soleá o la bulería. Ellos tienen un sexto sentido para poder acompañarme en cualquier estilo flamenco".
Con esas aparentes contradicciones musicales, con ese continuo empeño en evitar el choque entre dos géneros musicales para conseguir un diálogo imaginativo, Jolifanto continúa su aventura en modo de gira, en la que se unen Za! y Perrate para estar el 19 de julio en el Festival Les Suds à Arles, Francia; el 8 de agosto en el Festival Norpas, en Dalsbruck Taalintehdas, Finlandia; el 13 de septiembre en el Festival Internazionale Isole che Parlano, Cerdeña, y el 25 de septiembre en Alice Venue, Copenhague.
MODERNIDAD Y TRADICIÓN
Al lado de la radicalidad electrónica y la crudeza fuertemente percusiva, buena parte del repertorio que interpreta Perrate pertenece al tradicional de su familia: las soleares de la cantaora del XIX Mercedes Fernández Vargas, La Serneta, cuyo padre era primo hermano de su bisabuelo:
"Fui piedra y perdí mi centro / y me arrojaron al mar / y al cabo de mucho tiempo / mi centro volví a encontrar"; las seguiriyas de Manuel Torres, su abuelo, que grabó en 1928, o las que su tío abuelo, Pepe Torres, grabó en 1965.
"Lo hago por no negarme a la evidencia, aunque sin dejar de ser un hombre de mi tiempo. Siempre voy a mirar hacia atrás, a lo que han hecho mis antepasados. Para qué inventar algo que ya está inventado por gente maravillosa y que, además, son mi familia".
Sin embargo, tiene muy claro cuáles son las claves de su relación con las propuestas de Za!: "Dentro de mi cultura gitana y como cantaor de flamenco, yo siempre me he considerado un melómano y desde niño he escuchado músicas distintas. Esa influencia está presente en mi vida. Pertenecemos a otra generación".
Tomás de Perrate y Za! durante un concierto. Foto: Inés Subtil
Según el musicólogo francés Claude Worms, "Perrate es de los artistas privilegiados cuyo carisma no se puede explicar. Su voz es un don tan milagroso como su presencia escénica".
Ahora, la actividad de Perrate está repartida entre Jolifanto y Rito, que es la película que rueda el documentalista cinematográfico almeriense, residente y formado en París, Emilio Belmonte, integrada en la trilogía La piedra y el centro, que es el mismo título del ensayo que José Ángel Valente publicó en 1991, inspirado en la letra de la soleá de La Serneta.
La trilogía está compuesta hasta ahora por Impulso, sobre la cantaora Rocío Márquez, y Trance, con el flautista y saxofonista Jorge Pardo como protagonista. "Perrate es el cantaor que busco para realizar Rito, porque consigue, con mucho rigor y talento, proyectar hacia nuevos horizontes las raíces de su cante, de su familia. Trata sobre la vida y el arte de un músico flamenco en un momento crucial de su existencia, como es la búsqueda de la libertad creativa", afirma Belmonte.
