Nadie discute ya el hecho indiscutible de que Gyürgy Ligeti (1923) es uno de los contados compositores contemporáneos con lugar de honor reservado en la larga historia de la música. Clásico de nuestro tiempo, ahora el largo y tortuoso proyecto discográfico "The Ligeti Project", iniciado por Sony y recogido luego por Teldec, presenta un disco fundamental con obras de muy diversa índole, todas ellas reveladoras de ese lenguaje único y siempre sorprendente del genial compositor austro-húngaro. Un compacto que, como escribe el propio compositor en el cuadernillo que lo acompaña, "refleja el curso hazaroso de mi vida, y presenta, en efecto, varias obras de juventud compuestas en Budapest y en Cluj, así como otras posteriores escritas en Occidente".

La soberbia calidad de las interpretaciones está a tono con el elevado interés del repertorio, que se extiende desde las irónicas y sorprendentes Aventuras, nuevas aventuras -donde el genio atrevido de Ligeti parece cachondearse de todo- a la Sonata para violonchelo, pieza magistral que suena maravillosamente en las cuatro cuerdas de David Geringas. En medio, obras tan logradas y significativas como las Ocho piezas de "Musica ricercata" o las Viejas danzas húngaras de salón, en las que asoma la ejemplar pasión bartoquiana por el rico folclore magiar. Todo destaca en este bien grabado disco, realzado por los brillantes solistas vocales (estupenda la soprano Sarah Leonard) e instrumentales (impresionante la trompeta de Peter Masseurs). Unos y otros encuentran perfecto completo bajo la dirección rigurosa y atrevida de Reinbert de Leeuw.