La figura del cántabro Jesús de Monasterio (1836-1903) es hoy poco conocida; apenas se programan, desde hace unos años, su Concierto para violín y el Adiós a la Alhambra. Sin embargo, fue un artista muy dotado, violinista de talla y compositor de indudables méritos. De él bebieron los Bretón, Chapí, Albéniz, Granados, Arbós y por supuesto Sarasate. Monasterio creó una obra muy coherente y muy acorde con los tiempos en los que vivió. Su lenguaje era una lógica emanación de, por ejemplo, el cultivado por Mendelssohn.

En este álbum de dos discos, editado, a trancas y barrancas, con diversas ayudas públicas y privadas, por la Agrupación Lebaniega de Santander, podemos escuchar, sobre el trabajo musicológico de Ramón Sobrino, la práctica totalidad de sus obras orquestales. Entre ellas, aparte las dos citadas, la Gran Fantasía sobre motivos populares españoles, Sierra Morena, Marcha fúnebre y triunfal o el colorista Scherzo fantástico.

Udaeta, autor de la orquestación de Sierra morena, dirige con autoridad y buen gusto, resaltando los atractivos contornos melódicos, a la juvenil Orquesta Arsián-Arte Independiente Andaluz. El espectro sonoro no es siempre límpido y percibimos episódicas durezas; pero la labor merece plácemes. Como los merece el magnífico violinista malagueño Jesús Reina, de tan sólo 18 años, que resuelve con nota sus compromisos en todas sus intervenciones y singularmente en el protagonismo que se le reclama en el muy bello Concierto para violín. Ahora sólo falta que alguien distribuya este logro adecuadamente, que, de momento, puede ser adquirida a través del periódico Diario Montañés de Santander.