Pedro Halffter. Foto: Guillermo Mendo

Un año después de resucitar al Doktor Faust de Busoni, el Teatro de la Maestranza reúne mañana a Pedro Halffter y la Sinfónica de Sevilla para el estreno en España de la versión de concierto de la Turandot italo-germana.

Mañana, y como preludio a las representaciones del testamento pucciniano que se llevarán a cabo en el mes de marzo, el sevillano Teatro de la Maestranza presentará, a modo de primicia nacional, la Turandot compuesta por Ferruccio Busoni y estrenada en el Stadttheater de Zúrich el 11 de mayo de 1917. Será en forma de concierto, con un sólido elenco encabezado por la soprano Astrid Weber, los tenores Robert Kuenzli y Stephan Rugamer y la mezzo Ildiko Komlosi.

La dirección corre a cargo de Pedro Halffter, a quien le gusta especialmente descubrir tesoros ocultos. "La evolución de la música -comenta el director- tiene que asumir todavía la cantidad de repertorio que se produjo a principios del siglo pasado, donde coincidieron Strauss, Berg, Debussy o Puccini, y adquirir una vocación caleidoscópica". En el caso concreto de Busoni -de quien ya dirigió, en la pasada temporada, la primera audición en nuestro país de la ópera Doktor Faust-, se trata de un autor muy especial. Nacido en Empoli (Italia) en 1866, fue hijo de una pianista italo-alemana y un clarinetista italiano. Durante su infancia, se dio a conocer como niño prodigio del piano, dando su primer concierto a los siete años. Posteriormente interpretó sus propias composiciones en Viena, donde tuvo la oportunidad de oír tocar y conocer a Liszt, Brahms y Rubinstein. Ocupó varios puestos como docente: en Helsinki, donde conoció a su futura esposa, Gerda Sjöstrand; en Moscú y en los Estados Unidos, donde apareció como virtuoso del piano. En 1894 se instaló en Berlín, donde se distinguió como promotor de la música contemporánea, destacando entre sus numerosos alumnos Egon Petri o Kurt Weill.
Dos lecturas de Gozzi
"Busoni tiene sangre italo-alemana, lo que enriquece enormemente sus composiciones", señala Halffter, a quien hay que agradecer experiencias como El sonido lejano de Franz Schreker o, recientemente, La mujer silenciosa de Richard Strauss. De hecho, el texto de sus óperas está escrito en los dos idiomas. En el caso concreto de su Turandot, cuenta con una orquesta menos espectacular que la de Puccini, una diferente utilización del coro -"más griego y pegado a la acción"- y también de los personajes y la dramaturgia, trayendo a un primer plano figuras de la comedia del arte: Truffaldino, Tartaglia, Pantalone...

El resultado es neoclásico, transparente, de menos duración (80 minutos), de ahí que en algunos teatros se haya ofrecido en programa doble con otra obra del autor, Arlecchino. "En lo que concierne a Doktor Faust, nos encontramos con un Busoni mucho más complejo: ambicioso, audaz y visionario. A su lado, Turandot es una hermana pequeña", matiza. "Tener la oportunidad, como va a ocurrir ahora en el Maestranza, de contrastar sendas visiones de compositores coetáneos, a partir de un mismo libreto, inspirado en la pieza teatral de Carlo Gozzi -que aspiraba con la fantasía a rivalizar con el realismo cotidiano de su coetáneo Carlo Goldoni- me parece algo absolutamente excepcional", concluye.