Entre los actos que el Teatro de la Maestranza de Sevilla tiene previstos para conmemorar los 30 años de su apertura, figura una relevante gala lírica, que, con buen criterio, en claro guiño, trata de rememorar aquella otra que se celebró con motivo de la inauguración el día 10 de mayo de 1991. Allí estaban las voces españolas más importantes del momento: Victoria de Los Ángeles, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Pilar Lorengar, Jaime Aragall, José Carreras, Plácido Domingo, Alfredo Kraus, Pedro Lavirgen y Juan Pons. Todo un plantel de grandes figuras, algunas ya desaparecidas.

Las que ahora se van a dar cita el día 2 de mayo son también algunas de las mejores de hoy. Y no haremos comparaciones inoportunas. Sí resaltaremos brevemente su significación. En la parte masculina tenemos por un lado al ya maduro Carlos Álvarez, sin duda en el cénit de su carrera una vez vencida su enfermedad de hace unos años y reconducida su técnica. Voz oscura, plenamente baritonal bien manejada, con sentido y sobriedad; a un bajo-barítono, Simón Orfila, rotundo, sonoro, amplio, impulsivo y entusiasta; y a dos tenores, líricos: José Bros, ya veterano, sobrio, buen fraseador, y el muy bisoño Xabier Anduaga (ganador de un Operalia), más ligero, de tinte claro, buena extensión y fácil emisión. Está en el camino.

Por parte de las féminas, en primer lugar, la ya muy experta y rodada Ainhoa Arteta, ahora una lírico-spinto de notable presencia vocal, vibrante y segura. Luego dos instrumentos menos robustos: Rocío Ignacio, de timbre espejeante y gran penetración, y la más ligera Leonor Bonilla, una de las últimas revelaciones de la tierra, flexible y burbujeante. Tiene un gran futuro. Todos estarán bajo la batuta serena de Juanjo Mena, que gobernará al Coro de Amigos del Teatro y a la Sinfónica de Sevilla, dos excelentes conjuntos. En atriles, páginas imperecederas de carácter sevillano de Mozart, Rossini, Manuel García, Donizetti, Beethoven, Carnicer, Penella, Zandonai y Verdi.