Imagen de la ópera Moisés y Aarón

Especial: Lo mejor del año

Ha sido un buen año lírico. Incluso en un centro de posibilidades limitadas como el Auditorio de Tenerife han sabido hacerse las cosas con cabeza y se han logrado muy meritorias versiones de Maria Stuarda o Werther, con artistas en algunas ocasiones de casa, así Yolanda Auyanet o Celso Albelo. Y si nos vamos al otro extremo, al noroeste, ahí está el Falstaff semiescenificado de los Amigos de la Ópera de La Coruña -a quienes se les ha reducido el presupuesto drástica e injustamente-, donde ha brillado Bryn Terfel. El Liceo acaba de llevar a su escenario el impresionante montaje de Elektra de Srauss de Cheréau con la Herlitzius al frente, mientras que el Real coronó una excelente temporada con una reveladora producción de Moisés y Aarón de Schönberg firmada por Romeo Castellucci y ha iniciado la presente con plausibles funciones de Otello y El Holandés errante. En Sevilla se nos descubría El rey Kandaules de Zemlinsky y se recuperaba una muy potable Anna Bolena de Donizetti, con una estupenda Angela Meade, al tiempo que Oviedo nos traía la infrecuente I Capuleti e i Montecchi. La Zarzuela de Madrid por su parte lograba un estupendo espectáculo Durón de la mano de Tambascio, estrenaba María Moliner de Parera Fons y reestrenaba Las golondrinas de Usandizaga.



Nuestros conjuntos de música antigua, barroca y clásica han seguido avanzando y mejorando. Han ofrecido significativas actuaciones la Orquesta Barroca de Sevilla -siempre amenazada por su falta de seguridad financiera-, La Ritirata, la Accademia del Piacere, Harmonia del Parnás, La Grande Chapelle (gran disco dedicado a Durón), Forma Antiqua o Hesperion XX, por citar sólo unos pocos conjuntos, en su mayor parte integrados en la magnífica programación del Universo Barroco del CNDM. De otro lado la Fundación March de Madrid continúa abriéndose a originales propuestas, siempre sorprendentes y de gran didactismo.



Las orquestas nacionales han ampliado su radio de acción y buscan nuevos horizontes en todos los repertorios, con solistas y directores de mérito, aunque no siempre plantan cara a la escasez de nuevas aventuras compositivas. No son muchos los encargos a nuestros músicos, un apartado más bien deficitario de algunas de nuestras más importantes formaciones, como la Nacional.