Image: Quijotadas líricas

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Escenarios

Quijotadas líricas

El Teatro Arriaga de Bilbao dedica el fin de semana a la ópera en familia con El retablo de Maese Pedro de Falla

27 marzo, 2009 01:00

Una imagen del montaje. Foto: Enrique Lanz

BENJAMíN G. ROSADO
El amor no tiene edad. La ópera tampoco. Con esa premisa, el Teatro Arriaga de Bilbao acoge mañana y pasado El retablo de Maese Pedro, la cuarta entrega del proyecto infantil ABAO Txiki. Una coproducción en la que han participado el Liceo de Barcelona, el Teatro Real de Madrid, el Teatro Maestranza de Sevilla, la ópera de Oviedo, el Teatro Calderón de Valladolid y la Compañía Etcétera. Se trata de una ópera de bolsillo, ligera, asequible, traviesa, en la que, con ayuda de varias marionetas, se narra las aventuras y desventuras del titiritero Maese Pedro cuando en su camino se cruza Don Quijote. De hecho, la ópera, compuesta por Manuel de Falla en 1923, se inspira en dos capítulos del texto cervantino. "Lo más difícil de esta producción -nos cuenta Enrique Lanz, director escénico del montaje- ha sido conseguir llenar la escena de contenido con unos títeres que se puedan ver en salas grandes, y que transmitan la riqueza de la música de Falla y la obra de Cervantes".

Como es sabido, El Quijote es una mirada a la Edad Media desde el siglo XVII, una sátira, en toda regla, a las novelas de caballerías, que tanto intrigan a su protagonista. En la relectura de Josep Vicent, director musical, y Lanz se ha optado por una sincronización de los distintos espacios y tiempos de la obra musical y literaria. Por un lado están los espectadores, emplazados en una venta manchega, que es la que encuentra el hidalgo en su andadura. Por otro, el universo de las propias marionetas, inspirado en el romance de Don Gayferos, que procede del ciclo carolingio, una historia inspirada en hechos y personajes reales. Carlo Magno, Don Roldán y algunas otros. "Por eso ¬-explica Lanz-, para intensificar las distancias entre los dos mundos, opté por marcar claramente las diferencias de estilos, en resonancia con las distintas épocas que representa cada uno". Con este objetivo, ha echado mano de iconografías aparentemente incompatibles, como la medieval, la barroca y la africana. "Quise también ahondar en cómo serían los títeres en aquella época, y, por las pocas referencias visuales que tenemos de ellos, imaginé que estarían muy próximos en sus técnicas de manipulación, materiales y acabados a los que aún hoy día siguen existiendo en algunos países africanos, casi inalterados a través de los siglos".

Aseguran que la versión musical del joven Josep Vicent, que dirige a la Orquesta de la Academia del Liceo y al clavecinista Iván Martín, no va a dejar indiferente a quienes ya la conocen la partitura. "A mí me parece acertada, porque mi versión escénica gana una gran fluidez con su interpretación musical". Entre bastidores encontramos al tenor catalán Xavier Moreno (Maese Pedro), el barítono navarro Marc Canturri (Don Quijote) y la soprano bilbaína Olatz Saituna (El Trujamán). Junto a ellos, en el escenario, un plantel de expertos manipuladores de marionetas darán vida a la divertida tramoya.

A las representaciones "oficiales", que tendrán lugar mañana y pasado a las 19 horas, les ha precedido esta mañana un estreno escolar, a modo de tanteo. "En un principio todo parecía augurar que íbamos a pasar un mal rato", nos contaba Lanz nada más concluir la representación. "Notamos cierta falta de compostura antes de comenzar el espectáculo: gritos, ruidos, silbidos, risas y demás. Ahora, en cuanto comenzó la función su comportamiento fue intachable. Ya al final, sus aplausos fueron de lo más entusiastas".