La estrella azul, debut en el largometraje del galardonado cortometrajista Javier Macipe (Zaragoza, 1987), aborda la figura de Mauricio y arranca justo en el momento en el que el grupo se desintegra por culpa de sus dudas y vicios, lo que le lleva a marcharse a Argentina para visitar la casa en la que vivió uno de sus ídolos, el cantautor Atahualpa Yupanqui.

Vagando por el inmenso país americano, intentando empaparse de su folclore, Mauricio acabaría conviviendo una temporada con la humilde familia de Carlos Carbajal, una de las grandes figuras de la chacareras de Santiago del Estero, del que tratará de absorber los principios básicos de ese estilo musical, al tiempo que sana su espíritu tendente al malditismo.

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A su regreso a España, Mauricio abandonó definitivamente Más birras y empezó a difundir el folclore argentino, sin demasiado éxito, para acabar muriendo en el año 2000, con 36 años, en circunstancias no del todo claras.

Es probable que en la actualidad, lejos de su tierra, pocos conozcan a Mauricio Aznar Müller, pero eso quizá cambie con La estrella azul, un filme que se antoja difícil de olvidar, gracias al cariño con el que se retrata al personaje, al poderoso y juguetón estilo de Macipe y al impecable apartado musical, que apuesta por la grabación en directo, capturando el sonido de manera prodigiosa. Una apuesta original y emocionante que bien merecería que un buen número de espectadores la disfrutara en pantalla grande.

Macipe, que empezó a trabajar en el guion hace 10 años y que tardó más de tres en finalizar el rodaje por culpa de la pandemia, lo que hizo peligrar el proyecto, toma arriesgadas decisiones formales que funcionan como un tiro.

Desde las etéreas e imaginativas transiciones que enhebran las escenas del primer acto, con una reconstrucción de época tan sencilla como eficaz, hasta la sequedad que adopta el relato de sus melancólicos años finales en Zaragoza, pasando por el estilo naturalista –rayano con el documental– de todo el segmento argentino, en el que recurre a actores no profesionales para dar vida al clan Carbajal. Y dobla la apuesta al revelar en una coda final las bambalinas del rodaje, reivindicando el poder del cine como documento histórico y testimonial.

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Pero si hay algo que eleva al filme es el tremendo trabajo del hasta ahora poco conocido intérprete Pepe Lorente –ha aparecido en películas como La maternal (Pilar Palomero, 2022) o El reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018) y en la serie Élite–, que interpreta a Mauricio otorgándole carisma y verdad y haciendo creíble cada momento, desde los más oscuros de la etapa zaragozana hasta los más luminosos de su periplo americano.