Erige Sehiri, directora de 'Entre las higueras', en la Mostra de cine de Valencia en 2022

Erige Sehiri, directora de 'Entre las higueras', en la Mostra de cine de Valencia en 2022

Cine

Erige Sehiri, cineasta tunecina: “La primavera árabe ha cambiado la mentalidad, es irreversible”

'Entre las higueras' refleja una jornada de cosecha en el Túnez rural, una sociedad en la que comienzan a derrumbarse las costumbres machistas

14 julio, 2023 02:39

Sin juzgar ni crear “dualidades”, Entre las higueras prosigue la rica tradición de la “jornada en el campo”. Un canon narrativo fijado por el propio Shakespeare en Sueño de una noche de verano, esa naturaleza sensual que embriaga los corazones de sus fogosos protagonistas. Entre el cuento de verano y la parábola social, la película, bellamente rodada, nos transporta a una jornada labriega en el Túnez rural en el que varios jóvenes dirimen sus relaciones sentimentales en un mundo al borde de un cambio social radical.

Debut en el largometraje de ficción de la franco-tunecina Erige Sehiri (Lyon, 1982), la película oscila entre lo bucólico y lo político para ofrecer una fotografía de una sociedad en proceso de una profunda transformación. Las protagonistas son tres mujeres, interpretadas por las hermanas no profesionales Fdhilli: Fidé (Fidé), la rebelde; Sana (Ameni), la conservadora; y Melek (Feten), a medio camino. PareceN representar distintos punto de vista sobre la situación de la mujer, desde la liberación total de las antiguas cadenas pasando por la moderación y la defensa a ultranza de las viejas tradiciones.

Efectivamente, la directora no juzga y nos cuenta esta fábula política empatizando con todos los personajes con la voluntad de levantar acta de un estado de la cuestión. Cuenta la directora: “Lo que quería era no caer en esa dualidad que esperamos en las películas, nos gusta que esté todo muy claro. Quería ser muy realista y ver los matices sobre lo que está sucediendo ahora en Túnez. No quiero que haya buenos y malos porque lo que me interesa es cómo vivir todos juntos””.

Los jóvenes de Entre las higueras se comportan como los jóvenes de cualquier lugar del mundo: se observan, se desean, murmuran entre ellos y en una calurosa jornada de verano, se dejan llevar por sus emociones. La reaparición en la vida de Fide de Abdou (Abdelhak Mrabti), un atractivo joven que remueve sentimientos del pasado sirve como catarsis. “La película está rodada con planos cortos para mostrar hasta qué punto es claustrofóbica una sociedad que no da un futuro ni oportunidades a la generación joven”.

La protagonista, Fide, es una joven que no teme expresar sus deseos y sueña con un futuro mejor que el de ser una labriega pobre. “En la película me pregunto si el destino de Fide será el de tantas mujeres parecidas a ella: trabajar en el campo por una miseria toda su vida, sin seguridad social, y un amor perdido. Yo creo que no tiene por qué ser así. Aunque no haya habido el cambio político que esperábamos, estamos ya en una sociedad distinta. Hay gente que dice que después de la revolución incluso hemos ido a peor. La situación económica es difícil, pero el cambio en la mentalidad es irreversible. Incluso los padres de estas chicas actúan de manera distinta a como lo hubieran hecho hace 20 años”.

“Las zonas rurales han sido abandonadas por el gobierno desde hace décadas”

Las primaveras árabes comenzaron primero en Túnez con el derrocamiento de Ben Ali en enero de 2011 encendiendo la mecha de otras de corte similar en Egipto o la propia Siria, donde ha tenido un final más amargo. Al principio, además de pioneros, los tunecinos podían presumir de ser los únicos que habían logrado instaurar una democracia.

Actualmente, sin abandonar algunos formalismos de la democracia, el presidente Kaïs Saied conduce el país en una dirección más autocrática. Explica la directora: “Cuando los islamistas tomaron el poder después de la revolución, la parte positiva fue que la gente pudo decir que estaba en contra, antes de eso estaba prohibido expresarse. No estamos en el mejor momento, pero es un tiempo en el que la gente quiere expresarse, en el que todo el mundo busca cuál es su lugar en el mundo”.

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Lejos de la turística y cosmopolita capital, la película refleja ese mundo rural en el que los cambios van más lentos y son menos evidentes. “Las zonas rurales han sido abandonadas por el gobierno desde hace décadas”, cuenta la directora. “Se han preocupado de la ciudad y las playas, adonde van los turistas. En el interior del país, todo sigue igual la gente sigue yendo a trabajar en camiones y con frecuencia se caen. Para las protagonistas, la costa es un lugar muy lejano aunque solo esté a dos horas y media en coche. Es un mundo totalmente aparte”.

Sehiri creció en Lyon, en Francia, y decidió volver al país de sus padres después de la revolución: “Hice el viaje contrario a ellos. Al principio no tomé la decisión de instalarme de manera permanente. En esa época era periodista y cuando estalló la revolución fui al país para cubrir la noticia. Sentí que debía formar parte de ello. Entonces comencé a hacer cortos, luego hice un documental (El ferroviario) y ahora tengo una productora con la que hacemos trabajos de investigación”.