El cineasta Diego Galán (Tánger, 1946) ha fallecido este lunes a los 72 años. Periodista, investigador, crítico, escritor cinematográfico, realizador de cortometrajes y exdirector del Festival de Cine de San Sebastián recibió en 2018 la Medalla de Oro de la Academia de Cine por "su admirable trayectoria y su apoyo constante al cine español".

"Ha muerto Diego Galán, un apasionado por el cine, sin el que no se podría entender la historia de nuestro festival", ha escrito desde la cuenta de Twitter del festival José Luis Rebordinos, actual director del certamen. Estuvo al frente de la cita de 1986 a 1989 y de 1995 al 2000. Fue durante su gestión cuando se produjo el traslado de la sede desde del teatro Victoria Eugenia al Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal. En una entrevista con El Cultural recordó que las ediciones de 1985 y 1987 fueron las más duras. La primera “porque coincidió con una huelga general y a la cena de clausura hubo que acudir entre tanquetas. La segunda “porque había explotado la bomba de Hipercor y antes de la gala de inauguración, con Esperanza y gloria de John Boorman, se produjo un aviso de bomba”. La de 1989 fue la más idílica. Estuvo Bette Davis, se incorporó el sistema Imax en el Velódromo, revisaron la obra de Kieslowski y "cumplí el viejo sueño infantil de proyectar el serial Los tambores de Fú-Manchú".

Aunque Galán nació en Tánger se trasladó a Madrid antes de cumplir 20 años, donde empezó trabajando como administrativo y contable en diferentes empresas mientras compaginaba su faceta de actor. Pronto conoció el mundo del cine y empezó a dirigir el Cine-club de los alumnos del colegio de San Antón, algo que combinaba con críticas de cine que escribía para la revistaNuestro Cine. Allí publicó hasta que en 1971 fundó, junto a Fernando Lara, Triunfo, un semanario que fue una plataforma de reflexión sobre el cine en España.

Su pasión por el cine le llevó a ser ayudante de dirección de algunos programas de televisión como 10 melodías vascas de Pedro Olea y Tan lejos, tan cerca y se estrenó en el largometraje con Cuatro desertores, de Pascual Cervera, y El vampiro de la autopista, de José Luis Madrid. En los años 70 dio un paso más allá y comenzó a escribir sus primeros guiones para cortos como Apunte sobre Ana, El mundo dentro de tres días, Tu amiga Marilyn y Una tarde con Dorita Amor.

Esta disciplina, sin embargo, no le convenció y continuó ejerciendo la crítica a través de su publicación. En 1981 Triunfo cerró pero para entonces ya había empezado a escribir en El País, diario con el que ha colaborado hasta la actualidad. Más tarde fue nombrado asesor del Festival de Cine de San Sebastián para convertirse poco después en su director. Tras acabar la edición de 1989 dimitió aunque regresó en 1995 hasta el año 2000.

Los años al frente de la cita le llevaron a escribir Jack Lemmon nunca cenó aquí, un libro en el que cuenta la historia de la resurrección de un festival que luchó para recuperar su gloria pasada. También realizó la serie Queridos cómicos y dirigió programas de televisión como Otras miradas y Carta blanca. Como director de documentales firmó, en 2005, Pablo G. del Amo, un montador de ilusiones, en 2013 Con la pata quebrada, por el que fue nominado a los Premios Goya y en 2016 Manda huevos. Galán también fue jurado en los festivales internacionales de Berlín y Cannes.