Bill Skarsgard es Pennywise en It

Andy Muschietti estrena It, uno de los títulos de terror más aclamados de las últimas décadas. El famoso payaso Pennywise, producto de la desbordante e intuitiva imaginación de Stephen King, llega a la pantalla encarnado por Bill Skarsgard.

Un título que es un pronombre demostrativo pero que se manifiesta de forma indeterminada. "It", es decir, "Eso". ¿Cómo dar nombre al horror? ¿Cómo articularlo? ¿Qué rostro tiene el Mal absoluto? El rey de la literatura de terror, Stephen King, no encontró mejor forma de hacerlo que dotándolo de todas las formas posibles. "Eso" representa en la novela It (1986) una entidad multiforme, un monstruo mutante que se manifiesta en función de los miedos más profundos que detecta en sus víctimas: un grupo de preadolescentes de la comunidad de Derry (Maine, EEUU). En la voluminosa novela publicada durante el mandato de Ronald Reagan (un detalle no menor), "Eso" adopta en la mayoría de los casos el aspecto del terrorífico payaso Pennywise, pero también se aparece como un hombre lobo, una momia, un leproso, un tiburón, un pájaro gigante, una bruja, un doberman, una araña gigante… El terror se alimenta de terror.



It ya fue pasto de una producción televisiva de 180 minutos en 1990, si bien todo lo que sobrevive de aquella higiénica adaptación (sin gore, ni sexo, ni atmósferas malsanas) es la encarnación de Pennywise por Tim Curry. Después del ruido mediático y las expectativas generadas (el tráiler batió récords en su primer día: 197 millones de visualizaciones), hoy llega finalmente a las salas mundiales la adaptación cinematográfica de la novela, sin duda una de las más terroríficas y apreciadas de su género. O, más bien, su adaptación parcial. Si el texto original alterna el relato en dos épocas, 1958 y 1985, la película dirigida por Andy Muschietti se centra exclusivamente en la primera de ellas. Queda pendiente para una segunda parte el reencuentro del grupo "Los Perdedores" liderado por Bill ‘El Tartaja' una vez que son adultos para volver a enfrentarse a "Eso" que traumatizó para siempre sus vidas cuando eran niños.



La novela It popularizó la fobia a los payasos y mimos (denominada coulfobia) y se convirtió en un clásico instantáneo, al tiempo que actúa desde entonces como la fuerza gravitatoria de la prolífica obra de King: personajes y situaciones de It reaparecen en gran parte del resto de sus novelas. No es muy aventurado señalar que Stephen King (o Richard Bachman en las novelas que firmó con seudónimo) es probablemente el escritor vivo más adaptado en la historia del cine, y obviamente la mayoría de la producciones ya nacieron bajo el estigma de productos de desecho. Deberíamos tomarnos en principio como una buena señal que el propio King haya expresado su entusiasmo con esta adaptación, cuyo guion co-escribe Cary Fukunaga (director de la primera temporada de True Detective), pero no podemos olvidar que es el mismo autor que repetidamente ha expresado su disgusto con la "fría lectura" que hiciera Stanley Kubrick de su novela El resplandor.



Pasión y éxito

Es sintomático que los cineastas más asociados al fantástico y al terror, cuyas producciones cinematográficas descansan en una ambición equivalente a la producción literaria de King, han entregado adaptaciones que se han visto reducidas al consumo fetichista y minoritario. Nos referimos a El misterio de Salem's Lot (1979), de Tobe Hooper; a Christine (1983), de John Carpenter, y a La mitad oscura (1993), de George A. Romero, es decir, la Satánica Trinidad del slasher movie. Son sin embargo los directores no necesariamente vinculados al cine de terror quienes con mayor pasión y éxito han sacado rédito creativo (y financiero) de la literatura de King. Quizá es porque las obras que más han calado en su traspaso a la gran pantalla han sido aquellas que o bien se apartan del horror movie o emplean el género como elemento tangencial.



Sissy Spacek ensangrentada en Carrie

Brian de Palma fue el primero con la sonada Carrie (1976), a partir de la primera novela de King, una versión terrorífica de la venganza del patito feo en un entorno hipócrita y opresor. La imagen de Sissy Spacek embadurnada en rojo se convirtió en el primer icono sangriento de la imaginería de King. Pero es Frank Darabont quien realmente se ha apropiado del reflejo cinematográfico del escritor al haberle adaptado en tres ocasiones. Cadena perpetua (1994), no en vano la película mejor valorada por los usuarios de imdb (un 9,2 de media), resucita en cada visionado como un hito del cine carcelario pero también como un emotivo relato de amistad, una aritmética narrativa de enorme precisión sostenida sobre la complicidad actoral de Tim Robbins y Morgan Freeman. Pero definitivamente no es cine de terror.



El futuro productor de la serie The Walking Dead intentó repetir jugada con La milla verde (1999), basada en la novela El pasillo de la muerte, si bien el componente sobrenatural del relato quizá jugó demasiado en contra de su éxito. Aún le fue peor a Darabont con su tercera incursión en el universo King, La niebla (2007), uno más de los relatos post-11S que han hecho del Apocalipsis zombi un contexto en lugar de un contenido en Hollywood, y cuyo desastroso desenlace se cuenta entre los sad endings más innecesarios y caprichosos de su estirpe. La novela ha sido inspiración de una ficcion televisiva reciente, que se suma a otras series como La cúpula (2013-2014), Haven (2010-2015) o 22.11.63 (2016), o la que está en camino, Castle Rock.



Ecos bíblicos

Acaso la sustancia más jugosa de los relatos de King, sean en breve formato o en monumentales novelas de raigambre bíblica (como La danza de la muerte, actualmente en producción a manos de Josh Boone) sea el factor humano, social y político por encima del patológico. Rob Reiner demostró a todo el mundo en Cuenta conmigo (1986) que lo que hace a King grande son sus personajes y cómo se proyectan en el mundo y se relacionan entre ellos más que las mitologías infernales a las que se enfrentan. De hecho, It queda asociada al recuerdo como un épico relato de iniciación capaz de extraer momentos de emotiva intimidad con sus personajes, y no tanto como una factoría de monstruos y perturbación psciológica. Esa vinculación de It y Cuenta conmigo es la que mayor magnetismo irradia la película que este viernes se estrena, según insisten sus propios responsables.



Rob Reiner volvió a rozar la excelencia con la adaptación de Misery (1990), enloquecida parábola sobre la creación y sus monstruos que entregó otra imagen icónica a mayor gloria de Kathy Bates y los hachazos que le infligía a James Caan, alter-ego del propio Stephen King. El tándem King-Bates fue el infructuoso reclamo años después de la irrelevante Ecilpse total (1995), de Taylor Hackford, basada en la novela Dolores Claiborne (1992). La historia de Dolores podría ser una versión paralela de la de Beverly, la única chica del grupo de Los Perdedores en It.



Arnold Schwarzenneger en Perseguido

Cuando la charcutería y la banalidad demoníaca (la limitada distinción que establece entre el Bien y el Mal es uno de los factores que posiblemente han apartado a King de la liga de los "escritores serios") han sido reemplazados por una visión más sociológica y hasta filosófica de la mente humana, algo valioso ha surgido. Es el caso de la magnífica La zona muerta (1983), en la que Cronenberg volcó su talento para ahondar en la psique humana; y también el de la memorable Perseguido (1987, Paul Micahel Glaser), genuina pieza de culto tanto para los fans del escritor como para los de Schwarzenneger. En esta obra, The Running Man, King firmó como Richard Bachman para mostrar su versatilidad literaria al colocarse más cerca de Bradbury y Orwell que de Lovecraft y Poe. El reality show de supervivencia que pone en escenanos remite a las formas y fondos del mejor Verhoeven, quien, dicho sea de paso, ya está tardando en adaptar al King del Terror.