Agustí Villaronga durante el rodaje de Incierta gloria

El cineasta vuelve a la guerra civil tras el éxito de Pa negre con Incierta gloria, adaptación de la monumental novela de Joan Sales

El cineasta Agustí Villaronga (Palma de Mallorca, 1953) vuelve esta semana a las salas de cine con Incierta gloria, la adaptación de la monumental novela de Joan Sales sobre la guerra civil. Tras el éxito de Pa negre (2010), película que se alzó con nueve premios Goya (entre ellos mejor película), el director regresa a la intrahistoria del conflicto fratricida que arrancó el 18 de julio de 1936 con un drama en el que se cruzan las pasiones de cuatro personajes: Lluís (Marcel Borrás) y Solerás (Oriòl Pla), amigos y oficiales del ejército republicano embarrancados en el inactivo frente de Aragón; Trini (Bruna Cusi), la novia de Joan de la que está enamorado Solerás, y la Carlana (Núria Prims), una enigmática viuda de orígenes humildes que trata de manipular a Lluís para asegurar su futuro. Tras ganar el Premio Nacional de Cinematografía en 2011 y el estreno de El rey de La Habana en 2015, Villaronga celebra el buen momento profesional que atraviesa, cuando desde dentro de la industria parece que han archivado la etiqueta de director de culto y minoritario que tenía asignada desde sus primeras películas, Tras el cristal (1987) y El niño de la luna (1989). Hablamos con el cineasta sobre la guerra civil, baches personales y la situación en Cataluña.



P.- ¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?

R.- La idea fue de la productora Isona Passola, con la que ya trabajé en El mar (2000) y en Pa negre, que fue bien a todos los niveles. Cuando me propuso hacer Incierta gloria pensé que era un proyecto demasiado parecido: un autor catalán, la guerra civil… Me dio la impresión que era como chupar del bote. Sin embargo, me convenció y justo un año después de Pa negre escribí el guion con Coral Cruz, pero antes de ponernos con ella rodé El rey de La Habana.



P.- ¿Conocía ya la novela?

R.- Me había hablado muy bien de ella mi amigo Marc Recha, que había pensado en llevarla al cine y me recomendó leerla. Sin embargo no me puse hasta que me la dio Isona… Y hay que ponerse porque son más de mil páginas. Es una obra densísima, compleja, que en los últimos diez años ha tenido una revalorización importante en Cataluña.



P.- ¿Qué fue lo que más le atrajo de la primera lectura?

R.- Los personajes, aunque no los pillé a la primera. Eran muy complejos y decidí centrarme en ellos. En la novela son cinco personajes principales y yo preferí dejarlos en cuatro, de manera que Solerás coge algunos aspectos del que acabó por desaparecer. Al final lo que quería era contar la historia de unos personajes enfrentados a una situación límite como es la guerra, que los parte en dos.



P.- Hay muchos escenarios y ambientes en la novela que no aparecen en la película… ¿Por qué decidió centrarse en esa especie de cuadrángulo amoroso?

R.- Para empezar decidí sacar toda la parte bélica porque creo que no estaba allí la película. Además la gente está acostumbrada a ver filmes de guerra tan bien rodados como Salvar al soldado Ryan, de manera que si no puedes estar a ese nivel es mejor no intentarlo. Por otro lado es una obra muy intelectual, con mucha disquisición metafísica, religiosa, ética e ideológica. Poner todo esto en pantalla hubiese sido muy farragoso, con voces en off y diálogos muy sesudos. Por eso hemos intentado llegar a la esencia a través de una acción progresiva que interese al público.



P.- En una entrevista comparaba el proyecto con un western…

R.- Bueno, salen caballos [se ríe]. No es exactamente un western, que es una cosa muy concreta, pero por ejemplo el personaje de la Carlana se parece a la Joan Croawford de Johnny Guitar. Son personas muy aisladas en un entorno elegido a propósito como los Monegros.



P.- Desde El niño y la luna (1989), no sé si con alguna excepción, no ha vuelto a dirigir una historia que fuera genuinamente suya. Pero en todo caso es una constante que en los últimos años adapte novelas. ¿A qué se debe?

R.- Como muchas personas, he tenido baches de muchos años sin trabajar. Nunca estuve sin escribir, pero iba a las productoras y veía que no tenía nada que pelear. En aquel momento tenía fama de cineasta raro, maldito y de culto. Por eso me acostumbre a aceptar proyectos que venían de fuera pero que de alguna manera podía llevarlos a mi terreno y hacerlos míos. Quizá ahora, después del éxito de Pa Negre, me escucharían pero en aquellos momentos no me escuchaban. Además las películas que tenía en mente eran un poco fuertes y no hubiesen funcionado en taquilla, las cosas como son. Ahora creo que podría combinar ambas facetas, pero de repente tengo la suerte de que me llamen para trabajar en cosas que me interesan. Mis ideas no son tan importantes como lo es ser capaz de dotar de alma a las películas. Si te las crees, adelante.



Una imagen de la película

P.- ¿De qué manera podía llevar esta película a su terreno?¿En principio parece una de las más alejadas de su imaginario?

R.- Para mí Incierta gloria no es muy diferente al resto de mi filmografía más privada, de las películas que yo más quiero. El mar es el emblema de lo que a mí me gusta hacer y no veo Incierta gloria muy lejos de esa idea. Los personajes están al límite, con lo cual nadie hace o dice las cosas por educación sino porque las emociones están a flor de piel. Ahora me dicen que hago un cine académico, pero es que yo nunca he pretendido hacer un cine innovador. Me gusta mucho el cine clásico y nunca he sentido la necesidad de hacer florituras. Me encanta ver un lenguaje cinematográfico arriesgado, pero yo intento explorar otras cosas. A mí me gustan mucho las situaciones con personajes. Donde yo disfruto de verdad, que puede ser lo más aburrido a la hora de verlo, es con dos tipos hablando delante de la cámara. E Incierta gloria tiene mucho de eso.



P.- ¿Sin embargo hay temas que son una constante en su filmografía que aquí no aparecen?

R.- Sí, en otras películas están presentes la homosexualidad o la iniciación al mundo de un niño que se hace adulto, pero aquí no están para nada. Lo que sí se repite es el tema de la guerra, no tanto de la guerra civil como de la guerra en general. Pienso que realmente es una película muy mía, aunque no sea muy arriesgada en el sentido de hacerla tremenda… creo que es mejor así. Hace unos años, coincidiendo con Pa negre y no tanto a causa de Pa negre , por cuestiones personales empecé a entender al público mejor de cómo lo entendía antes. Me di cuenta de que cuanto más intentas hacerte notar intelectualmente o artísticamente más te alejas del espectador base. Tiene más sentido explicar cosas que hagan al espectador ver el mundo de una manera más compleja que el simple relato del dinero. Esto me ha guiado en los últimos años.



P.- Esta película vuelve a mostrar una ambigüedad moral respecto a la guerra civil que ya estaba presente en Pa negre

R.- Tanto en el bando republicano como en el franquista hubo comportamientos deleznables. A mí no me interesa un enfrentamiento ideológico porque lo estamos viviendo cada día y es un coñazo. Lo puedo tolerar en una conversación privada pero creo que no tengo suficiente preparación para exponerlo en pantalla. Si encontrase una novela interesante al respecto puede que intentara ponerlo en imágenes, pero no es el caso. Ni Joan Sales en Incierta gloria ni Emili Teixedor en Pa negre apuestan por eso. Pa negre es una metáfora de como la burguesía catalana agachó la cabeza frente al franquismo y todo visto desde la mirada de un niño, por lo que las reflexiones tenían que ser simples. Y pienso que Incierta gloria también es simple. Hay unos personajes muy jóvenes que se abren a la vida, lleno de ilusiones, con ganas de cambiar el mundo y a los que la guerra les cambia el destino. La juventud se les escapa de las manos y necesitan sobrevivir y hacer sobrevivir sus propias ideas. En definitiva de lo que habla la película es del horror de la guerra.



Agustí Villaronga junto a Oriòl Pla y Marcel Borrás.

P.- Muchos dirán: "Otra película de la guerra civil"…

R.- Lo malo son las guerras, no el hecho de hablar de ellas. La película se cierra con imágenes de los españoles que tuvieron que marcharse al final de la guerra… Esto lo puse muy a propósito por el tema de los refugiados, que es un tema que realmente me conmueve. Nosotros pasamos por eso y acabamos en Francia, en México, en campos de concentración… Creo que es bueno recordarlo viendo la insensibilidad que existe hoy en día.



P.- En todo esto era muy importante el trabajo de los actores…

R.- Sí, es una película sobre personajes. No tardé mucho en decidirme por los actores, no tuve que hacer casting ni nada y la productora no se opuso ni impuso intérpretes famosos. Conocía a estos actores porque veo mucho teatro en Barcelona. Quizá el caso más sorprendente es el de Núria Prims, que llevaba ocho años sin trabajar porque se había retirado. Pero me dijo que sí. No sé por qué pensé en ella porque no tiene nada que ver con el personaje, ya que es una persona muy dulce, muy ingenua, muy insegura… Ha hecho un trabajo excelente.



P.- La película aparece tan solo dos años después de El rey de La Habana. No es habitual en su filmografía que pase tan poco tiempo entre una película y otra…

R.- Estoy en un momento muy bueno. Después de Pa negre hice una serie de dos capítulos, escribimos Incierta gloria, rodé El rey de La Habana, ya tengo una película para empezar a rodar… Para mí es alucinante estar viviendo esto ahora. Solo me da rabia que me coja de mayor porque la energía no es la misma y a veces me quedo un poco con la lengua fuera. Pero hasta que el cuerpo aguante…



P.- Pa Negre es prácticamente la única película rodada en catalán que ha triunfado en todo el territorio nacional, e Incierta Gloria vuelve a estar rodada en catalán y en castellano. ¿Cree que esto puede limitar su recorrido comercial?

R.- A mí lo que me preocupa más es que, con el lio que hay montado entre políticos de un bando y de otro, que están todo el día echándose pelotas a la cabeza, se cree una corriente anti catalanista generalizada. Pero hay que hacer cine en catalán igual que se hace en chino. No sé porque esa neura por rodar aquí mismo con acentos extranjeros. Ahora se hacen películas muy desvinculadas de nuestro entorno. Está bien que se hagan thrillers en España, pero muchas veces están muy desvinculados de nuestra memoria.



P.- ¿Qué es lo que más le preocupa de la situación en Cataluña?

R.- No me gusta hablar de este tema porque creo que tiene un seguimiento desmedido y no hay ninguna sensatez. Digas lo que digas, te buscan las cosquillas, por un sitio o por otro. Yo no soy catalán pero vivo allí desde hace un montón de años y quiero mucho esta tierra. Básicamente en Cataluña hay un problema con el gobierno central, desde un punto de vista económico y de un punto de vista ideológico. En Cataluña el PP no tiene nada que hacer, la gente piensa de otra forma. Yo no soy independentista pero no me siento de la España que se está dibujando. Todavía tengo esperanzas en que la gente joven tome las riendas de la situación.



@JavierYusteTosi