Esteban Crespo durante el rodaje de Aquel no era yo, junto a uno de los actores.

Dos minutos después de conocer la noticia y abrazarse con sus amigos y compañeros, Esteban Crespo ya estaba concediendo la primera entrevista, interviniendo en directo en un programa de televisión. En 24 horas no ha hecho otra cosa que atender a los medios, parando únicamente para comer algo y dormir unas cuantas horas. El motivo de este repentino interés por él es muy sencillo: antes incluso de rodar su primer largometraje, será el único cineasta español que competirá en la próxima edición de los Oscar, el próximo 2 de marzo. Lo hará con su último corto, Aquel no era yo, en la categoría de "live action", es decir, con actores de carne y hueso. Allí competirá con Avant que de tout perdre (Francia), Helium (Dinamarca), Pitaako Mun Kaikki Hoitaa? (Finlandia) y The Voorman Problem (Reino Unido).



La pieza de Crespo, que ya ganó el Goya el año pasado al mejor corto de ficción y ha obtenido numerosos premios internacionales, aborda una de las realidades más duras y vergonzantes de la especie humana: la de los niños soldado, así como la inseguridad de los cooperantes internacionales en los conflictos bélicos. La factura técnica está a la altura del mejor cine de acción. "El presupuesto era muy bajo, pero le hemos sacado un partido tremendo a los efectos especiales", explica el realizador.







Todo empezó cuando Crespo leyó una entrevista a un ex niño soldado que, ya adulto, contaba las barbaridades que le habían obligado a hacer. "Lo contaba con tal frialdad que me impresionó, pero se notaba que era una persona que sufría y que le sería imposible recuperarse de las cosas que hizo".



La película está protagonizada por la actriz Alejandra Lorente, Gustavo Salmerón y Juan Tojaka, que interpreta el papel de niño soldado protagonista. A él está dedicada la película: "Juan Tojaka hace un papel impresionante. Es muy difícil encontrar a un niño de 12 años que parezca indefenso y a la vez el demonio en persona, y sin embargo fue la primera persona que entrevisté en el primer casting".



Además de la calidad técnica e interpretativa del corto, su componente de denuncia social resulta determinante en la valoración de la película y le ha servido para recabar apoyos en todas partes. "Todas las ONGs de España que luchan contra esta lacra nos han dado un gran apoyo simbólico", agradece Crespo. Y también ha sido clave para obtener la ayuda del ejército de tierra, que les ha suministrado los tanques y el armamento que aparece en el filme. "Nuestra experiencia con el ejército ha sido muy buena", asegura el director. "Tienes que hablar con mucha gente ascendiendo por el escalafón hasta que te dicen que sí, pero lo bueno es que te dicen las cosas claras en todo momento". Al final, sólo tuvieron que pagar las dietas de los soldados participantes, el combustibles de los tanques y su transporte hasta un paraje de Toledo que convirtieron en su África particular. "No teníamos dinero para viajar hasta allí con todo el equipo, así que elegimos una localización cercana a Madrid y luego añadimos digitalmente unas palmeras", confiesa Crespo, satisfecho con el resultado visual.



"Es un corto que cuando lo ves en una pantalla de cine impresiona mucho, te agarra y te remueve por dentro. Ha funcionado muy bien internacionalmente, especialmente en EEUU", donde ya fue premiado en el Festival de Palm Springs. También ha obtenido distinciones en varios festivales de Europa y en países como Marruecos, Colombia y Australia.



Si el empuje del Goya no era suficiente, parece claro que su nominación al Oscar facilitará la búsqueda de financiación para los próximos proyectos de Crespo. "Ahora mismo tengro tres: una comedia basada en uno de mis cortos anteriores, un thriller de aventuras y un thriller africano en la línea de Aquél no era yo, aunque de temática diferente", explica el cineasta. De alguno de ellos saldrá su primer largometraje, aunque, cuando de dinero se trata, nada es garantía de nada en los tiempos que corren.