Alberto Rodríguez. Foto: El Mundo.

Juan Sardá
Es excesiva, intensa, dramática, grave, a ratos, insoportablemente realista, y aunque peca de cierta moralina, gana gracias a una buena construcción de personajes. Guillermo Toledo, Tristán Ulloa y Blanca Romero son los protagonistas de After, una película cuya publicidad parece sugerir un filme de drogas, sexo y rock and roll, una especie de Mentiras y gordas con adultos, pero que no utiliza la fiesta como leit motiv sino como metáfora de tres vidas vacías y a la deriva. Alberto Rodríguez quien triunfara en la taquilla con 7 vírgenes, película en la que Juan José Ballesta interpretaba a un adolescente con problemas de adaptación social, cambia de registro y trae uno de los filmes españoles más interesantes de los últimos tiempos.

Pregunta.- Han pasado cuatro años de 7 vírgenes, ¿dónde se ha metido?
Respuesta.- No he parado de trabajar. Junto al guionista Rafael Cobos hemos escrito dos películas, lo que pasa es que tuvimos todo tipo de problemas. Para la primera no encontramos financiación porque se consideró demasiado cara, la segunda iba a comenzarse a rodar cuando la localización, la cárcel Modelo de Valencia, fue declarada en ruinas por lo que tuvimos que parar. Era un drama carcelario sobre los presos que estaban allí por "peligrosidad social" en los últimos estertores de Franco. De todos modos, no me he rendido. Espero poder rodarlos algún día.

P.- Adolescentes en 7 vírgenes y maduros cuarentones en After que se comportan como los primeros...
R.- Yo veo una relación entre las dos películas. Ambas tratan sobre personajes en crisis que están al límite y que deben tomar una decisión. Es curioso, de todos modos, que mucha gente considere After como una película más dramática cuando en ella no muere nadie, cosa que sí sucedía en 7 vírgenes.

P.- Distintas edades y distintas clases sociales...
R.- Eso quizá no estaba tan planeado de esta manera. En el guión los personajes eran más de clase media. De todos modos, creo que está bien plantear los problemas de tres personas que no sólo tienen lo suficiente para vivir sino que también tienen un poco más. Ellos tienen una vida cómoda y aparentemente envidiable, pero no se sienten a gusto. Tienen la impresión de que viven una vida que no les toca. En realidad, lo que tienen en común es su profunda soledad.

P.- En la películas hay muchas drogas, y no se puede decir que se dé una imagen muy positiva.
R.- Las drogas están por todas partes. Todos conocemos a personas que las consumen y que tienen vidas perfectamente convencionales en muchos aspectos. Aquí el problema es cuando intentas hacer a los 40 lo que te divertía a los 20. Hace falta valor para darse cuenta de que a partir de cierto momento comienza a ser patético. De todos modos, yo no quería hacer un juicio de valor sobre las drogas. No tengo nada en contra de ellas.

P.- Algunas escenas de la película son realmente dramáticas, Guillermo Toledo ofrece una imagen tenebrosa del consumo de drogas.
R.- Hay gente que me ha dicho que le producía rechazo verse en situaciones que ha vivido, muy duras. Guillermo no ha vuelto a rodar desde entonces porque se quedó hecho polvo. Ahora que lo pienso, no pongas lo del rechazo. No vaya a ser que se me asuste el público.