Foto: Darcy Moore

La velocidad con la que están avanzando la inteligencia artificial y la robótica genera suspicacias y temores en buena parte de la sociedad. Una de las cuestiones que más recelo provocan es el de la 'singularidad tecnológica': ese hipotético momento en el que las máquinas podrían mejorarse a sí mismas y llegar a ser superiores en todo a los seres humanos. Ramón López de Mántaras (Sant Vicenç de Castellet, Barcelona, 1952) es uno de los mayores expertos en el campo de la inteligencia artificial y para él "hay mucha exageración" en torno a esto.



Poco amigo de los futurólogos que se atreven a vaticinar este punto de no retorno para dentro de 20 o 30 años, el director del Instituto de Investifación de Inteligencia Artificial (IIIA) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acaba de publicar un libro, Inteligencia Artificial, escrito junto a su colega Pedro Meseguer, en el que explica los fundamentos de la disciplina y repasa desde los años 50 su evolución, señalando los hitos de cada una de sus etapas hasta la actualidad, más un último capítulo con previsiones realistas a medio plazo avaladas por su profundo conocimiento de la materia.



Además López de Mántaras es el coordinador y uno de los ponentes del ciclo de conferencias Inteligencia artificial y robótica: progresos, desafíos y riesgos, que tendrá lugar en la Residencia de Estudiantes de Madrid y que comienza el próximo lunes 9 de octubre con su exposición, centrada en los avances y los peligros de la inteligencia artificial. Antes de la charla, el historiador de la ciencia y académico de la RAE José Manuel Sánchez Ron presentará el libro de López de Mántaras y Meseguer.



El objetivo de estas charlas de carácter divulgativo, además de informar sobre los últimos avances, es combatir los bulos y las exageraciones que circulan en torno a estos ámbitos de estudio, temores a menudo espoleados por la ciencia ficción, y, en su lugar, poner el foco en otros riesgos más cercanos. Uno de los más importantes, señala el científico a El Cultural, lo constituyen las armas autónomas y los problemas éticos que plantean.



La segunda conferencia, el lunes siguiente (16 de octubre), correrá a cargo de Elena García Armada, del Centro de Automática y Robótica del CSIC y la Universidad Politécnica de Madrid. La investigadora, fundadora de la spin-off Marsi Bionics, se dedica al diseño de exoesqueletos artificiales que ayudan a moverse a pacientes, especialmente niños, con atrofia muscular espinal, aunque para ello no necesitan disponer de una inteligencia artificial especialmente avanzada. En su conferencia, titulada Robots al servicio del ser humano, la investigadora explicará este tipo de avances.



En una línea similar, Guillem Alenyà, del Instituto de Robótica e Informática Industrial del CSIC y la Universidad Politécnica de Cataluña, dará la conferencia ¿Cuánto tardaremos en tener asistentes robóticos? el lunes 23. El investigador tratará de responder a esta pregunta en función "de los logros conseguidos hasta ahora y de los retos por conseguir" en este campo. "Este siglo está llamado a ser el de la revolución robótica. Sin embargo, las expectativas son muy altas y corremos el peligro de decepcionar y crear rechazo. La comunicación de la realidad en que se encuentra la robótica y sus capacidades es crucial", opina Alenyà.



El trabajo de Alenyà se centra en la interacción de los robots con las personas, lo que a menudo requiere del contacto físico o de la manipulación de objetos deformables, como la ropa. En el proyecto Sócrates, su equipo investiga los robots como herramientas para los médicos y terapeutas en el tratamiento del Alzheimer a través de juegos, de modo que el robot adapte su comportamiento según el grado de demencia del paciente. En el proyecto I-Dress investigan qué hace falta para que los robots ayuden a personas a vestirse, e intentan captar sus preferencias para que ayuden al robot a decidir en cada paso la mejor alternativa. Mientras que en el proyecto Imagine, investigan cómo el robot puede decidir acciones aunque no tenga toda la información requerida, "imaginando" los posibles efectos de sus acciones, aplicando estas decisiones al desmontaje y reciclaje de equipos electrónicos.



Aprendizaje automático

La línea de investigación principal de López de Mántaras es el aprendizaje automático (en inglés machine learning) y, concretamente, el aprendizaje por transferencia (transfer learning), esto es, la capacidad de la máquina para aplicar los conocimientos que ha adquirido en tareas anteriores en otras nuevas de mayor complejidad, sin tener que partir de cero. "Estoy trabajando en ello con otros investigadores de Brasil, y ahora mismo hay varios centenares de científicos en todo el mundo trabajando en esta línea", explica el investigador. El proyecto en el que participa el director del IIIA trata de mejorar el equilibrio general de un robot haciendo que este aprenda previamente a mantener en equilibrio un péndulo invertido, "como cuando de niños jugábamos a sostener verticalmente una escoba apoyada en un dedo".



Entre los últimos avances en materia de inteligencia artificial, López de Mántaras destaca el triunfo del programa AlphaGo sobre el campeón mundial de Go, un juego de mesa muy complejo y popular en Asia. El hecho, que ocurrió el pasado mayo, causó "una gran sorpresa en la comunidad científica, ya que no se esperaba que fuera posible hasta dentro de diez o quince años". También destaca los avances en la rama del "aprendizaje profundo", que ha permitido que programas informáticos hagan "diagnósticos médicos a partir de imágenes de manera más precisa que los médicos humanos".



Con respecto a la posibilidad de que la inteligencia artificial haga de las máquinas seres autoconscientes en el futuro, López de Mántaras se muestra escéptico. "No sé si esto será posible algún día. Ni siquiera sabemos hoy en qué consiste exactamente la conciencia. No se sabe cómo aparece y es un mecanismo completamente desconocido para la ciencia. No sé si será posible que una máquina tenga conciencia, pero en cualquier caso para eso sería necesario que la inteligencia artificial esté mucho más avanzada y sea un tipo de inteligencia más general".



Uno de los principales temores que suelen esgrimirse en contra de la robótica es el de la supuesta pérdida de empleos que se produciría una vez que los robots estén capacitados para llevar a cabo tareas que actualmente desarrollan los humanos. A este respecto, Alenyà considera: "Los robots son mejores que los humanos en algunos campos, como los tractores son mejores en trabajos pesados del campo. Habrá perdida de empleos en algunos sectores, igual que la aparición de teléfonos inteligentes ha desplazado a muchos trabajadores. No obstante, las posibilidades que se abren son infinitas y la creación de trabajos técnicos y creativos será muy importante. En este tema normalmente se mezcla robótica y inteligencia artificial, y es algo que espero que podamos debatir y diferenciar durante la conferencia". @FDQuijano