Hans Kesting en un momento de la obra teatral 'Who killed my father'

Hans Kesting en un momento de la obra teatral 'Who killed my father'

Stanislavblog

'Who killed my father', teatro político y traumático

Un solo actor, Hans Kesting, lidia con el tumulto de sentimientos de una familia de clase baja y un ambiente social de gentes embrutecidas.

19 noviembre, 2023 02:35

Who killed my father, adaptación a la escena del director belga Ivo von Have de la novela de título homónimo de Edouard Louis, se vio ayer en los Teatros del Canal, dentro de la programación del Festival de Otoño. Un solo actor, Hans Kesting, que lidia con un tumulto de sentimientos encontrados en torno a una familia de clase baja y en un ambiente social de gentes embrutecidas y prejuiciadas.

Teatro político intenso, con su dosis justa de rabia, ejemplarmente ejecutado por Kesting, a partir de un relato personal que, en ocasiones, cae en lo previsible. Es un texto autobiográfico del escritor francés Edouard Louis, que ya pudo verse en Madrid en enero de este año en la producción dirigida por Thomas Ostermeier de la Shaubühnner y con el mismo autor como protagonista.

Ahora lo interpreta un actor extraordinario, logra que conectes rápidamente con la historia dramática que viene a contarte: la infeliz y compleja niñez y adolescencia de un chaval y su relación con su padre alcohólico y maltratador, que soporta malamente descubrir en su hijo maneras y rasgos físicos que apuntan a la homosexualidad.

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Kesting da vida principalmente al chaval, a veces también a la madre y le basta encorvarse un poco, meter las manos dentro de su jersey simulando una panza y encender un cigarrillo para hacernos creer que es el padre arrastrándose por una sórdida y húmeda ciudad de una región minera de la Francia del norte.

Oímos el texto que dice Kesting pero leemos su traducción en los subtítulos, ya que el actor usa su idioma, el neerlandés. Resulta directo, sencillo, poético, hay momentos para la reflexión sociológica y política, muchos también para la sentimental. Estimulante la mirada comprensiva del hijo hacia el padre y hacia ese trozo de sociedad castigada por la precariedad, el desempleo y la intolerancia, pero también cae en una victimización de la clase baja y de los colectivos identitarios.

El texto resulta directo, sencillo, poético, y hay momentos tanto para la reflexión sociológica y política como para la sentimental

El monólogo alcanza la parte final con el actor dirigiéndose al público, en plano subjetivo, con un contumaz discurso contra la política que practican los dirigentes franceses actuales (desde Hollande a Macron) y contra sus recortes sociales.

Von Have mueve calculadamente al actor por la caja gris en la que está encerrado. La puesta en escena es soberbia. La estética sigue un patrón conceptual, en tonos grises y azulados, fríos, que refleja el ambiente sórdido y miserable donde vive esta familia. Pocos detalles y, sin embargo, esenciales: una cama deshecha y a su lado una bombona que nos indica que estamos en zona de mineros, donde antaño abundaban los enfermos de pulmón que necesitaban oxígeno suplementario; una televisión que preside la estancia y por la que asoman los deseos y sueños del personaje; una puerta (la de la casa) que se abre a la niebla exterior…

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Magnífica y versátil iluminación dramática, es de Jan Versweyveld, habitual colaborador del director, que también firma la escenografía. Y la música ajustadísima de George Dhauw para subrayar parlamentos del actor, como en el momento en el que le oímos arengando al público contra la rebaja de los subsidios con la Marsellesa como fondo, mientras la platea se mantiene iluminada.

La obra me trajo el recuerdo del filme Billy Elliot, únicamente por la temática y salvando las distancias, ya que no comparten ni estética ni propósito ideológico. La inglesa es una comedia melodramática también de una familia de clase baja de ambiente minero que vive durante las embestidas de Margaret Thatcher a los sindicatos británicos, y cuenta la anécdota de un chaval que quiere ser bailarín, oficio estigmatizado por los mineros de “gay”. Who killed my father es otra cosa, un texto traumático, personal, triste y lírico, que conmueve pero a la vez es airado y preñado de rabia con una clara intención movilizadora de conciencias.

Who killed my father

Teatros del Canal, Festival de Otoño

Basado en el libro de Édouard Louis
Traducción, adaptación y dirección: Ivo van Hove
Único actor: Hans Kesting
Escenografía e iluminación: Jan Versweyveld
Vestuario: An D'Huys
Música: George Dhauw
Producción: Internationaal Theater Amsterdam (ITA)

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