Sis dies al camp, 2004

Importante exposición, compartida en dos espacios, la que lleva a Granada uno de los activos más significativos de la pintura española de las últimas décadas. A lo largo de los diez años largos que ocupa la cronología de la muestra, el artista barcelonés nos conduce por su claro ideario estético, aquel que responde a un complejo y meditado análisis de las sensaciones, especialmente de aquellas relacionadas con la especialidad, el cromatismo y la forma. Las grandes superficies vacías, el paisaje como unidad espacial de infinitas incidencias plásticas y el diálogo constante entre lo circundante y los esquemas visuales que la realidad posibilita son las coordenadas básicas de una obra a la que se ha despojado de todo elemento distorsionante para manifestar, sólo, aquellos impulsos significativos que proporcionan estados de máxima. La muestra que, en líneas generales viene a aportar los esquemas tradicionales de Joan Hernández Pijuan, llega a su punto álgido con las obras creadas para la ocasión y que el artista ha realizado en Granada en los últimos meses. En ellas lo íntimo se hace más patente hasta conseguir que las formas manifiesten su expresión más pura. La no presencia de los elementos, la superación de lo tangible a la búsqueda de realidades sensitivas que marcan las rutas de lo ausente, de aquello que se presiente, de la ausencia, del silencio, del vacío que acusa una imagen recordada, en definitiva, el alma de una ciudad llena de espiritualidad y magia, puesta en evidencia con unos mínimos rasgos, llenos de solvencia plástica y formal.