Rodríguez- Acosta: del Cuaderno de Venecia

Coincidiendo con la edición especial del Cuaderno de Venecia, Rayuela acoge hoy una mimada muestra de sus dibujos, acompañados por algunas pinturas al pastel, que sirven como reflejo de la pasión del pintor Miguel Rodríguez-Acosta (Granada,1927) por la pintura de paisaje y por la trascripción mediante la línea y el color de su visión de la ciudad universal. Son obras que abundan en el estilo escogido por el granadino a partir de mediados de los setenta, que se aleja de la figuración postcubista para asentarse en una poética más tendente a la abstracción o, al menos, a la esencialidad. Sin prescindir de ciertos detalles fijados en el papel (sin duda debidos a la fascinación que el conjunto urbanístico de la ciudad provoca en el veterano artista), estos dibujos y pasteles asumen la percepción y la creación mucho más desde la impresión visual que desde la búsqueda de la captura de la apariencia en sí. Casi informalista en ocasiones, afilador del detalle en otras, y siempre inclinado a la percepción intuitiva y sensorial más que al cálculo, Rodríguez-Acosta aparece en estas obras como un artista capaz de sacar de dentro de sí lo interiorizado: paisaje donde la vida y la muerte se cogen de la mano.