El Museo Universidad de Navarra persevera en su propósito de estudiar y divulgar los orígenes de la imagen fotográfica y su inscripción en varios contextos: el social-histórico, el de la formación de un imaginario documental del patrimonio monumental y paisajístico, y el de sus conexiones con la ciencia y el arte.
Con estas misiones, el MUN tarde y temprano estaba abocado a enfocar su atención en el británico Charles Clifford (1819-1863), un pionero de la fotografía que inventariaba monumentos, paisajes y retratos con una acuciosa pasión y profesionalidad mediante el calotipo, primero, y con otros procedimientos más modernos, después. Una sensibilidad ilustrada y perspicacia para intuir las oportunidades de un mercado fotográfico incipiente convergen en su peripecia.
La muestra Charles Clifford y el registro monumental de España, comisariada por Javier Piñar y Carlos Sánchez, da buena cuenta de la contribución del fotógrafo galés en la difusión de ese patrimonio monumental en Europa. Mientras otros artistas y fotógrafos recorrieron España con una sensibilidad romántica y mistificada que favoreció un imaginario exótico, Clifford concilió un afán documental y otro artístico.
Llegó a España en 1852 y hasta su fallecimiento en 1863 desplegó una frenética actividad, llegando a montar un estudio en Madrid junto a su compañera. En la retrospectiva, un hito para aproximarse a su legado, destaca su Álbum Monumental de España, proyecto que protagoniza esta exposición: con la Torre del Oro de Sevilla, la catedral de Burgos, el acueducto de Segovia, el madrileño Museo del Prado, el Palacio de los Virreyes (Barcelona) o el Patio de la Infanta (Zaragoza), entre otros.
Un recorrido por estas imágenes pioneras y emblemáticas suscita un haz de reminiscencias en relación a otras imágenes o estampas que, con posterioridad, afianzaron un imaginario canónico sobre determinado patrimonio monumental.
Charles Clifford: 'Parte alta de la Catedral de Burgos', 1953
Se exhiben 300 piezas en pared y alrededor de 200 en proyección audiovisual que pertenecen a diferentes colecciones: de Carlos Sánchez, que está asociada a la Colección MUN, más piezas del propio Museo; de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, del Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife, de la Biblioteca de Andalucía, de la Biblioteca de la Universidad de Navarra, de la colección Fernández Rivero de Málaga y de la Academia de Bellas Artes de Granada. Una acción cooperativa diversa para rescatar la memoria de Clifford.
Su trayectoria tiene un sesgo novelesco. Sorprende su audacia para, dadas las limitaciones de la época y las precarias infraestructuras de movilidad, desplazarse por diferentes ciudades y portar en zonas montañosas los equipos pesados necesarios para producir sus fotografías. Sus viajes constituían verdaderas expediciones. Su audacia se reconoce asimismo en su capacidad para lograr encargos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la aristocracia y de Isabel II.
Clifford desarrolló una serie de propuestas híbridas que serían antecedentes del fotolibro
Contacta al poco de llegar a España con arquitectos de la Real Academia mencionada, el álbum Photographias, 1853, que contiene una selección de 32 imágenes de monumentos de Salamanca y Ávila. Otros encargos de esa institución le llevaron a monumentos de Segovia, Valladolid, León, Santiago y Oviedo.
Entre los años 1854 y 1858 Clifford mantuvo una relación profesional privilegiada con Antonio de Orleans, Duque de Montpensier, que favoreció la acometida de nuevos proyectos en Sevilla y Andalucía, algunos de los cuales son los relativos a Granada y la Alhambra.
Tras ese periodo se desplazó a Valencia, Barcelona, Tarragona y Zaragoza con objeto de ampliar su atlas monumental. Pronto alcanzaron prestigio y celebridad sus estampas, hasta lograr una importante proyección internacional.
La participación en muestras internacionales en el periodo 1854-1863 le dieron la oportunidad de conseguir otros encargos en Londres y París, cabeceras de un mercado profesional de la incipiente fotografía, a la vez que difundió un patrimonio monumental español poco conocido.
Vista de una de las salas de la exposición. Foto: Manuel Castells / MUN
Clifford sobresale principalmente por su colección de estampas de las vistas monumentales, pero atendió también a otros aspectos de lo real: retratos, reproducciones de pintura y objetos artísticos, documentación de reformas urbanas y obras públicas contemporáneas, así como reportajes sobre posesiones privadas y obras de construcción ferroviaria.
En este ámbito realizó el Álbum de vistas fotográficas del puente de Alcántara. Son muy relevantes las imágenes sobre proyectos ambiciosos promovidos por la Monarquía Isabelina, para la que documentó varios de sus viajes entre 1860 y 1862. Al final de su vida acometió una magna obra, Álbum Monumental de España: Colección fotográfica de sus mejores obras arquitectónicas, presentada por entregas tras su fallecimiento.
Charles Clifford: 'Catedral de Salamanca', 1858
Antes, tuvo una estancia en Londres donde colaboró con la reina Victoria, a la que fotografía, y entrega el álbum Photographic Souvenir of Spain, que reunía en 159 imágenes una cuidada selección de su percepción sobre España. Este proyecto tuvo una secuela original: el folleto A Photographic Scramble Through Spain, que incluía imágenes y textos y que ofrecía una síntesis de sus experiencias viajeras y fotográficas.
Entre la herencia del álbum ilustrado y el convencional de fotografía, Clifford desarrolló una serie de propuestas híbridas que a veces incluían textos que serían los primeros antecedentes de la práctica del fotolibro.
Hace un año varias universidades editaron conjuntamente Una peripecia fotográfica por España, a cargo de Javier Piñar y Carlos Sánchez. “Basta con ver su obra para saber que nos encontramos ante el mejor fotógrafo de la España del siglo XIX”, asegura Piñar.
El MUN, con una excepcional colección de fotografía, realiza con esta muestra un homenaje al pionero Clifford.
