Vista de la exposición con Cabeza de mujer, 1937. A la izquierda, Cabeza de hombre, 1930. Al fondo, Mujer en el jardín, 1930-1932.

Vista de la exposición con Cabeza de mujer, 1937. A la izquierda, Cabeza de hombre, 1930. Al fondo, Mujer en el jardín, 1930-1932.

Arte

'Picasso escultor', la exposición que busca descubrir la faceta menos conocida del pintor

La muestra, que estará hasta el 10 de septiembre en el Museo Picasso Málaga, hace un recorrido por casi sesenta años de esculturas del artista 

22 mayo, 2023 02:12

Las metamorfosis creativas de Picasso no se restringían a ninguna práctica artística específica. Sabido es que mediante el dibujo, la pintura, el collage, la escultura o la fotografía desplegaba una serie de conexiones heteróclitas, de interacciones formales y procesuales que definían su identidad artística. La ausencia de un estilo propio, salvo en el periodo inscrito en el cubismo, era precisamente la cifra de su carácter y destino artístico.

Debido a esas continuas hibridaciones entre poéticas que las valoraciones ortodoxas, tanto las académicas como las vanguardistas, tildaban de eclécticas, Picasso ha configurado su obra intempestiva, poliédrica, irreverente y libre.

Ha sido su faceta como escultor la que ha tenido un conocimiento menor y tardío. Él mismo contribuyó a ese déficit, dado que no accedió a exponerlas de un modo amplio hasta 1966 en una retrospectiva cuando ya contaba con 85 años. ¿Cómo se explica esto? Cierto es que su corpus escultórico lo integran 700 piezas frente a la prolífica producción pictórica que supera las 4.500. Empero, no la consideraba una práctica artística menor, sino que el rechazo a presentarlas en muestras o a venderlas en galerías obedecía a una decepción.

La Asociación de Amigos de Apollinaire le encargó una obra en memoria del poeta y amigo que había fallecido en 1918. El rechazo a su propuesta, una suerte de dibujo tridimensional formado por alambres de hierro soldados en una tensión de líneas y vacíos, debió influir en su decisión de quedarse el conjunto de esculturas que fue creando.

Sylvette, (1954).

Sylvette, (1954).

De modo que cabe decir, como destaca Carmen Giménez, que las rupturas de Picasso con la tradición clasicista y con la incipiente modernidad, acontecían tanto en la pintura como en la escultura y que se da un continuo desplazamiento entre las mismas. Parece exagerada la valoración del escultor y amigo Julio González, con quien colaboró en la construcción de piezas de hierros soldados, cuando afirmó que la mirada escultórica de Picasso estaba en la génesis de toda su obra, pero lo cierto es que las elecciones formales y constructivas se informaban mutuamente en la escultura y la pintura.

Una de las piezas que sobresale en la exposición es la conocida Mujer en el jardín, 1930-1932, que condensa la síntesis de postulados cubistas y surrealistas. En la década de los años 30 una serie de cabezas y bustos en yeso refieren énfasis primitivistas, derivas orgánicas y ecos de las asimetrías cubistas como en Cabeza de mujer, 1937, realizada en yeso, o en Mujer con naranja o Mujer con manzana, 1934, fundida en bronce.

No accedió a exponer sus esculturas de un modo amplio hasta 1966, ya con 85 años

Un lugar prominente ocupa La dama oferente, 1933, que pertenece al Museo Reina Sofía y que estuvo en el grupo de cinco esculturas que presentó en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París, junto al Guernica. Marie-Thérèse, que era el centro de su pasión amorosa de esos años, inspiró la realización de esa enigmática figura y numerosas pinturas. Otra pieza magnífica es Cráneo (Cabeza de muerto), 1943, un bronce realizado en el contexto de la II Guerra Mundial.

Se muestran asimismo una serie de diminutas figuras en bronce, realizadas en su estudio de Boisgeloup a mediados de los años 40. También se exponen una selección de piezas de manos y cabezas en bronce, así como algunos ensamblajes de madera pintada que surgen en su estancia de Vallauris, en la Costa Azul, en los años 50. Al mismo tiempo experimenta nuevos desarrollos escultóricos con chapa recortada y pintada, como su pieza Sylvette, 1954, Cabeza de hombre barbudo, 1954 o Cabeza de mujer (Jacqueline), 1962. La síntesis pictórica y escultórica se manifiesta con toda evidencia.

La serie Los bañistas, 1956, en bronce, muestra una estilización y deriva geométrica que contrasta con la corporeidad organicista de otras esculturas. Menos afortunadas me parecen las obras de arte público, en una escala monumental, como la instalada en Chicago en el Richard J. Daley Center y cuya maqueta se expone. Un formidable catálogo y un simposio internacional completan este acontecimiento.