Todo empezó el pasado mes de abril cuando Cultura paralizó la subasta en Ansorena de una obra atribuida a Ribera y que podría pertenecer a Caravaggio. El revuelo, por supuesto, fue inmediato y desde entonces las noticias que se han ido sucediendo han intentado arrojar luz sobre este hallazgo. Lo que se sabe hasta la fecha es que la pieza, procedente de la colección de la familia Pérez de Castro, perteneció a las Colecciones Reales. Se encuentra en el Inventario del palacete de la Casa de Campo llevado a cabo en 1701-1703 tras la muerte de Carlos II. Y, años más tarde, vuelve a aparecer en el correspondiente a Carlos III (1789-1794).

La obra, actualmente guardada en unas instalaciones cerca del aeropuerto de Madrid, está siendo visitada por varios expertos. Maria Teresa Terzaghi, una de las grandes conocedoras de la obra del pintor, vio por primera vez la pieza en las instalaciones de Ansorena y, una segunda vez en lugar en el que actualmente se encuentra. Según el primer informe técnico que ha publicado con el sello italiano Ediart, Terzaghi apuesta por la autoría de Caravaggio. Ya en el inicio del documento escribe: “Después de cuatro siglos, un Ecce Homo aparecido en el mercado español, con su extraordinaria fuerza y poder expresivo, se propuso como un original de Caravaggio, lo que nos obliga a visitar su historia completa”.

En este documento de 35 páginas la Profesora del Arte de la Universidad de Roma traza el itinerario de la tela desde su salida de Italia hasta su llegada a manos de Evaristo Pérez de Castro, político y diplomático español que fue uno de los redactores de la Constitución de 1812 y académico de honor de la Real Academia de San Fernando. Tal y como apuntó la propia institución "Evaristo Pérez de Castro, aficionado a las artes y refinado coleccionista, propuso en 1823 a esta Corporación la permuta de una obra de su propiedad  -un San Juan Bautista entonces atribuido a Alonso Cano-, por una obra de la Academia a elegir entre un listado de cuatro, entre las que se encontraba un Ecce-Hommo con dos saiones de Caravaggio". El 16 de febrero de 1823, la Academia aprobó el cambio, tal y como consta en su archivo.

Se desconoce, sin embargo, cuándo fue pintada o cuándo se compró antes de llegar a España. No obstante, Terzaghi cree que sería correcto “fechar el cuadro de Madrid antes de 1608, antes de la salida del artista para la isla de Malta. De hecho, solo la restauración permitirá leer adecuadamente la cuestión del marco español, sin embargo, incluso suavizado por las pinturas, la pincelada no parece tan rápida como la del Caravaggio post siciliano, pero se encuentra bastante cercana al lirismo de la primera mitad napolitana”. En este sentido, la experta concluye que “es bueno dejar espacio para la verificación futura, que con suerte permitirá una lectura estilística más refinada. 

Pero Terzaghi no es la única que se ha pronunciado en torno a la obra. Vittorio Sgarbi publicó hace unos meses Ecce Caravaggio. Da Roberto Longhi a oggi, una edición en la que da cuenta de manera documentada del descubrimiento que tuvo lugar en Madrid. También Giaccomo Berra se hace eco de la noticia y se centra en la corona de espinas de la pintura. “Desde un punto de vista iconográfico, este Ecce Homo no presenta problemas de interpretación. La iconografía utilizada por Caravaggio encaja perfectamente en la línea de una variada tradición pictórica que ilustra, con el característico repertorio de figuras, un conocido episodio de la vida de Jesús del que hablan los Evangelios, en particular el texto de Juan (19: 1-5)”, escribe.

Durante las próximas semanas se prevé que acudan a ver la pieza (la visita se reduce a media hora) otras figuras expertas. Una vez la hayan visitado los máximos expertos en la obra del artista italiano se emitirá un informe preliminar aunque aún no se sabe con seguridad si llegará a finales de septiembre o principios de octubre. 

@scamarzana