Paloma Gámez. Amarillo Magenta Naranja

Galería La Cometa

San Lorenzo, 11. Madrid. De 800 a 38.000 €. Comisaria: Luisa Fraile. Hasta el 29 de mayo

La obra de Paloma Gámez (Bailén, 1964) no tiene nada de impulsiva. Es pictórica, ante todo, aunque en el camino se crucen el vídeo, las impresiones digitales y las piezas lumínicas. El motor fundamental es el color, visto desde la abstracción, sobre el que construye todo tipo de relatos visuales siempre fascinantes. Le ha dedicado exposiciones monográficas al amarillo, al verde, al rojo o al violeta, esta última en el CAAC de Sevilla en 2012, donde situó grandes acrílicos sobre tela –azul, violeta y magenta– junto a nueve pantallas que mostraban una imagen fija monocroma y a una instalación que transformaba con un vinilo tintado la luz que se colaba por el lucernario. 

Siempre da pistas que nos permiten adivinar los caminos que le han conducido a lo que tenemos ante nuestros ojos, pero quizá la singularidad de su nueva exposición en la galería La Cometa de Madrid sea que esta vez lo hace sin tapujos, trasformando la intimidad de su estudio, de sus apuntes, en una gran instalación. El resultado final es un gran lienzo, conformado por otros cuatro, pensado ex profeso como pieza de suelo para una sala a la que se ajusta como un guante. La intensidad de su color –una combinación de amarillo, magenta y naranja– se refleja en las blancas paredes de la galería. 

Gámez ha creado un gran lienzo que se ajusta a la sala como un guante

Pero lo más interesante es cómo la artista desvela las entretelas de su proceso en una gran mesa sobre caballetes. Saca la pintura del marco, enseña sus pruebas de color, crea atractivas esculturas con listones de los bastidores, dibuja líneas sobre papeles plegados, saca impresiones digitales... Una completa descomposición. La siguiente parada, en mayo, le llevará al Centro Federico García Lorca de Granada, donde se pasa al negro releyendo La brecha de Víznar de José Guerrero. 

@LuisaEspino4