Esta época del año suele ser sinónimo de desplazamientos, de reuniones familiares, de visitas a los amigos. Sin embargo, en este año tan peculiar puede que las tradiciones cambien y muchos opten por quedarse en sus lugares de residencia y, de paso, aprovechar al máximo lo que estos pueden ofrecer. En las grandes ciudades en ocasiones no tenemos tiempo para hacer todo lo que hubiéramos querido así que estos días se perfilan como una ocasión ideal para ver todas esas exposiciones que tenemos en la lista de tareas pendientes y nos gustaría tachar. En Madrid podemos ver los tapices de Rafael en el Palacio Real, las monumentales flores de Petrit Halilaj en el Palacio de Cristal, los collages de Azucena Vieites en la Sala Alcalá 31 de Madrid, la obra de Anna-Eva Bergman en el Reina Sofía tras su paso por Bombas Gens o podemos acudir al Museo del Prado a ver la nueva disposición de la sala dedicada a El Bosco o la temporal recolocación de su colección permanente titulada Reencuentro.

En Barcelona siguen abiertas las muestras sobre productividad y contemplación que acoge la sede catalana de CaixaForum, las individuales de Bill Brandt y Paul Strand en el nuevo centro KBr de fotografía de la Fundación Mapfre de Barcelona y Basado en historias reales, una temporal que nos cuenta las aventuras que guardan las imágenes de la colección de Foto Colectania. De viaje por Bilbao podemos acceder a las salas del Museo Guggenheim (el mero hecho de entrar al edificio de Frank O. Gehry merece la pena) para ver la obra de Lee Krasner y en un breve viaje podemos llegar hasta el Artium de Vitoria para ver Helmet, la nueva individual de la artista June Crespo. Tampoco debemos olvidarnos del arte y la sexualidad en Europa, que nos espera en el IVAM de Valencia, y Suzanne Lacy aguarda en el CAAC de Sevilla junto a Carmen Laffón.

Hay infinidad de opciones para resguardarnos del frío, como las que acabamos de mencionar, pero además destacamos algunas propuestas que nos llevan de viaje por Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla. 

Expresionismo alemán

Franz Marc: 'El Sueño', 1912

Con una acuarela de Emil Nolde empezó todo. En 1961 Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza compró una obra del artista guiado por el atractivo de su gama de colores. Así, se rebeló contra su padre y comenzó una colección propia en la que el expresionismo alemán adquirió una importancia capital. La muestra, dividida de manera temática, muestra 80 piezas de Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Franz Marc, Wassily Kandinsky, George Grosz, Otto Mueller o Max Pechstein. Todos ellos se fijaron en los artistas antinaturalistas como Gauguin, Van Gogh y Munch, cuyas obras pudieron conocer no solo en publicaciones, sino también en exposiciones que tuvieron lugar en diferentes ciudades alemanas. No obstante, los expresionistas vivieron un varapalo cuando el régimen nazi estigmatizó sus creaciones llegando a denominarles como ‘arte degenerado’. Una vez acabada la contienda no tardaron en alabar sus trabajos de modo que esta exposición  refleja cómo se gestó, triunfó, se reprimió y se reivindicó el expresionismo alemán. 

El sueño americano

Andy Warhol: 'Jackie II', de la serie '11 Pop Artists, vol. II', 1965

Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Sol LeWitt, Robert Rauschenberg, Guerrilla Girls, Ed Ruscha, Louise Bourgeois, Chris Burden y Richard Estes son algunos de los 63 nombres que forman parte de El sueño americano. Del pop a la actualidad, exposición que se puede ver en la sede de CaixaForum Madrid. La muestra reivindica el grabado, disciplina que en los años sesenta pasó de ocupar una posición marginal a situarse en el centro de atención de las bellas artes. Dividida en 11 ámbitos, se trata de un recorrido temático y cronológico por una época brillante del arte gráfico estadounidense que también refleja la historia reciente del país al abordar temas como el conflicto racial, el sida y el feminismo. “Sorprende ver cómo los pintores del expresionismo abstracto, defensores de lo espontáneo y lo instantáneo, utilizan el grabado”, escribía José María Parreño sobre la muestra en El Cultural. 

Mondrian

Vista de la exposición

Mondrian fue uno de los padres de un arte abstracto que se basó en las relaciones entre formas rectangulares, planos de color y líneas rectas. Junto con otros artistas jóvenes en 1917 fundó De Stijl, una revista que apostaba por un arte multidisciplinar que fue adoptado por artistas de diferentes lugares del mundo. El Museo Reina Sofía dedica al artista una muestra, una de las grandes exposiciones del año, a la posición que ha ocupado y debe ocupar su figura en el canon. Según José María Parreño “si en plena marea alta de la modernidad, Mondrian era una figura icónica, ahora, en las playas de la postmodernidad terminal, es una figura totémica. Así que resulta que el moderno por excelencia no lo es tanto, pero es que ser moderno ya tampoco es lo mejor”. Y añade: “la visualidad contemporánea está empapada de mondrianismo por lo que nos resulta difícil reconocer el mérito específico de su autor”.

Lee Friedlander

'Maria, Las Vegas, Nevada', 1970

La Fundación Mapfre tiene en sus salas una retrospectiva dedicada a Lee Friedlander, un fotógrafo que nos acerca a la realidad social americana a través de unas imágenes personales que se alejan del canon. Compuesta por 350 piezas expuestas por décadas y 50 libros, muestra las grandes series que ha ido creando a lo largo de una trayectoria en la que subvierte las reglas de la disciplina. Destacan proyectos como American Monuments, America by Car y sus personales desnudos. Con Friedlander llegó una nueva manera de ver el mundo con la que elimina las barreras entre lo bello y lo feo, lo importante y lo trivial. Pero, ¿qué quería mostrar Lee Friedlander? Para Elena Vozmediano, “cabe interpretar que lo que espiaba era la metamorfosis inducida en nuestro entorno por los “dispositivos” que habían entrado a formar parte de la vida cotidiana del estadounidense, llegando a afectar somáticamente a sus forzosos usuarios: la televisión, el automóvil y la organización urbanística o la señalética asociada a él, o herramientas del marketing como el cartel publicitario y el escaparate”.

Invitadas

Alejandrina Gessler de la Cruz, Madame Anselma: 'Las hilanderas', 1872

Ha sido una de las exposiciones que más ha dado que hablar este año. El Museo del Prado inauguraba en octubre Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931), una muestra que en palabras del comisario Carlos G. Navarro buscaba ser “una revisión crítica sobre la imagen y la consideración de la mujer en el mundo del arte y, en concreto, en el sistema artístico español durante el siglo XIX”. Sin embargo, que en la misma muestra se incluyeran piezas hechas por hombres molestó a algunos sectores de la sociedad. Para Rocío de la Villa “para intentar integrar a las artistas, se ha optado por una solución chocante: recrear la misoginia durante el siglo XIX como contexto del surgimiento de las artistas profesionales. El problema es que ese contexto ocupa más de la mitad de la exposición y después aparecen ellas solas bajo las duras condiciones impuestas para su aprendizaje”. Sin embargo, para salir de dudas lo mejor es visitarla y que cada uno saque sus propias conclusiones.

William Kentridge

Detalle de 'Viaje a la Luna'. Foto: Sergio Verde

La obra de William Kentridge es fácilmente reconocible por sus característicos dibujos y animaciones en blanco y negro. El CCCB de Barcelona expone la instalación audiovisual More Sweetly Play the Dance y la serie completa de los once cortometrajes de animación Drawings for Projection. En esta nueva película que se estrenó en el centro, Kentridge visualiza el paso del tiempo y la estratificación de la memoria, uno de los temas principales de su obra. “Me interesan las procesiones como archivo de personas. La imagen de una muchedumbre desfilando con sus pertenencias a la espalda es muy contemporánea, se ha visto mucho en los medios de comunicación y en los discursos políticos en Europa en los últimos años, y en África durante generaciones”, contaba el artista en su última entrevista a El Cultural con motivo de la muestra del centro barcelonés.

Fina Miralles

Fotografías de la acción 'Traslaciones. Mujer-árbol', 1973 - 1992

Fina Miralles (Sabadell, 1950) es uno de los nombres más importantes del arte español. La creadora, cuya andadura comenzó en el contexto hostil y censurador de la dictadura franquista, ha combinado acciones, instalaciones, pinturas y escritos. Según el MACBA de Barcelona, centro en el que se le dedica una exposición, Miralles rompió con el arte académico de las escuelas de la época. “Esta exposición más que una cronología, muestra mis intereses. No es un proyecto mío sino una exposición que el museo hace sobre mis 45 años de trabajo”, contaba a El Cultural en una entrevista con motivo de la inauguración. Bajo el título Soy todas las que he sido la muestra indaga en toda su trayectoria, una carrera en la que arte y vida han sido inseparables. En sus propias palabras: “me he buscado a fondo y he profundizado en los distintos momentos de mi vida. Me interesan los sentimientos, la emoción, la relación con las personas, mi propio crecimiento… algo que he aprendido de la naturaleza, que ha sido mi motor pues lo material no me interesa”.

Kandinsky

'Composition 8' © 2020 Artists Rights Society (ARS), New York / ADAGP

Uno de los grandes maestros del arte abstracto tiene su propia exposición en el Museo Guggenheim de Bilbao. A través de los fondos de la pinacoteca neoyorquina, cuyo fundador llegó a atesorar 150 obras de Kandinsky, se ha diseñado un recorrido que hace hincapié en las diferentes etapas que vivió el artista. Estas, a su vez, corresponden a las ciudades en las que vivió: Múnich, Moscú, Dessau y París. “Estas experiencias fueron acentuando su individualismo frente a las diversas escenas y tendencias artísticas, con las que dialogó y a las que respondió”, escribió Rocío de la Villa en su reseña en El Cultural. Tal y como apuntó la comisaria de la muestra, Megan Fontanella, “para Kandinsky el arte debía tener una dimensión emocional y espiritual”. En este sentido, las formas geométricas que pueblan sus piezas tienen su particular significado: los triángulos a menudo representaban sensaciones agresivas, el cuadrado significaba paz y el círculo era el campo de lo espiritual y lo cósmico.

Carmen Laffón

'La Sal, Salinas de Bonanza...', 2017-2019

Carmen Laffón (Sevilla, 1934) es sin duda una de las pintoras más importantes de nuestro país desde la segunda mitad del siglo pasado. No es muy dada a dar entrevistas de modo que su pintura es la manera de expresarse con el mundo. El pasado mes de septiembre el CAAC de Sevilla inauguró La sal, una muestra realizada junto al Museo Patio Herreriano de Valladolid, que reúne 37 obras recientes en la que centra su atención en las salinas de Bonanza, en la desembocadura del Guadalquivir y con el Coto de Doñana como testigo. Este último paraje empezó a pintarlo hacia 1973: “me pasaba todo el día trabajando en la azotea. Desde ahí no se veía el Coto pero, a través de mi tía Carmela, me dejaron un piso en el Edificio de los Infantes con una terraza que sí daba al Coto de frente y a Bajo de Guía por un lateral. La vista me atrapó y me puse a pintarla rápidamente”, contaba recientemente en una entrevista. A estas creaciones de gran tamaño se unen algunos dibujos creados durante el confinamiento, meses en los que se dedicó “a dibujar, sola, todo el día en la mesa con mi compás, mi regla y todo lo demás”. 

@scamarzana