Nicholas Nixon

El fotógrafo norteamericano Nicholas Nixon inaugura su mayor retrospectiva vista hasta la fecha en la Fundación Mapfre de Madrid, comisariada por Carlos Gollonet, responsable de exposiciones de la fundación. Un amplio recorrido que abarca los cincuenta años de su carrera en más de doscientas imágenes.

El pasado mes de julio del 2016 Nicholas Nixon (Detroit, 1947) tomó la última fotografía de su serie Las hermanas Brown, inédita hasta ahora para el público. Cada año desde 1975 el fotógrafo estadounidense hace una fotografía de su esposa Bebe -también presente durante la inauguración-, y sus tres cuñadas que integra a las ya 42 imágenes que forman la serie. De las más de doscientas fotografías que constituyen esta retrospectiva no es la más reciente, en su actual trabajo podemos ver como retoma los mismos temas que le han obsesionado desde sus inicios: "Encuentro muy interesante el mundo y la propia fotografía. Mi principal reto es capturar la vida, la realidad, con todos sus detalles", explica.



Graduado en Literatura Norteamericana en la Universidad de Míchigan, comenzó su pasión por la fotografía en Nuevo México donde cursaba un posgrado en Bellas Artes. "Durante mi época de estudiante fotografiaba lo que hacía todo el mundo, vistas de grandes ciudades como Boston o Nueva York, siguiendo la estela de Cartier-Bresson y otros grandes fotógrafos". Algunos de estos paisajes se incluyeron en la exposición New Topographics (1975) y son el punto de partida de esta exposición dividida cronológicamente, con solapamientos temporales en series que se prolongan durante más tiempo.



P-. ¿En qué momento comienza a interesarse por el retrato?

R-. A finales de los 70 me empezaron a cansar las vistas urbanas. De repente comencé a ver a las personas más que al lugar y cada vez fueron ocupando más espacio en mis fotografías hasta acabar siendo el tema principal. Para mí, el retrato es mucho más difícil, interesante y desde luego más peligroso porque algunas personas se resisten a que entre en sus espacios de intimidad. En este proceso quiero hacer visible lo que no lo es (hasta donde esa persona me permite) y al mismo tiempo aportar algo de mí mismo.



P-. Suele utilizar cámaras de grandes dimensiones (8 x 10 pulgadas), cuyo negativo es tan grande como su positivado. ¿Qué le permite contar este formato a diferencia de otros?

R-. Principalmente, permite un mayor detalle del espacio y las emociones. Las fotografías se vuelven más intensas, casi transparentes, como si no hubiera nada en medio. Es como poder ver la esencia de algo o alguien. Desde luego, eso lo hace en gran medida la cámara no yo.



P-. ¿Por qué siempre en blanco y negro?

R-. He probado en color y no me convence el resultado. Lo mismo me ocurre con la fotografía digital.



Espacios compartidos

P-. En su serie Porches (1977) realiza composiciones muy cuidadas, con muchos personajes. ¿Por qué en estos espacios?

R-. En Estados Unidos los porches son lugares públicos y privados, eran como la sala de estar de cualquier casa en la actualidad y estaban ahí para recibir a los invitados en todo momento. Para estas fotografías tenía que pedir permiso para entrar y luego veía si me interesaba la escena que había o no. Ahora ya es más difícil hacer eso, la gente está muy metida en sus hogares con el aire acondicionado, el ordenador y la televisión.



Izquierda, Hyde Park Avenue, Boston,1982 (detalle); Derecha, F.K., Boston, 1984 (detalle)

P-. De estas composiciones tan complejas su fotografía se aproxima más al retratado hasta el punto de invadir su espacio personal en series como Parejas (2000)...

R-. En mi trabajo es importante crear una relación estrecha con esa persona al otro lado de la cámara. En el retratado existe el deseo de una experiencia fuera de lo común, y en mi caso, como fotógrafo me mueve el deseo de conocer y honrar a esa persona. Mi papel es ser el seductor de esta historia, tengo que hacer que la persona dé todo lo que esté dispuesta a dar. La cercanía hace que confíen y se muestren como realmente son.



P-.Tras su trabajo como voluntario en residencias y hospitales a partir de 1984, los ancianos y enfermos comienzan a ser los protagonistas en sus obras. ¿Cuál es el papel del arte con respecto a la sociedad?

R-. Creo en un arte social. La gente quiere ver otra realidad que habitualmente se nos oculta y el arte tiene que ayudar a la gente a salir de su zona de comfort. Por ejemplo, en un día de lluvia los museos se llenan de gente porque existe un interés por ver más allá. Hace tres años estuve en el sur de Francia y tuve la ocasión de visitar unas cuevas con pinturas y me emocioné porque alguien en otro tiempo sintió la necesidad de plasmar algo en esas paredes. Yo soy una más de esas personas que intentan encontrar significados y dejarlos ahí.



Izquierda, J.A., E.A., Dorchester, Massachusetts, 2001 (detalle); Derecha, El Dr. Robert Sappenfield con su hijo, 1988 (detalle)

Retratos de ayer y hoy

P-. Esa necesidad de desvelar lo oculto lo vemos en People with AIDS (1988), una serie que recoge en un libro con quince vidas afectadas por el sida junto a cartas y conversaciones transcritas por su esposa. ¿Por qué se implicó tanto en este proyecto?

R-. En aquel momento los retratos de los pacientes de sida no mostraban el cuadro completo de la enfermedad, sino que solo se veía el final del proceso y nada más. Eso no me parecía justo. Empecé a preguntarme cómo podría representar desde mi punto de vista artístico todo ese dolor e interactuar con esta terrible epidemia. Quería cambiar la percepción que se tenía de ellos. La sociedad pensaba que los enfermos eran solo homosexuales, drogodependientes o mujeres cuyos maridos les habían engañado, y su enfermedad era una especie de castigo divino. En estos trabajos quiero que se vea su fortaleza a través de su lucha.



P-. ¿Y en la actualidad hay algún acontecimiento que quiera retratar?

R-. Me gustaría fotografiar las consecuencias que está dejando el huracán Irma o Donald Trump, pero no puedo hacerlo todo a la vez.



P-. Para finalizar, hablemos sobre Las hermanas Brown, ¿en qué momento empezó la serie como tal?

R-. Al sacar la segunda foto me di cuenta que ahí había algo. La primera imagen la hice en el jardín de la casa de los padres de mi mujer, y fue fruto de un terrible aburrimiento. Quise retratar a todas las hermanas, y un año después, la repetí. Entre esas fotografías vi únicamente el paso de un año y posteriormente, con esa reiteración, se convirtió en algo más grande, en toda una vida.



P-. ¿Piensa en el final de la serie?

R-. Cada vez más. Si alguna de ellas faltara, creo que seguiría fotografiando al resto. Las muerte es parte de la vida y hay que aceptarla tal y como es. También existe la posibilidad que me muera antes que ellas, entonces no quedaría más remedio que poner punto y final a la serie por abandono.



@SilviaSSC91