José Martínez Calvo y Luis Valverde Espejo

La galería Espacio Mínimo, que nació en el año 1992 en Murcia y se trasladó al madrileño barrio de Lavapiés en el 2000, cumple 25 años de trayectoria. Hablamos con sus dos directores, José Martínez Calvo y Luis Valverde Espejo, sobre su andadura y los retos a los que se enfrenta el mercado.

El primer mailing enviado fue escrito a mano. La primera vez en una feria fue con 20 dossieres físicos de gran tamaño. Y su primera vez en ARCO al año de abrir la galería. Que se llame Espacio Mínimo tampoco es una casualidad, ni un hecho aislado, sino un sinónimo que recuerda a sus primeros pasos. Cuando abrieron en Murcia en el año 1992 contaban con un espacio minúsculo para exponer obra, poco más de diez metros cuadrados donde expresarse. Ocho años después, por falta de contexto y por la imposibilidad de crecer allí, decidieron mudarse a Madrid. Y lo hicieron a la calle Doctor Fourquet (donde permanecen), hoy conocida por albergar a un buen puñado de galerías de arte. Ahora, convertida en uno de los lugares de mayor proyección del panorama, José Martínez Calvo y Luis Valverde Espejo celebran sus 25 años de recorrido artístico. Aprovechamos el aniversario para hablar con los dos directores sobre su historia y el futuro que, en su opinión, le espera al arte.



Liliana Porter, que inaugura la exposición Actualidades / Breaking News con motivo de Apertura, fue una de las primeras artistas en mostrar su obra con ellos. "A ella no le importaba donde estuviéramos", recuerda Luis Valverde Espejo. No obstante, muchos artistas preferían tener una representación en Madrid, que era donde se cocía el mercado. El problema era que "en Murcia no había contexto, ni un centro o museo dedicado al arte contemporáneo, ni una facultad de Bellas Artes, ni nada que dinamizara el panorama, todo era demasiado local", señala José Martínez Calvo. La ciudad sí contaba con el nivel adquisitivo pero su interés no pasaba por el arte contemporáneo, "el mercado era muy local y nos estábamos dando cuenta de que corríamos el riesgo de terminar siendo una galería virtual porque la gente nos conocía de ferias".



"Éramos jóvenes e inconscientes"

Cuando Luis y José empezaron en esto no había estudios que formaran galeristas. Aún hoy sigue sin haberlos, "es una profesión nueva en España. Quienes fueron nuestros referentes fueron los pioneros, se lo inventaron y fue hace tan solo 50 años", señala Martínez Calvo. De hecho, recuerda que un catedrático decía que para no tener problemas con los artistas estos debían de llevar cien años muertos. De modo que "con ese espíritu era difícil acercarse a la creación contemporánea". No obstante, Martínez Calvo llevaba tiempo comisariando proyectos y resultó un paso natural en su carrera poder realizar esa "parte más creativa que no podía explotar de otra manera", recuerda Luis Valverde Espejo.



Obra que forma parte de la nueva exposición de Liliana Porter, Actualidades / Breaking News en Espacio Mínimo

"No teníamos un ABC de cómo proceder, no sabíamos cómo funcionaba, ni los porcentajes, ni los presupuestos, ni nada. Tuvimos que preguntar. Éramos jóvenes e inconscientes", dice el antiguo comisario de exposiciones. En cambio, "ahora sería mucho más fácil porque hay modelos de diferentes modos de trabajar, puedes tener una galería sin tener un espacio (se puede abrir en un garaje, en casa de un amigo, etc), puedes trabajar online", opina Valverde Espejo. De hecho, bromea, la primera vez que salieron a una feria en el extranjero no tenían tarjeta de crédito y se la tuvieron que pedir prestada a la hermana de José Martínez Calvo. Entonces les miraban mal por querer pagar con dinero en efectivo. Ahora eso ha cambiado y sin móvil, por ejemplo, se complica la cosa.



Soledad Lorenzo barría el stand

Su primera experiencia en ARCO, que ya ha cumplido 35 años, la recuerdan bien. Fue al año de abrir la galería en 1992. Pocos meses después, ya en 1993 era la siguiente edición y ellos tuvieron la oportunidad de asistir en 1994. Las dos primeras imágenes que Martínez Calvo conserva son las de Soledad Lorenzo y Leo Castelli. "Soledad estaba barriendo su stand y Leo Castelli, helado de frío con el abrigo puesto, controlaba cómo abrían las cajas con las maravillas que llevaba ese año". Con esto, quiere hacer hincapié en que los galeristas no solo hacen la labor glamourosa del día de la inauguración, sino que hay un trabajo previo por hacer. Para el momento de apertura ya han sido escogidos los artistas, las obras, se han hecho los seguros, se han transportado las piezas, se han colocado, se ha limpiado el stnd, se ha difundido la nota de prensa. "Es tu responsabilidad porque eres el depositario del patrimonio que presentas, desde que se crea hasta que llega a su destino. Eres el intermediario, una especie de nexo entre la sociedad y el artista. Ese es nuestro trabajo", señala Luis Valverde Espejo. En cambio, la gente tan solo ve la parte glamourosa, advierten.



Natch, obra que Nuno Bandera expuso en 2015 en la exposición Miel de abeja

Poco después fueron admitidos en Artísima de Italia que les sirvió de experiencia para Art Colonia (la feria europea más longeva, creada un año antes que Art Basel) en 1995. También fueron "aceptados en Art Chicago que ese momento era la feria americana más grande". Así es como se dieron cuenta de que si no salían de Murcia nadie iría a verlos allí.



De modo que en el año 2000 hicieron las maletas y aterrizaron en Madrid. "Fue gratificante porque sentimos que estábamos donde teníamos que estar, donde estaban nuestros colegas, la gente con que habíamos tenido relación, los coleccionistas que nos habían comprado", anota Martínez Calvo. En Murcia se les veía como un lugar con horario comercial en el que se juntaban a hablar de arte y a beber whisky, sin tener en cuenta que detrás de eso hay una gran labor que hacer. Una vez en la capital fue un nuevo comienzo, un empezar de cero pero con ocho años de experiencia. "No queríamos dar por sentado que nos conocían", afirma Valverde Espejo.



25 años de cambios y mejoras

Nono Bandera, Bene Bergado, Pedro Ortuño, Liliana Porter, Erwin Olaf son algunos de los artistas representados por la galería Espacio Mínimo. Con algunos, de hecho, trabajan casi desde su apertura hace ya 25 años, relaciones surgen como el resto de las relaciones afectivas, previo una conexión entre ambas partes. "A nosotros nos tiene que interesar su trabajo y al artista nuestro espacio", dice José. Después, es cuestión de tiempo que esas relaciones maduren y sean duraderas. Es también con el tiempo como aprenden ver más allá, a saber qué pide el artista, qué quiere la galería y, por supuesto, "qué cosas no estás dispuesto a tolerar", anota Luis Valverde. Se crea así la familia del arte que hace crecer tanto al artista como a la galería.



Bene Bergado expuso en Hom@ en 2010. Arriba la pieza Homo Capitalensis, que formaba parte de la muestra

En estos 25 años de andadura muchos han pasado por sus instalaciones, muchas disciplinas, muchos avances. Cosas que van y que vienen. Aunque el cambio más importante en el que coinciden ambos galeristas es en la profesionalización del sector del arte en España. Recuerdan un encuentro con una importante coleccionista inglesa que les confesó estar comprando su primera pintura española. Martínez Calvo recuerda que pensó que mucho había tardado ya que "solo hay que mirar un poco a la historia del arte para darte cuenta de que si algo hemos hecho bien en España es pintar". Quizá el problema pase por la difusión y promoción ya que "su valía es indiscutible".



También el coleccionismo ha mejorado en nuestro país en las últimas décadas hasta ponerse a la altura de otros países. De hecho, "hay coleccionistas españoles con mucho rigor, directores de museos importantes que son ejemplo, comisarios españoles que trabajan en el extranjero", apunta Valverde. Gente que "no desentona sino que está en la vanguardia". La difusión lleva tiempo al igual que el tiempo trabaja porque "filtra, se desprende de tonterías y recupera olvidos", concluye José Martínez Calvo. Aunque "hay muchos artistas, pocos galeristas y menos coleccionistas", responde su colega.



Construcción pictórica (Rodchenko n° 29) de Manu Muniategiandikoetxea de 2007

Coleccionismo online

No obstante y pese a estar al tanto de las tecnologías no son del todo partidarios de lanzarse al comercio del arte en internet. Valverde Espejo opina que "internet es un soporte" pero no quiere vender una pieza sin saber quién es. "Sin un ordenador no puedes tener una galerías pero una ordenador no es una galería", asegura. Por ello, internet se convierte en una herramienta imprescindible con la que llegar a los coleccionistas que ya han comprado anteriormente, una manera de poder enviarles las novedades de los artistas que tiene galería. Es entonces cuando "el coleccionista puede pedirte que le reserves una pieza o, si tiene mucha confianza en el artista, que la compre directamente", amplía José.



Sin embargo, son de los que piensan que la pasión de los coleccionistas por el arte les esclaviza y necesitan tener contacto con la pieza. "Como dice Luis, el arte es una pasión donde la humanidad ha depositado el mayor valor desde que somos humanos y tiene un valor incalculable". Lo que transmite una galería, dice Luis, es un valor conceptual y deben de dar un servicio. "El comprador quiere saber qué hay debajo de todo lo que ve, el potencial del artista. Si está viendo una figura no es lo mismo que otra, no va a comprar el cuadro que tienes expuesto, probablemente querrá saber que más tiene, si hay algo que se ajuste más a su colección, a su gusto personal, a su criterio. Todo eso necesita dedicación, estudio, conversación", dice Pepe. Y para ello la tecnología es una herramienta fundamental pero para todo ello se necesita también un soporte físico, la galería.



@scamarzana