Philip-Lorca diCorcia: Tim, 27 years old, Orange County, California (Galería David Zwirner)

La fotografía vive su semana grande con ocasión de Paris Photo. | Un buen momento para analizar la pujanza del medio en el mercado internacional y el singular caso español.

El mercado de la fotografía es uno de los más dinámicos de nuestra época. En apenas una década el volumen de fotografías vendidas en subasta se ha duplicado y esta especie de bulimia adquisitiva se ha visto estimulada por algunos remates espectaculares. En los últimos años la fotografía se ha hecho un hueco en el mercado de alta gama, confirmando un cambio en los hábitos de los coleccionistas que han dejado de verla como un "subgénero" dentro de la jerarquía tradicional que valoraba más a la pintura y la escultura.

El mercado alcanzó su madurez en 2005 con la primera adjudicación millonaria obtenida por una foto contemporánea, Cowboy, una interpretación del famoso anuncio de Marlboro que firmaba el artista americano Richard Prince. Su remate de 1,1 millones de dólares en Christie's convirtió a Prince en el fotógrafo contemporáneo más cotizado del mercado.

"A comienzos de la pasada década, frente a la subida global de los precios del arte, la fotografía se perfiló como una buena alternativa a los ojos de ciertos coleccionistas, sobre todo las creaciones más frescas, que conectaban mejor con la personalidad de los compradores más jóvenes", explica a El Cultural CélineMoinet, experta de la consultora Artprice. Pero existen tantos tipos de mercado como perfiles de coleccionistas. Mientras los puristas de la fotografía histórica pueden enloquecer por una edición antigua aunque sea anónima (¡por un retrato anónimo de Billy el Niño de 1880 se pagaron en subasta 2,3 millones de dólares!), los maestros modernos tienen un nicho más amplio de compradores aunque las mejores ediciones son cada vez menos asequibles.

"Otro dato curioso es la preferencia por los grandes formatos de los inversores y los coleccionistas de arte contemporáneo más adinerados", detalla Moinet. "Entre las fotos más caras del mundo, figuran ediciones monumentales, de casi 4 metros de largo, de Andreas Gursky (Rhein II, vendida por 2,7 millones de euros), de Jeff Wall (DeadTroopsTalk, 2,4 millones de euros) o de Gilbert & George (Toher Majesty)". Y continúa: "Los maestros históricos son cada vez más inalcanzables y los aficionados optan por los modernos, artistas nacidos entre 1860 y 1944; aquí los favoritos son Edward Steichen, Alfred Stieglitz, Edward S. Curtis, Edward Henry Weston, y Sigmar Polke. Sin embargo, los resultados más espectaculares los cosechan artistas contemporáneos, en especial Andreas Gursky que este año vendió en Sotheby's, Chicago Board of Trade III por 2,8 millones de euros. Las otras firmas más preciadas son las de Jeff Wall, Cindy Sherman, Gilbert & George, Richard Prince e Hiroshi Sugimoto".

1997 marcó un hito en el mercado de la fotografía. Aquel año nacía Paris Photo, la primera feria dedicada en exclusiva a la fotografía, que el año pasado abrió nueva sucursal en Los Ángeles. El certamen parisino que dirige Julien Frydman, que se celebra esta semana -del 14 al 17 de noviembre- en el Grand Palais, ha seleccionado a 135 galerías y 27 editoras. El contingente español lo integran cuatro expositores: Angels Barcelona, Espaivisor, Ivorypress y la editora Raiña Lupa.

El caso español

¿Y qué sucede con el mercado español? Una de las voces más autorizadases la de Rosalind Williams, comisaria independiente y asesora de colecciones internacionales, quien, junto a su marido, el artista Tino Calabuig, fundó en los años 70 una de las primeras galerías especializadas de nuestro país. La sala Redor, situada en la madrileña calle Villalar, trabajó para que la fotografía se percibiera como genuino objeto de arte coleccionable. "Nuestra galería hizo una apuesta pionera. En aquella época solo existían otras dos o tres salas similares, en Madrid, Barcelona y Valencia. La única que aún sobrevive es la Galería Visor de Valencia".

Desde los años 80 el mercado y el coleccionismo en España han evolucionado de forma significativa, aunque insuficiente. "Hay que tener en cuenta que en España se ha producido muchísima pintura y creo que esto ha dificultado la entrada de la fotografía en las galería de arte", sostiene Williams. "España tiene una tradición pictórica de varios siglos y esta herencia persiste, aunque cada vez menos. Al contrario de lo que sucede en otros países europeos o en Estados Unidos, no existe una tradición fotográfica. La fotografía entró en la escena artística española bastante tarde, y el mercadode la fotografía de autor es minúsculo. Han proliferado las exposiciones, tanto de grandes autores como de artistas menos conocidos, pero falta una política institucional de coleccionismo y una actitud educativa. Además las instituciones no parecen interesadasen promover una sala estable dedicada a la fotografía española. Sin embargo, ¡en los museos norteamericanos es una práctica habitual!"

Es frecuente escuchar a los fotógrafos españoles lamentarse de que la obra de artistas extranjeros se aprecie más que la de los creadores patrios. "Parece que no sepamos valorar lo español", sostiene Williams. "Existe como una especie de complejo de inferioridad. Brilla por su ausencia la presencia de autores españoles en las grandes galerías de fotografía internacionales. La fotografía española cuenta con artistas magníficos y merece tener mayor presencia nacional e internacional. Las galerías, por ejemplo, suelen reservar sus exposiciones de fotografía para los meses del verano y no las presentan en los meses 'prime time', es decir, octubre, noviembre, o entre finales de enero a mediados de mayo. Tampoco, las galerías, con contadas excepciones, suelen presentar a sus visitantes y coleccionistas, obra realmente 'coleccionable' de grandes autores clásicos.

En su mayoría los pocos coleccionistas españoles viajan al extranjero, a Londres, Paris o Nueva York, para efectuar sus búsquedas y adquisiciones. Es deplorable la escasa representación que existe de galerías españolas en los circuitos internacionales importantes como Paris Photo y AIPAD. Ni mencionamos la participación, aunque supeditada a una difícil selección, en ferias como Art Basel, Art Basel Miami y el Armory Show. ¡Hay que llevar a los mejores mercados la excelencia de la fotografía española! Entre los fotógrafos españoles más apreciados por el coleccionismo internacional están José Ortiz Echagüe y Joan Fontcuberta, reciente Premio Hasselblad. A otra escala, Chema Madoz, Alberto Garcia Alix y también, aunque menos, Pablo Genovés, Isabel Muñoz, Cristina García Rodero, Javier Vallhonrat y Pilar Pequeño, entre otros.

Las subastas monográficas de fotografía son un fenómeno reciente y responden a una demanda cada vez más pujante. En España, la catalana Soler & Llach ha sido la primera (y hasta ahora única) casa de subastas que ha celebrado subastas periódicas de fotografía bajo la batuta de Juan Naranjo, quien acaba de abrir su propia galería en Barcelona, Juan Naranjo Espacio, y tiene previsto celebrar una subasta en Madrid el próximo 20 de febrero. "En España, la comercialización de la fotografía se inició mucho después de que instituciones y museos programasen y coleccionasen fotografía", asegura Juan Naranjo. "Aquí el mercado de la fotografía está en fase de desarrollo y consolidación".

Los fotógrafos más buscados y comprados por los coleccionistas españoles son Charles Clifford, J. Laurent, José Ortiz Echagüe, Pere Catalá Pic, Josep Salá, Compal, Antoni Arissa, Emili Vilá, Alfonso, Agustí Centelles, Robert Capa, Joaquim Gomis, Ton Sirera, Francesc Catalá Roca, Joan Colom, Xavier Miserachs, Ramón Masats, entre los que han trabajado en España hasta 1970. "La fotografía contemporánea está mucho más asentada en nuestro país que la histórica", asegura Naranjo. "Las galerías le han prestado más atención, pues hasta hace poco tiempo no había ninguna plataforma estable de comercialización de fotografía histórica".