Image: Los fantasmas de Carmela García

Image: Los fantasmas de Carmela García

Arte

Los fantasmas de Carmela García

Escenarios

22 noviembre, 2007 01:00

Los jardines, 2007

Galería Juana de Aizpuru. Barquillo, 44. Madrid. Hasta el 30 de noviembre. De 6.000 a 14.000 e.

Carmela García (1964) titula su última serie Escenarios, lo que puede entenderse en varios sentidos. Por una parte se trata de fotografías de emplazamientos singulares y escogidos por la canaria por haber sido mapa y territorio de las andanzas de un grupo de mujeres (Gertrude Stein, Djuna Barnes, Eileen Gray, Colette, Janet Flanner, Chana Orloff...), todas ellas creadoras e instaladas en el París de entreguerras. Interiores o exteriores de edificios, habitaciones privadas, talleres de trabajo o sitios públicos de la Orilla Izquierda donde ese conjunto de personalidades (de contribución cultural más o menos importante) acumuló sobre todo un potencial energético, canalizando la necesidad de realización de un sujeto histórico maniatado y amordazado hasta la fecha: la mujer con voluntad de ser libre. Lugares donde se desenvolvió una escena artística y un modo de vida.

García aparece de nuevo como rastreadora de lugares simbólicos entre lo público y lo íntimo donde se fragua, mediante sutilezas, cierta idea de belleza traspasada por un claro y meridiano sentido de la identidad y el género. Más aún, a partir de esta nueva individual cabría interpretar su pasión como la de una suerte de caza-fantasmas, perseguidora de halos, rastreadora de una manera de existir transitoria que habría dejado sus huellas. La artista se enfrenta a esos escenarios como quien busca una pista o, más allá, como quien espera una aparición espectral, un susurro anclado al bucle del tiempo. De hecho, si algo tienen en común estas imágenes capturadas es la de permanecer ausentes, ajenas a su presente bajo capas suspendidas en un pasado. Así que se trata también del teatro abandonado donde una obra se escenificó hace tiempo.

En esta ocasión la canaria hace el viaje en sentido contrario al de anteriores series. Si entonces construía escenarios donde representar una idea particular de paraíso (generada por ese entrecruzamiento de lo íntimo y lo público, la identidad y lo femenino), ahora los encuentra en los antecedentes, en las heroínas personales que forjaron tal idea de paraíso. Un mundo de ausencias que funciona como testimonio fantasmal de un pasado que no sabe regresar salvo en el anhelo idealizado.