El pasado se articula en la memoria. Un lugar esquivo al que le atribuimos poderes mágicos. El sitio donde habita quienes fuimos y también aquellos a quien quisimos. Por eso el cómic Ethel y Ernest, editado por Blackie Books, alumbra un camino ilusionante: elegir aquellos instantes que nos conectan con un tiempo anterior y además nos reconfortan.

La novela gráfica del ilustrador Raymond Briggs es un homenaje respetuoso a la historia de sus padres que se engrandece con la sencillez de la narración y el trazo brioso. El creador británico podría haber empleado diez veces más páginas y atiborrarnos con mil detalles. Pero prefiere mostrar solo algunos momentos cotidianos, un carrusel de instantes seleccionados con la intención de asomarse al microcosmos que explica aquellas vidas. Y quizá la suya.

Combinando ilustración y diálogos cotilleamos entre los recovecos de una convivencia ejemplar que recorrió más de la mitad del siglo XX. Las diferencias entre ambos progenitores resultan evidentes; Ernest, laborista convencido, positivo por naturaleza; Ethel, pragmática y conservadora. Sus diferencias afloran con espontaneidad y afrontándolas reafirman su compromiso vital. No hay personas más opuestas y sin embargo unidas con tanta fuerza que el paso del tiempo solo amplifica el valor de una decisión: estar juntos hasta el final. Por eso, Ethel y Ernest es un bálsamo para las emociones que compartir con quien se elija y leer acompañado.