Image: Manel Loureiro

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El Cultural

Manel Loureiro

"Soy escritor por Internet, lo mío es un fenómeno fruto del mundo virtual"

20 octubre, 2015 02:00

Manel Loureiro

El autor español que más vende en Estados Unidos, acaba de presentar Fulgor (Planeta), un thriller fascinante lleno de sorpresas.

Esta es la historia de un letrado que se convirtió en escritor de una forma casi casual, sin proponérselo. Manel Loureiro (Pontevedra, 1975) tiene nombre catalán pero es gallego por los cuatro costados, nada menos que de Pontevedra, y se ha convertido en todo un fenómeno de ventas en un tiempo record. De abogado de provincias, curtido en la dureza del Derecho Penal y trasplantado poco después a los sinsabores del Derecho Mercantil en tiempos de crisis, en 2005 decidió empezar un blog por aquello de dar rienda suelta a su pluma en algo más ameno y agradecido que los recursos, querellas y pleitos que llenaban frenéticamente las horas de sus largas jornadas. Y hete aquí que esos posts que colgaba un par de días a la semana, al caer la noche, cautivaron a millones de lectores que se volvieron adictos al clima de suspense que transmitían esas historias.

Pregunta.- Le gusta hablar del factor Forrest Gump...
Respuesta.- Sí, porque en mi vida ha estado muy presente la frase de "estar en el momento preciso y en las circunstancias adecuadas". Yo trabajaba de abogado pero me tentaba la literatura y necesitaba hacer algo más creativo, así es que en 2005 decidí crear un blog para narrar una historia de ficción que estuviera muy lejos de mi vida normal. Empecé a contar las peripecias de un abogado que de repente se empieza a encontrar muertos por las calles. Y eso se fue transformando en algo muy grande porque los lectores de mi blog empezaron a aumentar a pasos agigantados. Iba por los dos millones de lectores cuando me llamaron de una radio de México y luego de una revista de Chile y acto seguido una editorial pequeña me contactó para publicar eso en forma de novela, a la que llamamos Apocalipsis Z. Y entonces ya fue la locura porque empecé a vender de una forma desmesurada, llegamos a las veinte ediciones. Ahí me di cuenta de que lo que me estaba pasando era algo extraordinario.

P.- Y a partir de ahí ya se consagró como autor superventas.
R.- A partir de ahí ya tuve agente literario y me metí de lleno en el mundo editorial, pero seguía trabajando como abogado mientras me publicaban mis siguientes novelas Hasta que hace tres años decidí dejar de llevar esa doble vida que me estaba causando más estrés que otra cosa. Dejé mi trabajo y desde entonces me dedico a mi gran pasión, que es escribir. Lo primero que hice fue quitarme el reloj y dejar los trajes y las corbatas en el armario. Voy siempre vestido de sport y sin mirar la hora, porque me gusta ser consciente de que ahora soy dueño de mi tiempo y de mi vida. Vivir de la literatura en España es muy complicado, pero a mí me vale la pena el esfuerzo.

P.- ¿Cómo ve el panorama editorial actual?
R.- Ahora se publica muchísimo y se lee bastante, mucho más que antes. Pero se publica mucha hojarasca y eso tapa a los jóvenes talentos que quieren hacerse un hueco en el mercado. Es muy difícil destacar entre tanto ruido.

P.- Las series le inspiran mucho, ¿casi tanto como la buena literatura?
R.- Sí, soy un consumidor voraz de series, porque creo que es dónde se está haciendo la mejor ficción de hoy en día. Veo series cada noche, ahora estoy abducido por The Americans, True detective y Walking Dead.

P.- Le gusta definirse como cuentista...
R.- Es que eso es lo que soy, un contador de historias. Cuando le dije a mi padre que colgaba la toga para dedicarme a escribir en cuerpo y alma, su frase fue "o sea que te vas a dedicar a vivir del cuento". Me hizo mucha gracia su comentario y desde entonces me gusta definirme así.

P.- Usted es el autor español que más libros ha vendido en USA en los dos últimos años, y uno de los pocos autores españoles, junto con Ruiz Zafón, que ha visto un libro suyo convertido en un bestseller en Estados Unidos. Cuénteme como consiguió el "sueño americano".
R.- Para mí era un reto conseguir entrar en ese mercado, y tuve la gran suerte de que Amazon Crossing decidiera apostar por autores extranjeros. Yo fui uno de ellos y una vez más me tocó el gordo de la lotería cuando los guionistas de Walking Dead leyeron mi primera novela traducida al inglés (Apocalipsis Z) y la empezaron a recomendar en entrevistas y redes sociales. Las ventas se dispararon y llegamos a vender 250.000 ejemplares en dos semanas. Y eso fue el pistoletazo de salida a conquistar el mercado americano porque el lector de allí es muy reacio a los autores extranjeros pero una vez cae cautivado por alguien ya se convierte en un lector muy fiel.

P.- Y ¿le han enseñado los americanos cuál es la fórmula del éxito?
R.- No, la he descubierto yo solo: un porcentaje muy pequeño de talento, otro más grande de trabajo duro y uno enorme de suerte.

P.- ¿Quiénes son sus maestros?
R.- Stephen King, Colleen McCullough, Javier Sierra y Francisco Gómez Jurado.

P.- ¿Cuál es su vicio inconfesable?
R.- Soy acaparador de libros. Ya de niño lo era, con mi paga semanal iba a la librería de Pontevedra y me compraba lo que podía. Mi sueño infantil era vivir rodeado de libros, y parece que lo he conseguido porque mi biblioteca tiene más de 5000 volúmenes. Cuando paso delante de los estantes de todos los que tengo por leer me angustio horriblemente porque sé que ahí debe haber verdaderas joyas.

P.- ¿Qué es más difícil para sorprender al lector, el suspense o el terror?
R.- El terror es más fácil y el suspense es muy difícil, hay que crear una atmósfera, electrizar al lector y llevarlo de la mano hasta conseguir que no se despegue de la historia.

P.- Cuénteme cómo es un día habitual en su nueva vida de escritor a tiempo completo.
R.- Los escritores somos seres bipolares. Pasamos temporadas muy largas encerrados a cal y canto, escribiendo, y luego meses dedicados a la promoción, viajando y hablando de lo que hemos hecho cuando estábamos encerrados, que no es otra cosas que escribir una historia. Yo mientras escribo estoy encerrado seis o siete horas diarias, y luego disfruto de mi tiempo para leer, ver series o estar con los míos. Pero cuando el libro está llegando a su clímax puedo llegar a escribir diez y doce horas diarias, es agotador.